Hacer terapia en la naturaleza en el centro de Coslada

El primer jardín terapéutico público de España busca prevenir los problemas de salud de los mayores de 55 años

Foto: Unos niños disfrutan de un banco sensorial con su abuela. Vídeo: Reportaje sobre el Jardín Terapéutico de Coslada.

Hacer ejercicio en un invernadero, sentir el césped en los pies o recordar la infancia a través del olor a lavanda. Son solo algunas de las terapias que se pueden seguir en el Jardín Terapéutico Los Sentidos de la localidad madrileña de Coslada, un servicio público pionero en España que se inauguró el pasado día 5 de octubre. El jardín, diseñado por la ingeniera sueca Karin Palmlöf y promovido por el Ayuntamiento que dirige el socialista Ángel Viveros, está destinado a promover el “env...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hacer ejercicio en un invernadero, sentir el césped en los pies o recordar la infancia a través del olor a lavanda. Son solo algunas de las terapias que se pueden seguir en el Jardín Terapéutico Los Sentidos de la localidad madrileña de Coslada, un servicio público pionero en España que se inauguró el pasado día 5 de octubre. El jardín, diseñado por la ingeniera sueca Karin Palmlöf y promovido por el Ayuntamiento que dirige el socialista Ángel Viveros, está destinado a promover el “envejecimiento activo” en entornos naturales y se dirige a los cosladeños mayores de 55 años. Su objetivo: pasar de la solución a la prevención de los problemas de bienestar del sector más envejecido de la sociedad. 

“Mi madre siempre cogía lavanda y lo guardaba en los armarios. Es un olor muy agradable que me transporta a mi pueblo”. Flori Fernández tiene 70 años y llegó a Coslada desde Zamora hace más de 40, en 1972. Es una de las primeras usuarias del jardín, que estuvo en pruebas todo el verano, y asegura que le encanta lo que ofrece este pequeño espacio natural: “Yo al principio me preocupaba de los ruidos de los coches, pero ni los percibo. Este sitio me relaja mucho”, asegura.

Como Puri, varios grupos de mayores de 55 años se reúnen entre semana en este antiguo descampado que durante décadas fue el cementerio de Coslada, como delatan los enormes cipreses. Entre ellos se cuelan pequeños espacios de césped, flores, arbustos y algunos árboles, mucho más pequeños. Evidentemente, el jardín aún tiene aspecto de estar recién plantado, aunque esto no preocupa a los mayores. “Está nuevo, pero si lo cuidamos, en unos años tendremos un corazón verde en Coslada para cuidarnos”, explica ilusionado Manuel Pérez, un usuario de 73 años.

El jardín se divide en cuatro zonas: reminiscencia, actividad sensorial, horticultura y actividad física. Según explica Cristina Moreno, técnica del Ayuntamiento responsable del área de mayores, todo el espacio está pensado tanto para trabajar con personas mayores como con discapacitados. Uno de las zonas del jardín que más curiosidad atrae es precisamente la de actividad sensorial: bancos de flores y plantas que estimulan diferentes sentidos. Cola de gato para el tacto, romero para el olfato, cebollino para el gusto… El objetivo es “jugar con la sorpresa para estimular”, en palabras de los terapeutas que allí trabajan.

La existencia del jardín terapéutico responde en parte al empeño de la concejal de servicios sociales del Ayuntamiento, Teresa González. Una de sus “prioridades” cuando llegó al cargo era buscar nuevas opciones para potenciar el envejecimiento activo desde el sector público. “Me fijé en proyectos que ya existían y que fueran innovadores”, asegura la gestora que destaca la “gratuidad” y la “plena accesibilidad” del recinto. “Es la primera vez que trabajamos la prevención al nivel de servicios sociales”, explica orgullosa.

La inspiración acabaría llegando de los países nórdicos, donde este tipo de jardines llevan años siendo investigados por académicos. Precisamente, fue a través de una ingeniera sueca, Karin Palmlöf, que el jardín se hizo realidad. Con 10 años de experiencia en el sector, Palmlöf destaca la magnitud del proyecto: “En Suecia, es muy normal tener un pequeño jardín de los sentidos en las residencias [de mayores], pero de esta amplitud, funcionando todos los días, es totalmente pionero”, asegura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los mayores que utilizan el jardín desconocen la exclusividad del espacio que utilizan, pero sí que aprecian sus efectos. “He tenido una pequeña ansiedad y necesito hacer ejercicio y soltarme”, asegura Consuelo Pérez, otra vecina que ha venido a terapia física y de sentidos junto a su marido, Pedro López. “Esto le ayuda a ser positiva y a estar con gente, que es algo que le hace falta” confiesa este último mientras explica entre carcajadas que él viene porque le “gusta estar” con su mujer y “de paso, disfrutar de la naturaleza”. 

Más información

Archivado En