“Siento un dolor insoportable en los ojos”

Afectados por la cirugía refractiva piden más control sobre las operaciones de visión. La Comunidad ha sancionado a 15 clínicas por publicidad engañosa

Desde la izquierda, María Jato, Esperanza Zuya, Julieta (nombre ficticio) y Pedro Pablo, afectados por la cirugía refractiva. MARÍA COMAS

Una persona camina por la calle. A su alrededor solo hay sombras, figuras y mucha oscuridad. ¿Es un hombre, una mujer? Todo está tan borroso que no podemos distinguirlo. Casi parece un fantasma. Es una de las fotografías de la serie 'Aberraciones' que la artista María Jato ha pintado para mostrar cómo ve desde que se sometió a una cirugía refractiva ocular con láser para corregir su hipermetropía y astigmatismo. Una operación sencilla a la que recurren miles de personas para mejorar su visión y que, en algunos casos, tiene ef...

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Una persona camina por la calle. A su alrededor solo hay sombras, figuras y mucha oscuridad. ¿Es un hombre, una mujer? Todo está tan borroso que no podemos distinguirlo. Casi parece un fantasma. Es una de las fotografías de la serie 'Aberraciones' que la artista María Jato ha pintado para mostrar cómo ve desde que se sometió a una cirugía refractiva ocular con láser para corregir su hipermetropía y astigmatismo. Una operación sencilla a la que recurren miles de personas para mejorar su visión y que, en algunos casos, tiene efectos secundarios poco conocidos. Los afectados por estas operaciones para dejar de llevar gafas exigen mayor control sobre estas prácticas y denuncian que los centros que las realizan no ofrecen una información completa sobre los riesgos, lo que ha motivado que la Consejería de Sanidad abra expediente sancionador a 15 clínicas oftalmológicas de la Comunidad de Madrid por publicidad engañosa.

La denuncia parte de la Asociación Española de Afectados por Intervenciones de Cirugía Refractiva (Asacir), que aglutina a centenares de afectados por este tipo de prácticas en toda España. “Pedimos que se paralicen estas cirugías hasta que se lleve a cabo un estudio epidemiológico serio y en profundidad sobre la situación actual, incluyendo todos los riesgos y consecuencias y los porcentajes reales de problemas que conllevan”, explica el presidente de Asacir, Alejandro López Vila, de 30 años. En su caso, se operó en 2014 para corregir una miopía y el resultado fue terrorífico: “Mi visión nocturna es mala, las luces me producen halos, tengo el ojo seco, quemazón intensa y un dolor crónico. Siento como que se me clavan agujas en los ojos”, cuenta. A causa de estos problemas perdió su trabajo, dejó los estudios e incluso intentó suicidarse. “Sientes una gran impotencia al ver que pierdes la vista por una operación que no es necesaria y eso hace que te sientas culpable”, cuenta.

Es lo que le ocurrió a María Jato, de 51 años y miembro de Asacir. “Yo solo me quería quitar las gafas, pero no tenía ningún problema”. Se operó en 2014 para corregir sus problemas de visión y le cambiaron su hipermetropía por tres dioptrías de miopía. Volvió a operarse y fue todavía peor. “Ya no veo ni de cerca ni de lejos, veo las cosas dobles, como si fueran fantasmas. Me han dejado las córneas irregulares, siento un dolor insoportable en los ojos y tengo migrañas muy fuertes. No veo bien ni con gafas”, se queja. Estas secuelas la llevan a estar de baja de manera intermitente en su trabajo como bibliotecaria. Para mostrar su dolor ha creado una serie de fotografías titulada Aberraciones en la que muestra su mundo de sombras, formas y visión desenfocada.

'Aberración n. 8', fotografía de la serie'Aberraciones' de la artista María Jato.

Sergio Rodríguez, de 39 años, también sufre las consecuencias de una de estas operaciones y también ha volcado su mala experiencia en el arte. “Vivo en un mundo distorsionado / llevo así más de cinco años / desde entonces todo ha cambiado / mi cuerpo, mi mente y el escenario”, cuenta en Mientras bailo, la canción que ha compuesto para su grupo Nos Miran. En su caso, se operó para ponerse lentillas intraoculares en 2008. “Ahora veo fatal de noche, por lo que no puedo conducir, y además me molestan las luces fuertes, lo que es fatal cuando damos un concierto”, explica Rodríguez. “Yo soy muy alegre y este problema me ha creado desconfianza y me ha minado el carácter. No sé si voy a ver a mis hijos crecer”, se queja.

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Los casos que recoge Asacir se repiten. “Me operaron de vista cansada hace tres años y me pusieron lentes intraoculares. Ha sido lo peor que he hecho en mi vida. Veo muy mal por la noche, se me desdobla la imagen, veo como doble...”, cuenta Esperanza Zuya, de 51 años. “Me ha cambiado la vida pero para peor, no puedo conducir, ni ir sola por la noche. Yo era una persona que salía a todas horas, y de repente vi limitada mi vida. Me tienen que venir buscar al trabajo, yo no puedo irme sola”, añade.

Pedro Pablo, que prefiere no dar su apellido, se operó en 2013 para ponerse lentes intraoculares. “Las lentes que me pusieron ya se habían retirado en Europa porque generaban una opacificación del ojo. Al cabo de un año empecé a perder mucha visión”, relata este sanitario de 55 años. A diferencia de la mayoría de los entrevistados para este reportaje, su caso tiene un final feliz: “Encontré una segunda clínica que se atrevió a quitarme las lentes dañadas y ponerme unas nuevas y desde entonces he recuperado la visión”. En cualquier caso, va a denunciar a la primera clínica, al igual que María Jato.

María Jato crea cuadros para mostrar su mundo desenfocado

Julieta (nombre ficticio), de 53 años, no se atreve a denunciar porque su caso fue uno de los pioneros: se operó hace ya 16 años. “Ningún óptico ni oftalmólogo habla con claridad de las posibles secuelas, y son muy duras: en mi caso, me han salido cataratas diez años antes de lo habitual, tengo sequedad ocular y la vista cada vez peor”, dice. “Ahora me dedico a decirle a todo el mundo que no se opere a menos que sea imprescindible, y que sobre todo se informen bien, porque las clínicas no lo hacen”, añade.

Un estudio de la OCU sobre 29 clínicas que realizan estas operaciones concluyó que la información que ofrecen a los pacientes es muy distante de la realidad, ya que no avisan de posibles efectos secundarios. Varias de estas clínicas consultadas por este periódico responden que la cirugía refractiva es uno de los procedimientos médicos que menos efectos secundarios producen y señalan que las denuncias por esta práctica son “mínimas y casi anecdóticas”. La Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto Refractiva ha rehusado valorar el tema y ofrecer datos sobre las operaciones y sus posibles secuelas.

Expedientes en el Colegio de Médicos

La Comisión de Deontología Profesional del Colegio de Médicos de Madrid ha abierto tres expedientes informativos por publicidad engañosa en los últimos cuatro años en oftalmología: en uno de ellos se trasladó a los denunciantes en 2017 que tenían que dirigirse al Colegio de Médicos de Valencia, porque el doctor está colegiado allí; en el segundo caso, la junta directiva decidió archivar el expediente el pasado 18 de octubre; el tercero de los expedientes está en estudio por un instructor.

“La mayoría de casos judiciales que se ganan por secuelas de esta cirugía no son por los daños causados, sino por defectos en los consentimientos informados. Eso pone de manifiesto que el problema es la propia cirugía y no cómo se practica”, señala Alejandro López, de Asacir.

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