El arte desde la Transición a nuestros días

La feria Estampa celebra en el Matadero sus 25 años

Preparación de la feria Estampa, el pasado miércoles, en Matadero. INMA FLORES

Hace 25 años Estampa nació como una feria dedicada al grabado y la obra gráfica que fue evolucionando hasta abrazar el arte contemporáneo en su sentido más amplio. Este fin de semana, en Matadero Madrid, cumple un cuarto de siglo con atención especial, precisamente, a la evolución del arte contemporáneo español desde la Transición hasta nuestros días, y con la intención de fomentar el coleccionismo entre el público general a través de algunas de las más interesantes galerías españolas...

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Hace 25 años Estampa nació como una feria dedicada al grabado y la obra gráfica que fue evolucionando hasta abrazar el arte contemporáneo en su sentido más amplio. Este fin de semana, en Matadero Madrid, cumple un cuarto de siglo con atención especial, precisamente, a la evolución del arte contemporáneo español desde la Transición hasta nuestros días, y con la intención de fomentar el coleccionismo entre el público general a través de algunas de las más interesantes galerías españolas.

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“Es preciso cambiar la imagen del coleccionismo y dar a entender que es algo que está al alcance de muchas personas y no solo de millonarios excéntricos”, explica el director de la feria Chema de Francisco. En los 81 puestos de Estampa se encuentra obra de 360 artistas, mayormente en una horquilla de precios que consideran asequible a un público más amplio: entre 500 y 40.000 euros.

“En realidad es el coleccionista medio el que mantiene el mercado”, dice el director. “En España no hay un número de coleccionistas tan alto como en el mundo anglosajón o centroeuropeo, pero sí que existe una cultura de coleccionismo arraigada”.

Otra de las ideas que circulan en el imaginario colectivo es la que asocia el coleccionismo con el lujo, el despilfarro o la especulación, quizás por esa imagen negativa el ámbito de los coleccionistas haya tendido tradicionalmente a la opacidad. Pero De Francisco señala otra realidad: “No es visto con tanta suspicacia comprarse un cochazo o un reloj caro”, dice, “sin embargo, comprar arte es una forma de comprometerse con la cultura. Y es muy difícil hacerse rico con estas inversiones”. Mediante el Colecciona Meeting Point la feria trabaja para poner en contacto a coleccionistas y profesionales. En la anterior edición hubo 19.000 visitantes y más de 150 coleccionistas.

El artista invitado de este año es el portugués Pedro Cabrita Reis, que tiene exposición en la feria y está en la galería Juana de Aizpuru. El resto de la oferta es variado: Saida Art trae el desconocido arte de las mujeres marroquíes; Bernal Espacio combina forma inédita obra de la fotógrafa suicida Francesca Woodman y el dibujante colombiano Londoño; Lucía Mendoza muestra a Salustiano y las cajas llenas de extrañas perspectivas de Peter Demetz; Max Estrella aporta el arte de Rafael Lozano-Hemmer e Hisae Ikenaga; Trinta ofrece parte de la obra menos conocida de Esther Ferrer; Rafael Pérez Hernando se centra el arte electrónico del dúo Laramascoto; y la obra de Miquel Barceló se encuentra en la galería MDA.

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La citada atención a la evolución de arte desde la Transición se materializa en el foro dirigido por Lucía Ybarra y Rosina Gómez Baeza, exdirectora de Arco, en el que participarán figuras como Santiago Olmo, director del Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC); la comisaria Tania Pardo, de La Casa Encendida; el fotógrafo Miguel Trillo; el historiador Eugenio Carmona; el filósofo José Jiménez; el periodista José Manuel Costa y la subdirectora general de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura Begoña Torres.

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