Opinión

Mucho ruido y pocos cambios

Los partidos solo han conseguido aumentar de forma irrisoria el sentimiento anti o proindependentista

Termina un año de intensa actividad política claramente orientada a avivar o frenar el debate soberanista en Cataluña. A lo largo de 2013, Gobiernos, Parlamentos, partidos, organizaciones, entidades y medios de comunicación han tratado de influir en una sociedad catalana que se prepara para un 2014 llamado a ser crucial. ¿En qué medida toda esta presión ha modificado la valoración social sobre el referéndum y la independencia?

A pesar del estruendo político y mediático, el porcentaje de catalanes que desea celebrar una consulta para decidir el futuro de Cataluña se mantiene entre el 70%...

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Termina un año de intensa actividad política claramente orientada a avivar o frenar el debate soberanista en Cataluña. A lo largo de 2013, Gobiernos, Parlamentos, partidos, organizaciones, entidades y medios de comunicación han tratado de influir en una sociedad catalana que se prepara para un 2014 llamado a ser crucial. ¿En qué medida toda esta presión ha modificado la valoración social sobre el referéndum y la independencia?

A pesar del estruendo político y mediático, el porcentaje de catalanes que desea celebrar una consulta para decidir el futuro de Cataluña se mantiene entre el 70% y el 80%. Según los tres barómetros del CEO de 2013, tampoco hay cambios significativos entre los que votarían a favor de la independencia si mañana se celebrara un referéndum: en febrero era el 46,4% y en noviembre el 48,5%. Y también permanecen estables las preferencias sobre el modelo de Estado que debería definir las relaciones entre Cataluña y España. Los partidarios de la independencia se mantienen entre el 46% y el 49% (aunque de enero de 2009 a febrero de 2103 pasó del 16% al 46%), los que defienden un Estado federal y los que no quieren modificar el Estado de las autonomías siguen alrededor de un 20% en cada caso, y el 5% anhela un Estado regional. Estas mínimas diferencias entre el barómetro de febrero y el de noviembre permiten concluir que los argumentos machacones de los partidos caen en saco roto o solo sirven para ratificar percepciones sociales.

Existen algunas diferencias en los perfiles de los votantes, pretéritos y futuros, de los partidos políticos. Los partidos que representan la derecha españolista en el Parlament han acentuado el perfil centralista de sus electores. Algo más del 60% de los que votaron PP y C’s en 2012 persisten en la defensa del actual Estado de las autonomías durante 2013 y un 20% sigue defendiendo un Estado regional más centralizado, en el caso del PP, y una España federal, en el caso de C’s. En cuanto al comportamiento ante un hipotético referéndum, no hay cambios en los votantes de C’s (un 80% votaría en contra), pero han incrementado 10 puntos los del PP que desean votar contra la independencia (del 75% al 85%). Y sobre los futuros votantes de ambos partidos, los del PP son más autonomistas (80%, en detrimento del regionalismo) y más partidarios de votar en contra de la independencia de Cataluña (casi el 90%), mientras que los de C’s se caracterizan por ser más autonomistas y más regionalistas (disminuyendo los federalistas).

Las formaciones que defienden el referéndum y la independencia de Cataluña, CiU —con matices—, ERC y la CUP, muestran una mayor estabilidad en el perfil de sus electores, con un ligero aumento de los valores independentistas. Las opiniones de los votantes de CiU y ERC son las que cambian menos a lo largo de 2013: el 70% y el 90%, respectivamente, están a favor de la independencia de Cataluña, y casi el 80% y el 95% votarían a favor de la independencia. En cambio, los que votaron CUP en las autonómicas de 2012 han cambiado más de parecer, puesto que han aumentado notablemente los que quieren la independencia (en febrero de 2013, el 66%, y en noviembre, el 85%) y también los que ante una consulta la apoyarían: del 75% al 90%. Los futuros votantes de CiU, ERC y la CUP presentan muy pocas variaciones ante el reto independentista.

Finalmente, en las formaciones más ambiguas ante el actual debate soberanista, PSC e ICV-EUiA, persiste la divergencia de opiniones de sus electores: los socialistas divididos entre autonomistas y federalistas, y los ecosocialistas entre federalistas e independentistas, que es más difícil de gestionar. Los votantes del PSC han pasado de estar separados por mitades entre autonomistas (39%) y federalistas (40%) en 2012, a un actual ligero predominio de los federalistas (45%), y se han mantenido en un 60% los que votarían contra la independencia de Cataluña. Los que votaron ICV-EUiA en 2012, en cambio, mantienen los mismos porcentajes de federalistas (50%), de independentistas (30%) y de votos favorables a una Cataluña independiente (50%, por un 25% en contra). Pero mientras que los futuros votantes de ICV-EUiA poseen un mayor perfil independentista (más favorables a una Cataluña independiente y a votar a favor en un referéndum), los del PSC no cambian.

En definitiva, los partidos contrarios y partidarios de la independencia solo han conseguido aumentar de forma irrisoria el sentimiento anti o proindependentista de sus votantes, la defensa federalista del PSC ha obtenido nulos efectos en su electorado y la ambigüedad de ICV-EUiA sigue preservando el apoyo de federalistas e independentistas, pero es la única formación del arco parlamentario catalán que en cada barómetro de 2013 ha perdido fidelidad de voto en el Congreso (9%) y en el Parlament (casi un 20%). Todo ello demuestra una vez más que el debate soberanista tiene un fundamento social difícil de modelar por parte de los partidos políticos.

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Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB.

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