Opinión

La productividad de los zombis

La compañía hispano-suiza L'Alakran propone una reflexión humorística sobre la necesidad de cambiar el curso de los acontecimientos

Un momento de la representación.nicolas lieber

Nadie cree a estas alturas que se pueda convertir en esclavo zombi a una persona administrándole una toxina del pez globo, pero anímenle a firmar un préstamo hipotecario a 30 años y verán como trabaja hasta el último aliento para ayudar a financiar las jubilaciones multimillonarias del presidente y el consejero delegado del banco. “Somos zombis, y nuestra actividad principal es consumir: objetos, relaciones, experiencias, drogas”, observa Óscar Gómez Mata en el irónico prólogo fílmico de Kairós, sísifos y zombis (castellanizado a medias en el programa de mano:...

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Nadie cree a estas alturas que se pueda convertir en esclavo zombi a una persona administrándole una toxina del pez globo, pero anímenle a firmar un préstamo hipotecario a 30 años y verán como trabaja hasta el último aliento para ayudar a financiar las jubilaciones multimillonarias del presidente y el consejero delegado del banco. “Somos zombis, y nuestra actividad principal es consumir: objetos, relaciones, experiencias, drogas”, observa Óscar Gómez Mata en el irónico prólogo fílmico de Kairós, sísifos y zombis (castellanizado a medias en el programa de mano: Kaïros, sísifos y zombis), espectáculo donde el autor director y su equipo hispanosuizo de la compañía L'Alakran proponen al público una reflexión humorística compartida sobre como cambiar el curso de los acontecimientos.

Gómez Mata, artista en absoluto cartesiano, prefiere el boceto al cuadro acabado, el chispazo al teorema, la indicación concisa a las instrucciones de uso. Sus espectáculos, armados con escenas silentes, diálogos de besugos y discursos al público veteados de una comicidad bufa, mezclan realidad y ficción de manera equívoca: en ellos, lo fingido parece verdadero y los actores se presentan como si no llevaran el personaje puesto.

KAIRÓS, SÍSIFOS Y ZOMBIS

Concepción y director: Óscar Gómez Mata, con la colaboración de Esperanza López. Textos: Perú C. Sabán y Ó. Gómez Mata. Intérpretes: María Danalet, Óscar Gómez Mata, Michèle Gurtner, Esperanza López, Olga Onrubia y Valerio Scamuffa. Luz: Michel Faure. Coordinación escenográfica: Claire Peverelli. Producción: Compañía L’Alakran. Teatro Pradillo, del 16 al 18 de mayo.

En Kairós, sísifos y zombis, el rumbo se pierde, se reencuentra, vuelve a perderse y, cuando parecía extraviado definitivamente, se retoma con un poderoso golpe de timón. Rara vez un espectáculo coloca al espectador en tantos lugares distintos: lo hace reír, lo aburre a conciencia, le hace pensar sucesivamente que está viendo algo pésimo, genial, necesario, prescindible, deslavazado y perfectamente organizado, sensación esta que acaba imponiéndose: digresiones y ocurrencias, pensamos al final, estaban ahí como está el ayuno en la vida entre banquete y banquete.

L'Alakran tiene acuñado un lenguaje propio: sus actores funden su propia personalidad con el personaje y gastan una ironía que les libra de ser pedantes y de parecer ingenuos. Valiente, el discurso sin ambages que su director se marca contra la manera en que el PP ejerce el poder que le concedimos, y, significativo, el silencio por respuesta que los integrantes de la compañía han recibido de la Comunidad de Madrid tras solicitar, como hacen en cada ciudad donde actúan, que algún cargo público comparta con ellos una escena en la que dan cuenta de lo que cuesta el espectáculo, del presupuesto del festival que lo contrata (el de Otoño a Primavera) y del que el Gobierno regional dedica a la cultura, para significar con ello que las cuentas públicas han de ser cristalinas y accesibles para quienes las financiamos: las de los teatros suizos son de libre acceso a través de internet.

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