Los euskaltegis luchan para frenar la caída de estudiantes en la crisis

El perfil del alumno actual tiene una edad media de 37 años e incluye a antiguos estudiantes del modelo D de las ikastolas

Clase en el Euskaltegi Juan Mateo Zabala de Bilbao, en 2009. Fernando Domingo-Aldama

Kaixo. Ni Ane naiz. Zer moduz?”. Padres con hijos en ikastolas que necesitan ayuda con los deberes, universitarios y hasta jubilados. Cualquier euskaltegi reúne en sus instalaciones aulas muy diversas, pero todos comparten el mismo objetivo: aprender, mejorar o practicar el euskera cara a cara y en un ambiente conversacional. El nuevo curso presenta, sin embargo, un reto mucho más complicado para los centros de enseñanza para adultos: frenar la caída sufrida durante la crisis, cinco años en los que se perdieron más de 8.000 alumnos.
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Kaixo. Ni Ane naiz. Zer moduz?”. Padres con hijos en ikastolas que necesitan ayuda con los deberes, universitarios y hasta jubilados. Cualquier euskaltegi reúne en sus instalaciones aulas muy diversas, pero todos comparten el mismo objetivo: aprender, mejorar o practicar el euskera cara a cara y en un ambiente conversacional. El nuevo curso presenta, sin embargo, un reto mucho más complicado para los centros de enseñanza para adultos: frenar la caída sufrida durante la crisis, cinco años en los que se perdieron más de 8.000 alumnos.

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“Parece que por lo menos hemos conseguido estabilizarlo aunque será difícil volver a crecer”, explica Mertxe Mujika, coordinadora de los centros AEK, red principal de euskaltegis homologados, con un 25% de todo el alumnado.

El año pasado se matricularon en los centros 32.217 estudiantes, una cifra similar a la del curso anterior. Este año esperan que ese se convierta en el punto de inflexión. Los niveles siguen, aun así, lejanos a los de 2009/2010, cuando superaron los 40.000 alumnos. La normalización del euskera, la falta de ayudas, o la crisis son algunos de los factores que afectan a esta cifra.

“Es difícil dar un por qué con certeza, pero la crisis hizo resentir todas las actividades”, reconoce Joseba Erkizia, director de HABE, instituto del Gobierno vasco para la euskaldunización y alfabetización de adultos. “Se difuminaron algunos discursos que empujaban a aprender euskera y solo los ayuntamientos mantuvieron ayudas”, subraya Mujika.

En la actualidad hay 106 euskaltegis inscritos en HABE, entre públicos y privados. Los primeros, de titularidad municipal o de entidades dependientes de los ayuntamientos, poseen el 26% del alumnado, pese a no estar presentes en las capitales. La mayoría de los privados, por su parte, se agrupan en federaciones homologadas, como la mencionada AEK; Batuz de San Sebastián (con un 17% de los alumnos); Elkarlan en Bilbao (un 11%), e IKA en Vitoria (un 7%). El resto son no federados o de autoaprendizaje. “Nunca ha habido competencia”, asegura Mujika: “Tenemos un mismo objetivo y trabajamos juntos en todo tipo de campañas”.

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“Tener varias redes homologadas es algo incluso positivo”, responde Erkizia: “Ayuda a fortalecer el interés y a no dormirse en los laureles”.

Este último año se recuperaron además las ayudas directas que la administración pública da a los alumnos que superan los exámenes de nivel en los centros oficiales u homologados. Si lo consiguen, se les devuelve parte o el total del certificado de la matricula. “El 30% de los que comienza un curso de este tipo está en paro y decide hacer esta inversión para fortificar su currículum. Esta ayuda les empuja a mantener el interés y a no descolgarse”.

Pero no solo de parados viven los cursos de euskera. El perfil de las clases es otro de los aspectos de la enseñanza en euskera para adultos que más ha cambiado a lo largo de los años. Solo en una década, el alumno medio ha envejecido hasta cinco años, de los 32 años que tenía a principios de siglo a los 37 de ahora. “Muchos de los alumnos tienen una vida decidida y otros son padres que deciden ayudar a sus hijos”, reflexiona Erkizia.

En las aulas es cada vez más común, además, encontrar antiguos niños ya educados en el modelo D, que, pese a haber crecido con una enseñanza íntegramente en euskera en las ikastolas, necesitan mejorar y fortalecer su conocimiento de la lengua. “Algunos parece que no tienen donde practicarlo y los idiomas se olvidan enseguida. Son algo vivo”, explica Mujika. “Es difícil que hoy venga alguien sin ningún conocimiento”. Por eso, muchos pasan por el euskaltegi como trámite para conseguir un certificado, un título como el EGA que demuestre su conocimiento.

AEK sigue siendo la principal red de centros homologados

Erkizia achaca este cambio, aun así, a algo que para las instituciones sigue siendo una buena noticia, la multiplicación de vascoparlantes plenos: 300.000 personas contabilizadas de entre las cuales 100.000 han aprendido en euskaltegi. De hecho, el Gobierno vasco apunta que el 75% de los menores de 25 años son ya bilingües, aunque sea de manera asimétrica.

Algunos de los más jóvenes —y con un mayor nivel de estudios—, a su vez, comienzan a optar por el aprendizaje online, que el año pasado contó con 4.600 alumnos. Erkizia, aun así, no acaba de estar convencido del futuro de este método, más allá que como complemento de un sistema mixto que ya se está implantando. “Tradicionalmente se le ha dado mucha importancia al presencial y a los grupos. Aprovechar el conjunto para el oral es muy importante”, explica Erkizia. “En el nuevo currículum toma relevancia un sistema mixto colaborativo con el que se compartan destrezas y tareas con el digital”.

El director subraya también la importancia de mantener la diversidad en los grupos de trabajo. Además de los nacidos en Euskadi, que siguen siendo amplia mayoría, un 5,8% de los matriculados son extranjeros y un 11,5% llega de territorios limítrofes como Cantabria, La Rioja, Navarra o las provincias del País Vasco francés.

Gipuzkoa es la provincia que mejor ha resistido los años de reducción

Dentro de Euskadi, los porcentajes por territorios son bastante similares, comparándolos por población, aunque Gipuzkoa es la que mejor ha resistido los años de reducción. “Aunque pueda parecer paradójico, porque allí se hable más euskera, existe una realidad cotidiana que empuja y anima a hablarlo más”, explica Erkizia.

“Euskera atrae más euskera”, constata Mujika, que también reconoce que en Bilbao y alrededores “queda mucho por trabajar”. Allí se centran los mayores esfuerzos en promoción. Algo que para Mujika sigue siendo “indispensable” a la hora de empujar a alumnos al euskaltegi, sean jóvenes o adultos.

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