El abogado de Convergència que fundó Ciudadanos

Javier Melero participó hace diez años en reuniones del núcleo fundador del partido de Rivera; hoy defiende a Mas por la consulta del 9-N y al partido por el 3%

Javier Melero, a la salida de la casa de Daniel Osàcar.gianluca battista

La tarea del abogado se asemeja a veces a la del bombero: se trata de salvar al cliente de las llamas. Lo sabe bien Javier Melero (Barcelona, 1958) que sale al rescate, las más de las veces, de empresarios acusados de delitos económicos y de políticos sospechosos por corrupción. Aunque se le identifica desde hace un tiempo como el penalista de referencia de Convergència –defiende a Artur Mas por la querella del 9-N, a Oriol Pujol por el ...

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La tarea del abogado se asemeja a veces a la del bombero: se trata de salvar al cliente de las llamas. Lo sabe bien Javier Melero (Barcelona, 1958) que sale al rescate, las más de las veces, de empresarios acusados de delitos económicos y de políticos sospechosos por corrupción. Aunque se le identifica desde hace un tiempo como el penalista de referencia de Convergència –defiende a Artur Mas por la querella del 9-N, a Oriol Pujol por el caso ITV y a los extesoreros del partido por los casos Palau y 3%-, sus clientes son de todos los partidos y colores. Él mismo está muy lejos del orbe nacionalista: participó en las reuniones fundacionales de lo que acabó siendo Ciutadans.

A lo largo de su trayectoria (más de 25 años de profesión), han desfilado personas (y personajes) de toda condición… incluso un bombero. Carles Font era el jefe de la guardia durante el voraz incendio forestal de Horta de Sant Joan (Tarragona), que en julio de 2009 mató a cinco bomberos. Delta 0 (en la jerga) fue imputado por homicidio imprudente. Contra todo y contra todos, Melero le indicó que no declarara. En el interrogatorio, solo le pidió que aclarase si, como se había rumoreado, estuvo riendo alegremente el día que las llamas acabaron con la vida de sus compañeros. Delta 0 rompió a llorar, desbordado. Fue exculpado sin necesidad de llegar a juicio.

Melero defiende a Oriol Pujol por el 'caso ITV' y a extesoreros de CDC por los casos Palau y 3%

Pese a que ha defendido a figuras con enorme tirón mediático –como el empresario Javier de la Rosa en el caso KIO– Melero ve en la exculpación del jefe de los bomberos su gran logro profesional. Exhibe el recuerdo de aquel triunfo en lo alto de la estantería de su despacho, repleta de libros de historia, viajes e idiomas (en la sala de espera no faltan nunca ejemplares de Jot Down y de la The New York Review of Books). Allí arriba reluce el casco amarillo que le regaló Delta 0. Es de los pocos que ha tenido un detalle. “Los clientes siempre te dicen que, cuando todo acabe, te invitarán a cenar. Pero casi siempre es mentira. Te sientes como un oncólogo: superado el cáncer, nadie quiere volver a verte”, dice Melero entre risas.

Alto, espigado y estiloso –luce unas gafas de pasta de color negro y suele vestir trajes y americanas entalladas-, Melero es aficionado al boxeo. A verlo y a practicarlo, aunque con más entusiasmo que garbo, dice. Esa pasión pugilística no se lee en sus escritos, que evitan el golpe directo para explorar los terrenos de la ironía, la reducción al absurdo y, si hace falta, el sarcasmo. Aunque en su bufete no suele aceptar casos de abusos sexuales o drogas, no renuncia al penal más negro: es el abogado de Gennadios Petrov, uno de los capos de la mafia rusa investigados en la operación Troika.

Te sientes como un oncólogo: superado el cáncer, nadie quiere volver a verte
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Los casos de mafiosos rusos le llegaron gracias a los contactos que supo tejer en bufetes y entidades suizas. Esa buena entrada en el peculiar mundo helvético le ha permitido sofocar con rapidez las llamas que amenazaban con abrasar a algún cliente. Como el exalcalde de Barcelona Xavier Trias, a quien la policía acusó de poseer una cuenta en la Union de Banques Suisses (UBS). Trias lo negó en redondo y, a las pocas semanas, pudo exhibir una “certificación negativa”: un documento (difícil de lograr) en el que UBS aseguró que el exalcalde nunca había sido titular de depósitos en esa entidad.

La ironía por bandera

Melero –hijo de un mecánico y una ama de casa de Barcelona, aunque con raíces familiares en Teruel- contactó con la política de forma gradual: empezó defendiendo a alcaldes de todos los partidos (Convergència, PSC, Iniciativa) imputados por la gestión de las depuradoras y el vertido de residuos. Cosechó buenos resultados en ese campo. De modo que, cuando estallaron los grandes casos de corrupción que azotan a Convergència (empezando por la presunta financiación irregular del caso Palau), ya se había ganado la confianza profesional del partido pese a no tener a ningún padrino dentro. El pasado enero, la justicia abrió una investigación por la consulta del 9-N y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, le encargó la defensa.

Casado y padre de dos hijos, Melero ha recibido en su despacho de la avenida Diagonal de Barcelona a la familia Pujol al completo. Asistió primero al hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, por sus presuntos negocios ilícitos. E hizo extensiva esa protección al resto de la familia cuando salieron a la luz los movimientos de cuentas en Andorra. Tras la confesión del expresidente catalán, la distancia entre Convergència y los Pujol se hizo cada vez más fuerte… hasta volverse insostenible. El letrado advirtió de un posible “conflicto de intereses” porque, entre otras cosas, también defiende al exnúmero dos del partido, Oriol Pujol, por el caso ITV. Los Pujol (salvo Oriol) cambiaron de abogado.

Participó en las cenas de un grupo de intelectuales en el restaurante El Taxidermista, que culminaron con la fundación de C's

Melero fue socio del también penalista Pau Molins y del despacho Cuatrecasas y, en 2009, se instaló por su cuenta junto a su socia Judit Gené. Habla inglés y francés y es licenciado por la UB en Historia y Derecho. Ante la justicia mantiene una actitud de cierta distancia, también irónica. Cree que está “infradotada” y piensa que, cada vez más, los jueces “acatan lo que les dice la policía sin emitir su propio criterio”. En una ocasión, en la radio, llegó afirmar que no tenía “ninguna fe” en ella. Melero aludía a uno de sus casos: el de Ahmed Tommouhi, un hombre que fue confundido con un violador. Las pruebas de ADN demostraron su inocencia y, pese a todo, no logró que el Tribunal Supremo revisara el caso.

Otro asunto sonado fue el de los abusos a menores en el Casal dels Infants del Raval. El caso Raval puso en contacto a Melero y al periodista Arcadi Espada, con quien mantiene una intensa amistad. Esa relación y sus convicciones ideológicas le llevaron a apoyar a un grupo de 15 intelectuales que veían necesaria la fundación de un nuevo partido político para combatir el nacionalismo catalán. Melero participó en las cenas organizadas por ese grupo en el restaurante El Taxidermista e incluso llegó a intervenir brevemente (junio de 2005) en un encuentro en el CCCB. Un año después se fundó Ciutadans, aunque Melero se desvinculó del rumbo del partido de Albert Rivera.

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