La militancia bajo mínimos del PDeCAT

La asamblea del partido neoconvergente registra una de las votaciones más bajas, comparada con las de los cónclaves de otras formaciones

El consejero del Interior, Miquel Buch, en el momento de la votación.Joan Sanchez (EL PAÍS)

El Partit Demòcrata Català (PDeCAT) afrontó este fin de semana el relevo en su dirección con una participación de militantes sorprendentemente baja: de los 14.000 afiliados con los que cuenta la formación solo emitieron su voto 2.230. Y, de ellos, 1.500 lo hicieron por la candidatura auspiciada por Carles Puigdemont y 800 por la lista alternativa. La votación se podía, además, realizar también de forma telemática. El número ...

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El Partit Demòcrata Català (PDeCAT) afrontó este fin de semana el relevo en su dirección con una participación de militantes sorprendentemente baja: de los 14.000 afiliados con los que cuenta la formación solo emitieron su voto 2.230. Y, de ellos, 1.500 lo hicieron por la candidatura auspiciada por Carles Puigdemont y 800 por la lista alternativa. La votación se podía, además, realizar también de forma telemática. El número de militantes que quiso dar apoyo al expresident en una decisión tan trascendental para la historia de los neoconvergentes es inferior, por ejemplo, al que votó a favor de la lista de Ada Colau y Xavier Domènech para dirigir Catalunya en Comú (2.099 votos) y al de los sufragios que reunió el socialista Miquel Iceta (4.889) cuando, en noviembre de 2016 fue designado primer secretario del PSC.

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Las cifras del cónclave no distan mucho, sin embargo, de las que se registraron en su asamblea de hace dos años cuando Convergència Democràtica, azotada entonces por los escándalos que afectan a la familia Pujol, se refundó en el PDeCAT. Entonces, fueron 871 afiliados los que optaron por esa denominación frente a los 657 que lo hicieron por Partit Nacional Català. Esquerra Republicana, su socio de gobierno, aprobó su hoja de ruta en la que no descarta "ninguna vía pacífica y democrática" para alcanzar la independencia por 536 votos. En cualquier caso y pese que siempre puede haber independientes, el número total de inscritos que votó está por debajo de los 3.333 concejales que cosechó la ya extinta Convergència i Unió en las últimas elecciones municipales de 2015.

De los partidos catalanes, es el PSC el que más músculo exhibe en lo que a voto de la militancia se refiere: en 2016 divulgó que un censo de 17.935 militantes. La asamblea que catapultó a Iceta registró una participación del 50,8% con este resultado: el actual primer secretario concitó el apoyo de 4.889 inscritos frente a los 4142 que cosechó Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma. Este mes de julio, las bases del PP acaban de estrenarse en las primarias y la participación, previa inscripción, fue de 1.481 personas. Y los comunes han renovado su dirección con el 35,87% de participación: de 9.088 inscritos votaron 3.620. De esos votos, 2.099 fueron para Ada Colau. Xavier Domènech, coordinador general, admitió el bajón en la participación respecto a la fundación del partido -fueron entonces 5.618- y afirmó que merecía una reflexión para corregir esa tendencia.

El músculo de la ANC

La Asamblea Nacional Catalana registra unas votaciones cuya participación  superan a las de los partidos. En la celebrada en mayo sobre la conveniencia de investir a Puigdemont, votaron 10.237, lo que supone el 28% del censo de la organización. La entidad está celebrando ahora otra consulta para que sus afiliados decidan si desean listas unitarias y transversales independentistas en las próximas elecciones municipales.

Además de la baja participación en la asamblea de los neoconvergentes, Puigdemont vio cómo una lista alternativa concitaba el 29% de adhesión. Pero eso le pasó también a Ada Colau -681 para los comuns federalistas y 450 para los anticapitalistas de Desbordem- o al mismo Pablo Casado que solo logró 400 votos más que Soraya Sáenz de Santamaría. "Yo creo que es sano que no haya votaciones a la búlgara. La democracia interna ha venido para quedarse. Antes los partidos funcionaban como una democracia organizada y vamos a escenarios más anglosajones", reflexiona el popular Alejandro Fernández. “Hay que saber gestionar las cosas. Pasará como en Estados Unidos: puede ganar un candidato republicano , pero el que pierde luego le da su apoyo”. "Que no las haya", convino en su día Domènech, "es bueno y refleja la diversidad de nuestro espacio".

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Los números indican que las decisiones las toman al final un número reducido de militantes: 323 votos de diferencia decantaron la balanza para que Ada Colau rompiera su pacto de gobierno con el PSC (votaron en la consulta 2059 inscritos, el 54% del total). El caso más extremo fue el de la CUP cuando decidió no investir a Artur Mas. Su consejo político acordó no votarle como presidente por dos seis votos de diferencia y esa resolución abrió la puerta a la designación de Carles Puigdemont.

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