Mas evita enfrentarse a Rajoy por la no privatización del aeropuerto de El Prat

CiU volvió ayer a dar una lección de equilibrio político entre el pragmatismo y el soberanismo

Avión sobrevolando la terminal T1 del aeropuerto de El Prat en Barcelona.Joan Sánchez

 Convergència i Unió (CiU) volvió a dar ayer una lección de equilibrismo político entre el pragmatismo más descarnado y los mensajes soberanistas. El Gobierno de Artur Mas pasó de puntillas sobre algo que los nacionalistas habrían convertido en escándalo al más alto nivel hace apenas un año: la marcha atrás del Gobierno a la privatización del aeropuerto de El Prat. El Ejecutivo catalán optó por el perfil bajo y por no incomodar al Gobierno del ...

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 Convergència i Unió (CiU) volvió a dar ayer una lección de equilibrismo político entre el pragmatismo más descarnado y los mensajes soberanistas. El Gobierno de Artur Mas pasó de puntillas sobre algo que los nacionalistas habrían convertido en escándalo al más alto nivel hace apenas un año: la marcha atrás del Gobierno a la privatización del aeropuerto de El Prat. El Ejecutivo catalán optó por el perfil bajo y por no incomodar al Gobierno del PP, partido del que depende para aprobar los presupuestos. Esta apacible reacción contrastó con el mensaje que Mas lanzó a media tarde para contentar a quienes le piden un golpe de timón. El presidente de la Generalitat elevó el tono para advertir de que en los tiempos venideros impulsará “actos de autoafirmación” que “quizá romperán un poco las costuras” de una Constitución o incluso un Estatuto “muy rígidamente interpretados”.

El Gobierno de CiU está intentando compatibilizar sus constantes pactos con el PP con guiños al electorado nacionalista que le exige definir el horizonte de futuro. Pero, de momento, lo que de verdad pesa son los aprietos económicos de la Generalitat, que a corto plazo solo pueden solucionarse si hay buena relación con el Ejecutivo de Mariano Rajoy. De ahí que la decisión del Ministerio de Fomento de no privatizar por ahora la gestión del aeropuerto de El Prat y desoír las demandas de descentralización de este aeródromo para que pueda competir con Barajas obtuvieran una respuesta de bajo perfil. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, evitó cargar contra Fomento y recalcó que, más allá de si el El Prat debe ser privatizado o no, la Generalitat defiende que “se gestione separadamente, que es como se gestionan todos los aeropuertos punteros en Europa, y con una participación determinante de las instituciones catalanas”. La fórmula sobre su privatización o semiprivatización, dijo Homs, “ya se decidirá después”. El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, optó por un discurso muy parecido, alejado de cualquier enfrentamiento. El concurso para adjudicar el aeropuerto “estaba muy muerto”, afirmó Duran, quien añadió que “las propias empresas no acababan de encontrar las condiciones exactas” para apostar por el aeropuerto.

Este clima de buen entendimiento con el Partido Popular, que el lunes anunció que no obstaculizará la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, no impidió que Mas defendiera por la tarde una hipotética consulta popular sobre el pacto fiscal. “Pueden llegar momentos, en los próximos tiempos en Cataluña, en que, además de los argumentos del derecho, tengamos que buscar maneras de reforzar las legitimidades democráticas”, dijo el presidente. La reunión que mantendrán Mas y Rajoy la próxima semana será un buen momento para calibrar en qué quedan esos actos de afirmación.

 

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