Cerrar el duelo o hacer una fiesta

'La guerra inacabada', un documental de TV3, aborda la búsqueda que los familiares hacen de padres y abuelos en las fosas cavadas durante el conflicto bélico en Cataluña

Recreación de un asesinato de la Guerra Civil del documental 'La guerra inacabada' de TV3.

Si por una casualidad remota encontrara los restos de su padre haría una fiesta para celebrarlo y los depositaría junto a su madre que atravesó España desde Andalucía siguiendo a su marido, soldado y combatiente en la Guerra Civil. Ella, embarazada, llegó hasta Prats de Lluçanès (Osona), el lugar donde creen que cayó muerto. En las fosas de esa localidad se llegaron a enterrar hasta 300 cuerpos de soldados y Manuel Bueno —que llegó a Cataluña en el vientre de su madre y aquí nació y vive— no ha perdido la esperanza de encontrar los restos de su padre. Esa zona fue uno de los campos de batalla ...

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Si por una casualidad remota encontrara los restos de su padre haría una fiesta para celebrarlo y los depositaría junto a su madre que atravesó España desde Andalucía siguiendo a su marido, soldado y combatiente en la Guerra Civil. Ella, embarazada, llegó hasta Prats de Lluçanès (Osona), el lugar donde creen que cayó muerto. En las fosas de esa localidad se llegaron a enterrar hasta 300 cuerpos de soldados y Manuel Bueno —que llegó a Cataluña en el vientre de su madre y aquí nació y vive— no ha perdido la esperanza de encontrar los restos de su padre. Esa zona fue uno de los campos de batalla del final de la guerra entre tropas franquistas y el ejército republicano. Siendo niño y trabajando en el campo, Manuel encontró en la cartera de uno de los allí sepultados —cada vez que pasaban un arado salían huesos — una pequeña navaja que ha llevado en su cartera 79 años pensando que podía ser de su padre. Con mirada resignada, pero sin perder del todo la esperanza, reconoce que entre los restos que se han podido examinar —y contrastar con pruebas genéticas —no ha encontrado a su padre: “si al final sucediera, para mí sería una alegría”. De ahí, lo de hacer “una fiesta”.

El testimonio de Manuel Bueno es uno de las cinco historias que relata el documental La guerra inacabada, una producción de TV3 en colaboración con la productora Som Batabat y dirigido por Joan Gallifa y Antoni Tortajada. Una idea que surgió después de que la Generalitat, en julio del año pasado, decidió poner en marcha un plan de excavación de fosas de la Guerra Civil que todavía quedan en Cataluña, unas 500. El Programa de Identificación Genética fue emprendido por el departamento de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia con Raül Romeva como consejero. Precisamente a él, hoy en prisión provisional en el penal de Estremera, fue dedicado el programa que se presentó el lunes en la Filmoteca de Catalunya con buena parte de las familias que se implicaron en el documental. El docuficción —parte del mismo ficciona algunos de los asesinatos— será emitido el domingo próximo por la noche por TV3. “Con el programa queremos evidenciar y denunciar que el duelo no se ha cerrado y que hay muchas familias —5.000 en Cataluña— que siguen buscando a sus muertos y que cada vez será más difícil porque ya han pasado más de 80 años”, apuntaba Tortajada, periodista que ha realizado otros trabajos con la memoria histórica como eje central, entre ellos El viatge de Companys, Històries de Catalunya o 300.

El documental —de 90 minutos — recoge el testimonio de familiares, historiadores —Paul Preston y Josep Maria Solé —expertos genetistas y antropólogos que trabajan en el proyecto de la Generalitat que, entre otras cosas, creó un banco de ADN para cruzar los datos de los familiares que buscan con los restos que se van encontrando. Un cotejo complejo, reconocen especialistas del laboratorio genético del Vall d'Hebrón en el programa por el efecto del tiempo en los restos que se analizan y la realidad de que la mayoría de los familiares ya no son los hijos, sino descendientes más lejanos con lo que la comparativa del ADN es menos fiable.

Son esas segundas generaciones las que quieren localizar a sus abuelos:“sería una satisfacción y creo que a mi padre le hubiera hecho feliz”, comenta Josep Farré, nieto del soldado Josep M. Farré, al que han buscado en el cementerio viejo de Soleràs (Les Garrigues) donde se daba sepultura a los muertos en un hospital de campaña cercano. Han podido reconstruir que estuvo hospitalizado allí y que le amputaron una pierna tras ser herido de bala. Ese es uno de los casos dramatizados, como lo es, también, otro de un grupo de nueve civiles detenidos que fueron fusilados al lado de una carretera cuando eran conducidos desde Manresa a Barcelona. Eso ocurrió el 9 de febrero de 1939 en Súria (Bages) y entre los asesinados estaba Lluís Fàbrega, que había sido militante de ERC. Josep Nin fue el único superviviente de aquel fusilamiento en la cuneta —malherido logró sobrevivir— y contó lo sucedido cuando tiempo después estaba preso. “Descubrimos que a raíz de su declaración se abrió una investigación por un instructor militar de Manresa —el expediente abierto era por “saca y asesinatos de presos en Manresa”— pero que después fue sobreseído en Barcelona”, explica Albert Fábrega, nieto de uno de los asesinados que se supone que fueron enterrados en una fosa de la carretera del coll de Can Maçana (Anoia). Todos esos datos constan en el expediente sobreseído que pudo ser consultado en el archivo del Gobierno Militar de Barcelona. Tampoco Fábrega ha podido localizar los restos de su abuelo en el punto donde, en teoría, fue asesinado hace 79 años.

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