Naufragio en Ítaca

El independentismo y el españolismo dejaron ayer el escenario a la tercera vía. Representantes de la extinta CiU, del PSC, federalistas y equidistantes se dieron cita en la Casa del Libro de Barcelona para la presentación de El naufragio. La desconstrucción del sueño independentista (Península), de Lola García, directora adjunta de La Vanguardia.

El presidente del Grupo Godó, Javier Godó, y el presidente del Grupo Planeta, Carlos Crehueras, estuvieron al frente de una larga lista de abanderados de la moderación: el exlíder de Unió Duran i Lleida, su sucesor Ra...

El independentismo y el españolismo dejaron ayer el escenario a la tercera vía. Representantes de la extinta CiU, del PSC, federalistas y equidistantes se dieron cita en la Casa del Libro de Barcelona para la presentación de El naufragio. La desconstrucción del sueño independentista (Península), de Lola García, directora adjunta de La Vanguardia.

El presidente del Grupo Godó, Javier Godó, y el presidente del Grupo Planeta, Carlos Crehueras, estuvieron al frente de una larga lista de abanderados de la moderación: el exlíder de Unió Duran i Lleida, su sucesor Ramon Espadaler, los socialistas Eva Granados y Salvador Illa, el exconsejero Santi Vila, Joan Coscubiela, la exvicepresidenta Joana Ortega, el exdelegado del Gobierno Enric Millo (PP) o el exdirector dimitido de los Mossos d'Esquadra Albert Batlle, entre otros. Por contra, destacaba la ausencia de dirigentes de partidos independentistas y de Ciudadanos.

García explicó que el título del libro, El naufragio, se inspira en la metáfora del viaje a Ítaca de La Odisea y que tanto utilizó Artur Mas para referirse al camino hacia la independencia. El expresidente de la Generalitat fue protagonista ausente de la velada. García valora que fue Mas quien convenció a las clases medias para que se embarcaran en el barco. El director de La Vanguardia, Màrius Carol, recordó un momento clave, en septiembre de 2012: tras meses de ser vilipendiado por los recortes, Mas se convertía al independentismo y pasaba a ser aclamado como un héroe. A partir de allí, creyendo que podía controlar a la masa, Mas puso el barco en rumbo de colisión, contra un Estado inmóvil, y con la tripulación dividida. Seis años después, Mas ya admite el desastre, según relata El naufragio.