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Luisa Ruz, entomóloga “Es frustrante ver la poca conciencia del aporte de las abejas al planeta”

La profesora de la Universidad Católica de Valparaíso tiene a su cargo la colección de abejas más grande de Chile y una de las más importantes de Latinoamérica

Luisa Ruiz, entomóloga y académica chilena
Luisa Ruz, entomóloga y académica chilena, en su oficina en Valparaíso (Chile), el 25 de octubre de 2023.Sofía Yanjarí

La académica Luisa Ruz (Valparaíso, 82 años) sube las escaleras y camina por los pasillos de la casa central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) con el mismo paso y agilidad con que lo hacen los veinteañeros estudiantes que van apurados a sus clases. Todos los días llega a la casa de estudios a continuar su tarea de guardiana de la colección de abejas más grande de Chile y una de las más importantes de Latinoamérica. Cuenta con alrededor de 60 mil ejemplares de abejas nativas del país de más de 270 especies distintas, atestiguando el patrimonio natural del país.

Como quien expone orgulloso un tesoro, ella muestra los insectarios. Todas las abejas están debidamente ordenadas, traspasadas perfectamente con un alfiler e identificadas con sus nombres escritos en letras pequeñísimas. Hay grandes y otras que no alcanzan los cinco milímetros. Las hay amarillas, naranjas, grises y verdes. Todos los ejemplares de la colección son silvestres y precisa que la abeja de la miel (Apis mellifera) fue introducida al país sudamericano en el siglo XIX. “Acá solamente trabajamos con especies nativas. En Chile se han contabilizado cerca de 478 especies de abejas silvestres”, dice Ruz. A diferencia de la abeja de la miel, las abejas chilenas generalmente viven en solitario, poniendo sus huevos directamente en el suelo o en un tronco. Además, al ser más pequeñas, son más difíciles de detectar en el medio ambiente y también su manipulación es más compleja.

La colección data del año 1956 de la mano del profesor Haroldo Toro. Él, encargado del ramo de Entomología, le pedía a sus alumnos hacer un insectario para aprobar su curso y de esos trabajos universitarios se fue alimentando la colección. La profesora Ruz fue una de sus alumnas cuando estudiaba pedagogía en Biología en la PUCV y fue su primer acercamiento con el estudio de estos insectos. Luego, como tesis de final de curso, escribió sobre las abejas existentes en Valparaíso. Más adelante, con el afán de especializarse en el área, estuvo seis años en la Universidad de Kansas haciendo sus estudios de postgrado.

Luisa Ruz analiza muestras de abejas.
Luisa Ruz analiza muestras de abejas.Sofía Yanjarí

En Estados Unidos fue alumna de Charles Michener, conocido como el Einstein de las abejas: “Fue una experiencia maravillosa. De partida, porque era la persona que más sabía. Él publicó su primer trabajo a los 15 años y no paró hasta que murió, era impresionante su productividad. Las abejas lo eran todo para él”, dice la profesora Ruz. Tras su estada, volvió a Valparaíso y hasta 2011 dio clases en su alma mater.

Dejó las aulas, pero la colección sigue estando a su cargo. Es la encargada de facilitar los ejemplares para proyectos de investigación y conservarlos. Ella, siguiendo los pasos de Michener, aún hace uso de su microscopio para identificar nuevas abejas, va a expediciones, sigue publicando y continúa siendo exponente de congresos.

Tras una vida dedicada al estudio de las abejas, ve con preocupación su estado actual: “Los lugares a los que íbamos a recolectar especies están totalmente transformados por la construcción de caminos y por el paso de la industria inmobiliaria, lo que ha causado trastornos en los ecosistemas. Por ejemplo, en esta colección hay muchas especies de un sector que se llama Los Lilenes que, hoy, está lleno de edificios”.

Especímenes de abejas en la oficina de Luisa Ruz.
Especímenes de abejas en la oficina de Luisa Ruz.Sofía Yanjarí

Recuerda cuando estaba leyendo un diario y se detuvo en un artículo sobre unas carreras de autos y motos que se realizaban en las dunas de la región de Valparaíso. Consternada vio las fotografías de maquinarias aplanando el sector. En su cabeza solamente pensaba en las abejas. Fue a ver con sus propios ojos la que era una de sus zonas predilectas para la recolección de especies. Cuando llegó, no quedaba rastro alguno de los pequeños insectos, todos sus nidos habían sido destruidos.

A través de investigaciones, la profesora Ruz y su equipo han podido observar los cambios conductuales de las abejas por las alteraciones en el medio ambiente en los últimos 30 años: “Por variaciones en el clima y por los cambios generados por el mismo hombre, es que grupos de abejas han enfrentado problemas para encontrar recursos y han tenido que ser flexibles para adaptarse a las circunstancias. Hemos visto modificaciones en las interacciones entre las propias abejas y entre las abejas y las plantas”, comenta.

Sobre el poco cuidado que se tiene con estos insectos, dice: “Es una frustración tremenda la poca conciencia de su aporte, porque su trabajo es para todos, para todo el planeta”. La doctora en Entomología agrega: “La gente no las valora. Las abejas son las mejores polinizadoras. Si no hay polinizadores no hay frutos. Entonces sin ellas, ¿qué nos espera para el futuro?”. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de la producción mundial de alimentos depende de las abejas y casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados -especialmente las abejas y las mariposas- están en peligro de extinción.

Luisa Ruz, en la Pontificia Universidad de Valparaíso
Luisa Ruz, en la Pontificia Universidad de ValparaísoSofía Yanjarí

Las preocupaciones de Ruz también apuntan a la falta de personas en el mundo científico que se dediquen a su estudio en Chile. En la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso ya no dan el curso de Entomología y la situación es similar en otras casas de estudios del país, dice. Por lo mismo, entregar la posta del cuidado de la colección es una tarea difícil. En el intertanto, seguirá a cargo la que ha sido su guardiana por décadas: “Mientras pueda las voy a seguir cuidando”.

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