Colo Colo sepulta ‘la maldición’ del Monumental
Clasificó a tercera ronda de Copa Libertadores dejando atrás dos décadas de frustraciones en su propio estadio, ilusionando a una hinchada que está siempre bajo estricto escrutinio por su violencia
El empate cero a cero frente a Godoy Cruz de Mendoza que clasificó a Colo Colo a la tercera fase de Copa Libertadores fue celebrado como un triunfo por la parcialidad y los propios jugadores. Y es que la estadística internacional de los albos no invitaba al optimismo, y, como confesó Arturo Vidal, era modificar una historia extraña, cercana a la maldición.
Colo Colo –el único equipo chileno que ha conseguido el trofeo– había jugado tres etapas clasificatorias en versiones anteriores y las perdió todas. Jamás había ganado un partido por el certamen en Argentina. Y arrastraba una maldición de 14 definiciones fracasadas en torneos internacionales definiendo en el Estadio Monumental.
Por eso, aunque el objetivo pueda parecer modesto, hubo alegría desbordada, porque los albos jugarán su paso a la codiciada fase de grupos contra el Sportivo Trinidense de Paraguay, un debutante en estas lides. De perder la llave, asegurará fase de grupos en Copa Sudamericana, lo que garantiza al menos seis partidos y tres de local, lo que aliviará las arcas del club, tensionadas tras la llegada de Arturo Vidal y las mejoras salariales a Brayan Cortés y Carlos Palacios, dos de sus principales figuras.
Romper la historia reciente era uno de los objetivos de la directiva al contratar a Jorge Almirón, director técnico argentino finalista de la Libertadores con Lanús y Boca Juniors. Pragmático e histriónico, logró darle solidez defensiva al equipo y eficiencia en el ataque, donde privilegió la elección de jugadores con experiencia, lo que significó la postergación de Vicente y Damián Pizarro, los jóvenes más cotizados del plantel, que debieron ceder su titularidad. Almirón valoró la clasificación señalando que les tocó la llave más complicada de la fase, debido al gran momento que vive Godoy Cruz en el torneo argentino.
Las deportivas no eran las únicas razones para festejar de Colo Colo. Su barra brava protagonizó dos bochornosos incidentes en el inicio de la temporada, obligando a suspender la Supercopa frente a Huachipato por vandalización del Estadio Nacional y provocó incidentes en Mendoza en el partido de ida, lo que significó la detención por delitos graves de un par de decenas de violentos fanáticos. Esta vez, con un aforo reducido a 30.000 personas por la autoridad, el partido se desarrolló sin incidentes, lo que puede considerarse una buena noticia.
El panorama se completa con la clasificación de Palestino a la tercera fase, lo que en la práctica podría significar la presencia de cuatro equipos chilenos en la etapa grupal de la Copa, una situación inédita y que también revierte el panorama sombrío de los representantes nacionales en las últimas ediciones.
Para ambos cuadros, sin embargo, avanzar significará dosificar los planteles para afrontar la doble competencia y los desplazamientos. Ambos jugarán en Paraguay y alternarán titulares y suplentes en los próximos partidos, lo que para Colo Colo es complejo pues se avecina el superclásico frente a la Universidad de Chile el 10 de marzo, con lo que muchas veces el premio se transforma en calvario en el fútbol chileno, donde los clubes de menor capacidad económica sufren en la liga interna y terminan perdiendo la categoría.
Pero nada nuble, por ahora, el festejo albo en la Libertadores, que les permitió borrar estadísticas dolorosas y una maldición que cae, abriendo ilusiones y apetitos.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS Chile y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.