Vidal regresa por el broche final
Después de una tortuosa negociación, ganando el sueldo más alto del fútbol chileno y tratando de consolidar su leyenda como el mejor jugador de la historia, el ‘Rey Arturo’ firmó por Colo Colo para sumar su último desafío
Es la contratación más importante del fútbol chileno desde la década del 90. Y el retorno más esperado desde que Marcelo Salas volvió a vestir la camiseta de la Universidad de Chile. Arturo Vidal volvió a Colo Colo después de un viaje de 17 años que lo llevó al Bayer Leverkusen, Bayern Múnich, Juventus, Barcelona, Inter de Milán, Flamengo y Paranaense. Regresa el mejor jugador de la historia para los que no vieron jugar a Elías Figueroa, y la personalidad más controversial y polémica del deporte nacional. Lo hace para despedirse en el club que lo vio nacer.
Pocas veces una negociación futbolera fue tan pública. Producto de la adicción del volante a las redes sociales y a la división en el directorio de Blanco y Negro, la concesionaria que maneja al club, que vivió una verdadera conflagración antes de la firma del contrato. Dividida la propiedad, la facción controladora siempre se opuso a la llegada de Vidal en el afán de mantener a raya el presupuesto. Los minoritarios consiguieron el apoyo del Club Social y Deportivo, los antiguos dueños históricos de la institución, para establecer presión a la llegada del King.
La presencia poderosa de Vidal en el vestuario es una de las preocupaciones de Leonidas Vial, el poderoso empresario de la Bolsa de Valores de Santiago y principal accionista. El pasado de indisciplinas, la relación con el alcohol y el indomable carácter de quien convirtió su vida privada y pública en material de difusión en redes sociales hacen temer por una relación inestable entre las partes. Más aún porque el representante del jugador, Fernando Felicevich, convirtió la negociación en una reivindicación del cacique hacia su jugador emblema en el siglo XXI.
Como contraparte, nada como el fichaje para garantizar recaudaciones generosas mientras Vidal esté en cancha. Colo Colo jugará fases previa de Copa Libertadores a partir del 22 de febrero y el debut frente a Godoy Cruz en Mendoza ya se anticipa como una fiesta que implicará el cruce de la cordillera para miles de hinchas que no quieren perderse el debut internacional, aunque, en rigor, la temporada comenzará con la disputa de la Supercopa ante Huachipato.
En la historia del fútbol chileno el regreso de los grandes jugadores siempre supuso un esfuerzo. La mayoría vuelve con avanzada edad, y demandando sueldos de rango estelar. Fresco está el recuerdo de Iván Zamorano, quien tras su exitoso paso europeo y previa escala en el América de México, resignó toda pretensión económica para obtener un título con los albos, el club de su padre, para terminar perdiendo una final y agrediendo a Carlos Chandía, el principal árbitro del país, cerrando el ciclo con una sanción de diez fechas, que en la práctica supuso el adiós.
Suerte distinta corrieron Carlos Caszely y Patricio Yañez. El primero brilló en España en el Levante y el Español, en la época dorada del fútbol catalán. Se reintegró a Colo Colo para ser campeón varias temporadas y para encauzar a la selección al subcampeonato de la Copa América de 1979. Yañez, después de más de una década en Valladolid, Betis y Zaragoza, regresó para llevar al club a obtener la única Copa Libertadores de su historia.
En la institución todavía aguardan por el retorno de dos integrantes de la Generación Dorada que aún militan en Europa. El arquero Claudio Bravo es suplente en Betis y proyecta su futuro como entrenador, lo que convierte en una incógnita su reintegro. Y Alexis Sánchez, también suplente en el Inter por estos días, ha reconocido su pasión por la U, el archirrival de Colo Colo, por lo que la camiseta de su adiós es una incógnita.
A los 37 años y con el rango de ser quien suma más títulos en la historia de nuestro balompié, Vidal asume su último gran desafío. Asegura que lo hace penando en la selección y su chance de ir a la próxima Copa del Mundo. Pero su tarea es de aún mayor envergadura. Los clubes nacionales -y especialmente los de mayor poderío- han sucumbido sin gloria en las últimas aventuras internacionales. Si el Rey Arturo revierte esa tendencia, habrá coronado otro logro trascendente en una carrera sin parangón. Y el esfuerzo de los inversionistas albos finalmente habrá valido la pena.
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