volver tras la crisis | Albert Quintana, investigador científico

“En Estados Unidos vieron que para salir adelante tenían que invertir más en investigación”

Albert Quintana trasladó en 2015 de Seattle a Cataluña su laboratorio de biomedicina gracias al apoyo de la Comisión Europea

El investigador Albert Quintana.miriam lázaro

Albert Quintana (Mataró, 1978) dirige el Quintana Lab, un laboratorio que investiga enfermedades neuronales vinculadas a la degeneración de las mitocondrias. Su trabajo se centra en un problema que afecta a 1 de cada 5.000 recién nacidos. Quintana marchó en 2008 a la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos), para realizar el postdoctorado junto a su mujer, la también neurocientífica Elisenda Sanz. “La idea era estar dos años y volver con una buena plaza académica, pero empezó la crisis y cambiamos los planes”. Quintana creó su laboratorio en Seattle y en 2015 pudo trasladarlo y a...

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Albert Quintana (Mataró, 1978) dirige el Quintana Lab, un laboratorio que investiga enfermedades neuronales vinculadas a la degeneración de las mitocondrias. Su trabajo se centra en un problema que afecta a 1 de cada 5.000 recién nacidos. Quintana marchó en 2008 a la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos), para realizar el postdoctorado junto a su mujer, la también neurocientífica Elisenda Sanz. “La idea era estar dos años y volver con una buena plaza académica, pero empezó la crisis y cambiamos los planes”. Quintana creó su laboratorio en Seattle y en 2015 pudo trasladarlo y ampliarlo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) gracias a un plan de financiación del Consejo Europeo de Investigación (ERC), de la Comisión Europea. Solo son aceptados el 10% de los proyectos se presentan. El Quintana Lab cuenta con diez investigadores y también se beneficia de dos lineas de ayuda del Ministerio de Economía de España, en especial una beca Ramón y Cajal, que garantiza a Quintana un sueldo y 40.000 euros para cinco años de investigación. Pese a ello, la subvención del ERC es lo que permitió a Quintana y Sanz cumplir el sueño de volver a Cataluña.

Pregunta. ¿La crisis financiera en EE.UU. afectó a su investigación?

Respuesta. El centro en el que trabajábamos se recuperó rápido. En un año las universidades volvieron a recuperar proyectos públicos y privados. El laboratorio en el que estábamos instalados, estaba financiado por el Instituto Médico Howard Hughes; con el legado de este millonario se financian unos 300 investigadores. Un investigador Howard Hughes tiene financiación cada cinco años y no se ha de preocupar prácticamente por nada. Mi jefe de laboratorio era uno de estos y vivía aislado de otros asuntos. Aquí el gasto en investigación se recortó un 25% y ahora decimos que estamos mejor porque no se recorta más. En EE.UU. vieron que para salir adelante tenían que invertir más en investigación.

P. ¿Por contexto no era mejor continuar allí?

R. Tenemos la ventaja de que todo el mundo quiere visitar Barcelona y que ahora es más fácil trabajar a distancia. Pero en EE.UU. sí es más óptimo el ambiente, por ejemplo por los seminarios y porque cada semana viene gente de California o de Harvard. Pero también tiene sus cosas negativas. La vida científica es muy dura. El nivel de seguridad laboral dista mucho del de aquí.

P. ¿Para consolidar una familia también era importante volver?

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R. Allí solo la guardería, subvencionada por el centro en el que trabajábamos, costaba unos 2.000 dólares al mes. Y esto en la subvencionada. La vida allí es muy cara. Y en lo que concierne a la sanidad, como extranjero la empresa te cubre el seguro médico, te la restan del sueldo y además pagas 400 dólares quincenales. Si termina el contrato puedes contratar el sistema COBRA, el seguro público federal, que son entre 800 y 1.200 dólares mensuales. Si no mantienes de forma continuada un seguro, cuando vuelves a tener empleo, si la aseguradora cree que tienes condiciones preexistentes, una enfermedad que no esté cubierta, nadie te quiere asegurar. En los colegios públicos, la financiación pública es mucho menor de la que necesitan para funcionar; dependen mucho del dinero que ponen los padres y eso genera desigualdades entre centros, según el barrio. Y si tu hijo tiene que ir a la universidad, has de empezar a ahorrar temprano; incluso la universidad estatal pública cuesta unos 8.000 dólares al trimestre.

P. ¿La contratación de personal extranjero era más fácil allí? Supongo que es una cuestión clave para contratar a investigadores.

R. En todas partes el problema es el visado. Allí son más flexibles. Aquí el proceso está muy definido pero tardas más en conseguirlo. En la UAB tenemos suerte que hay una oficina que asesora a los investigadores extranjeros. Es más fácil contratar a un europeo y no debería ser así porque quizá necesitas a una persona determinada en un momento determinado. Una cosa buena de los americanos es cómo solucionan el two body problem: cuando contratan a alguien, lo contratan con sus circunstancias. Si te instalas con tu pareja, intentarán encontrarle trabajo.

P. ¿Qué necesita Cataluña para cumplir el sueño de Artur Mas de ser el Massachusetts de Europa?

R. Se deberían multiplicar los recursos en muchos niveles. Ahora bien, la suma de todos los proyectos del ERC que atrae Cataluña es superior al del resto de España. El sistema ICREA [Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados] que instauró la Generalitat, dio buenos resultados. Barcelona es muy atractiva, si el ICREA lo hubieran hecho en otro lugar, sería más difícil reclutar a gente. Pero, a parte del ICREA, Cataluña no tiene programas de investigación propios.

P. ¿Se plantea captar financiación privada y de fundaciones?

R. La UAB tiene una oficina para favorecer esto. Fácil no es, y nosotros no hemos entrado. Las cosas están cambiando desde que volvimos; hay más aproximación a la empresa, pero queda mucho por hacer. La Comisión Europea tiene un programa que te ayuda si tu estudio puede tener salida de mercado. Las universidades de EE.UU. tiene departamentos exclusivamente dedicados a buscar donaciones, convenios, y no es tarea del investigador, que debe de centrarse en investigar.

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