Ese mar, esos pescados

“¿Y os coméis ese pescado?”. Una persona universitaria, peninsular de tierra adentro, mostró su sorpresa —por teléfono— tras recibir una instantánea, tomada en plan turista, de un bodegón de pesca. Naturaleza muerta, capturas de superficie y del fondo del mar que estaba expuesta a la venta sobre la ‘piedra’ con lecho de hielo de una pescadería de Baleares, este mes de septiembre.

Parecía un mosaico de formas y colores nada exótico. Venía de las redes y de la compra directa en la lonja de una familia de marineros-pescadores en tres generaciones, con barca en propiedad y dos comercios: lo...

“¿Y os coméis ese pescado?”. Una persona universitaria, peninsular de tierra adentro, mostró su sorpresa —por teléfono— tras recibir una instantánea, tomada en plan turista, de un bodegón de pesca. Naturaleza muerta, capturas de superficie y del fondo del mar que estaba expuesta a la venta sobre la ‘piedra’ con lecho de hielo de una pescadería de Baleares, este mes de septiembre.

Parecía un mosaico de formas y colores nada exótico. Venía de las redes y de la compra directa en la lonja de una familia de marineros-pescadores en tres generaciones, con barca en propiedad y dos comercios: los Centes de ca n’Àngela. La foto fue tomada mientras el joven Pere desollaba, pelaba y quitaba la espina a varias de las lampugas de alba cogidas por Soleret, con el joven mestre d’aixa Cifre Sureda, en la andana más lejana, tras la rima, frente a Manacor, donde se ver nacer el sol al lado de Menorca.

Sobre el pàmpol, con vestidura metálica, de rugby o de película

[En estas mismas rutas marinas bellas y de biografía trágica, en 1936, los viejos Sureda, el padre Jaume Cifre Rigo y sus dos hijos Pere y Rafel, con sus tres llaüts de pescador, optaron por la solidaridad y huir de los fascistas; ayudaron a pasar de Mallorca bajo Franco a Menorca de la República a carabineros fieles de es Port y salvaron de la muerte al alcalde rojo y catalanista de su pueblo, Pere Oliver, es potecari Barceló que se exilió en Filipinas; su familia quedó presa o con balas del paredón en la tumbas. Los tres Sureda permanecieron décadas en Menorca y el padre solo regresó a Mallorca a morir. Uno de los dos hermanos desapareció, fue tragado por un cap de fibló, una tromba marina, ante Ciutadella. Nunca se halló su cuerpo y solo apareció un resto del naufragio ¿en vertical? una corredera de la cubierta de su barca]

El interlocutor telefónico asombrado continuó refiriéndose a los pescados de la foto: “Hay unos que parecen de ¡Disney!”. ¿Cómo? Padre de familia vio muchos filmes de animación y se inventó historias sobre libros de dibujos infantiles.

Relacionó con la ficción a los pàmpols, peces piloto de anchas rayas grises y azules, paralelas y verticales, a modo del paso de cebra y las camiseta de rugby. Acompañan a tiburones y lampugas, son escoltas y vicarios de los restos de las presas que los grandes voraces devoran.

Un episodio de marineros republicanos del 36 y un 'cap de fibló'

Como las lampugas, los pàmpols apenas se capturan y no son comerciales lejos de las islas. Son excelentes por singulares y por la curiosidad de su carne. Antes eran numerosos y ahora escasos en su breve temporada, entre la agonía del verano —al dictarse la veda de la langosta— hasta finales de noviembre, el día 25, santa Catalina, tiempo de temporales y frío siberianos en este mar.

El papá no erró al bucear en su fantasía. En el film de animación Buscando a Nemo aparece de protagonista el exótico “pez payaso”, Pierrot, inspirado directamente en una especie tropical real, con uniforme natural de gruesas rayas verticales. Recuerda al pàmpol. La popularización de su imagen y la mercadotécnica de factoría Disney y sus falsificadores, situó al pez original al borde de la extinción. Todo el mundo quiso una mascota vida de la especie colorista.

En la pescadería y en la foto testimonio había gordos cap roig, bestias lentas, apetitosas hervidas, en guiso o hervido de Ibiza, al horno o asadas al fuego o la plancha, in mineralizarlas. Los pàmpols exigen un tratamiento monográfico: a la parrilla, fritos sin aceite.

Las llampugas están casadas con los pimientos rojos, fritos lentamente o asados, desnudos.El pimiento y un día de espera ayudan al confite de la carne de la reina azul del mar, la de los días que se abrevian. No falla en versiones clásicas: fideos, al horno, arroz seco, escabeche.

Con los disney había tres gambas insulares diferentes por casta, profundidad, tamaño y color. Y finos gallos dichos San Pedro por la inercia por los humildes pescadores, temerosos de los temporales y que no querían morirse o no retornar entre los vivos aún siendo un cadáver que flotó y no subir al cielo del apóstol.

Algunos mediterráneos insulares han crecido pegados al litoral, son marinos y marineros y atienden a rituales, siguen costumbres y dudan en el fracaso. Si el otoño es prematuro y las tempestades ruidosas, resplandecientes y con lluvia se fastidian los tomates de última flor, se agrietan y agrían los higos y cosecha de la uva queda en cuestión. Ahora, que las vendimias con para unas mil etiquetas de vinos distintos en el archipiélago.