Sebastián Bowen: “La crisis de vivienda en Chile es como un terremoto”
El director ejecutivo de Déficit Cero, una organización orientada a acabar con la falta de viviendas, sostiene que la demanda social por apartamentos supera el 1,2 millón de hogares, el doble que la cifra que se maneja a la hora de hablar de déficit habitacional
El sociólogo Sebastián Bowen (42 años, Santiago) trabaja desde hace casi dos décadas buscando soluciones para la crisis habitacional en Chile. Desde que comenzó, las cifras nunca han sido peores. Todos los días, unas 120 personas se van a vivir a un asentamiento irregular, una opción que antes se vinculaba con la pobreza y la transitoriedad, y que hoy se ha transformado en una solución habitacional para gran parte de las 114.000 familias que residen en campamentos [barriadas], cuatro veces más que en 2011. “El nivel de la emergencia es tal, que tenemos que asumir que hoy prácticamente es como si tuviéramos un terremoto. Después de las catástrofes viene un proceso de regeneración urbana, de construcción de espacios públicos, de viviendas. Lo que tenemos es una oportunidad”, plantea este jueves en su oficina el director ejecutivo de Déficit Cero, una organización orientada a elaborar propuestas y articular proyectos para acabar con el déficit habitacional para el 2030.
En el país sudamericano, de 19 millones de habitantes, unas 650.000 familias no tienen una vivienda digna y adecuada. Con esas cifras sobre la mesa, el ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) del Gobierno de Gabriel Boric se puso la meta de construir 260.000 viviendas en los cuatro años de mandato dentro del Plan de Emergencia Habitacional. Bowen remarca que la demanda social por vivienda debe considerar a quienes postulan a subsidios y que dependen de alguna ayuda estatal para mantener una vivienda digna, lo que alcanza los 1.200.000 hogares, unos 3,5 millones de personas, según Déficit Cero. “Más que enamorarnos de las soluciones, es súper importante que nos enamoremos de solucionar el problema. Eso implica conocer a cabalidad la demanda, caracterizarla, cuantificarla, localizarla y sobre eso generar respuestas”, apunta el máster en políticas públicas de la Universidad de Duke.
Bowen sostiene que si se proyecta la misma oferta que se está generando hoy día, el 2030 la demanda será similar. El Estado ofrece una serie de subsidios habitacionales dependiendo de los ingresos y la composición familiar, entre otros factores, destinados al 40% más vulnerable de la población. Se puede postular de manera individual (grupo familiar) o como comité de vivienda (vecinos organizados). “La demanda al subsidio para la vivienda propia es muy grande y donde se puede ver con mayor claridad es en la postulación individual. En algunos años se han otorgado a menos de un 5% de los postulantes”, afirma Bowen, que también remarca los problemas que enfrentan los que sí obtienen el subsidio a la demanda de arriendo. “De 100 personas que lo consiguen en las zonas urbanas, como Santiago, no más del 30% lo puede aplicar porque falta oferta”.
El desafío, entonces, es producir más de un millón de soluciones habitacionales en Chile. ¿Cómo? “No te queda otra que generar ciudad, impulsar la oferta con alianzas público-privadas”, afirma el exdirector de Techo. Para eso hay que diversificar las soluciones y por eso celebra el impulso que el Minvu le ha otorgado al subsidio al arriendo, a la micro diversificación, a desarrollar planes urbanos habitacionales, a involucrar empresas y municipios. Aunque, aclara, todavía hay espacio para reforzar las iniciativas.
El sociólogo explica que el 80% de la demanda habitacional se encuentra en 15 áreas urbanas del país, concentradas en la Región Metropolitana de Santiago y las capitales regionales del norte hasta la sureña región del Biobío. Si se hace un levantamiento de la demanda habitacional en estas zonas, con la información que tiene el Minvu en materia de suelo, el potencial habitacional, las inversiones públicas proyectadas, Bowen plantea que se podría identificar las ciudades que necesitan expandirse, cuáles densificarse, qué municipios están capacitados para recibir demandas de otros y, así, generar una planificación de inversión de la ciudad que vaya más allá del plan regulador.
“Cuando revisamos los datos nos damos cuenta que solo en el plano habitacional, la inversión que se necesita supera los 90.000 millones de dólares. Si lo proyectas de aquí a los próximos ocho años, es el 4% del PIB anual. De ese monto, el 60% podría ser inversión privada con distintos mecanismos. Eso solo en vivienda. Pero tiene que haber un barrio, por lo que probablemente va a duplicar esa inversión”, añade. El sociólogo cree que el Plan de Emergencia Habitacional del Gobierno puede ser una palanca para construir una estrategia urbana y habitacional hacia los próximos ocho años, que no se base sólo en construir muchas más casas, sino también ciudad. “Dado que estamos hablando de generar nuevos pactos, como el fiscal, por qué no pensar en un pacto urbano habitacional con distintos actores que establezcan una estrategia en el corto y mediano plazo”, propone.
Desde 2019, el año del estallido social en Chile, las cifras de asentamientos irregulares se han disparado. Bowen lo califica como un “estallido habitacional”, que comparte con las revueltas la desconfianza institucional para resolver las demandas ciudadanas. “En lo habitacional eso no se expresa con marchas en el centro de la ciudad, sino con familias yéndose a vivir a la periferia, a los cerros”, empujados por la necesidad de independencia en el caso de quienes viven de sus allegados, por el alto coste de los alquileres o por los bajos ingresos económicos. A este complejo panorama se suma el escándalo del Caso Convenios, destapado a mediados de junio, que involucra al ministerio de Vivienda de la región de Antofagasta –en el norte de Chile– y la fundación Democracia Viva, ligada a uno de los partidos del Frente Amplio de Boric.
Bowen cree que el escándalo, que continúa sumando nuevas artistas en el traspaso de recursos del Estado a fundaciones afines al oficialismo, “puede ser un golpe directo al objetivo” del Minvu y ralentizar su agenda. En este escenario, ¿están las condiciones para pensar en un pacto habitacional? “Hoy como pocas veces en la historia tenemos las condiciones para superar las barreras que han impedido los avances en esta materia”, sostiene. El líder de Déficit Cero justifica su extraño optimismo en cuatro puntos. El primero, que la emergencia habitacional está candente, hay protestas y datos; el segundo, que el objetivo de que todas las personas tengan acceso a una vivienda digna es concreto y claro; el tercero, que en un ambiente polarizado se necesitan propósitos y metas comunes; y cuarto, que vivienda es uno de los pocos ámbitos donde ya existen acuerdos construidos, hay un camino avanzado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.