La falta de convenios pulveriza récords

Más de 528.000 trabajadores siguen sin actualizar sus condiciones laborales Desde 2008 está paralizada la negociación colectiva

Bilbao -
Una pasada manifestación en Bilbao por el convenio del Metal vizcaíno.S. CIRILO

Hasta 2005 hubiera sido casus belli, pero la profunda crisis ha limitado mucho la potencial conflictividad de la mayor paralización en las condiciones laborales y salariales de los trabajadores vascos desde que los más viejos de cada fábrica tienen memoria. El 56,9% de los trabajadores de la comunidad autónoma, lo que supone 528.728 sobre una población ocupada de 928.700 ...

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Hasta 2005 hubiera sido casus belli, pero la profunda crisis ha limitado mucho la potencial conflictividad de la mayor paralización en las condiciones laborales y salariales de los trabajadores vascos desde que los más viejos de cada fábrica tienen memoria. El 56,9% de los trabajadores de la comunidad autónoma, lo que supone 528.728 sobre una población ocupada de 928.700 —últimos datos del Eustat—, están sufriendo las consecuencias de no tener, en miles de casos desde hace años, un convenio colectivo firmado.

 “A partir de 2008 se ha paralizado prácticamente toda la negociación colectiva, y esa situación está teniendo unas consecuencias nefastas para los trabajadores”, asegura Javier López Irisarri, secretario de negociación colectiva de CC OO.

La crisis, las incertidumbres sobre la reactivación de la economía y el nulo interés del sindicato mayoritario ELA por los convenios que no sean de empresa, han acabado por bloquear la situación.

A la patronal Confebask le interesa mantener los convenios sectoriales provinciales para evitar que la conflictividad se traslade a las empresas, sobre todo después de que la reforma de la negociación colectiva acometida el pasado junio por el Gobierno de Zapatero haya reforzado los convenios de empresa, pero no tiene especial prisa.

Además, de ese casi medio millón de trabajadores sin convenio en Euskadi, incluidos los adscritos a convenios estatales y al sector público, más de 306.000 llevan un año o más sin actualizar sus condiciones laborales, con lo que ello supone de pérdida de poder adquisitivo.

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“Las empresas vascas se han ahorrado en tres años sin convenios unos 300 millones de euros como consecuencia de no actualizar el IPC en los salarios de sus empleados”, cifra un catedrático de la UPV, que prefiere guardar el anonimato.

La próxima semana

“Es la primera vez en la que hay tantos trabajadores sin convenio y sin actualizar salarios en Euskadi”, apunta la secretaria de Acción Sindical de UGT, Maribel Ballesteros, y ello sin contar a quienes cobran sólo el Salario Mínimo Interprofesional, situado en 641 euros, que podrían ser otras 15.000 personas.

Es un récord histórico en la comunidad autónoma desde que la Constitución consagrara en 1978 la negociación colectiva y se desarrollara en 1980 en el Estatuto de los Trabajadores, que contrasta con la mínima conflictividad social que está generando. A la pérdida de poder adquisitivo se suma además el creciente desempleo que sufre Euskadi (un 11,2%, según los últimos datos del Eustat), aunque siga siendo la mitad que en el conjunto de España.

Los sindicatos explican parte de la situación también por las malas expectativas del empleo. Bizkaia se lleva la peor parte, hasta el punto de que del total de desempleados con que la comunidad autónoma cerró el año pasado, dos tercios (78.900) viven en este territorio, según el Eustat.

La Mesa quiere

Pese a todo, los agentes sociales creen que todavía hay una puerta abierta al acuerdo. El secretario general de CC OO-Euskadi, Unai Sordo, se muestra moderadamente optimista respecto de la posibilidad de lograr un próximo acuerdo en la Mesa de la Negociación Colectiva, en la que se sientan Confebask, las tres patronales provinciales (Cebek, Adegi y SEA), y los sindicatos CC OO, UGT y LAB. La central mayoritaria no participa. “Es posible desbloquear la situación”, sostiene Sordo.

Un acuerdo en esa mesa tendría carácter interconfederal, al sumar ese foro más del 50% de la representación sindical. El último acuerdo de ese tipo en Euskadi se registró en 1994, cuando se dio luz verde al sistema mediador del Procedimiento de Resolución de Conflictos (el Preco).

Para Ballesteros, la semana que mañana empieza “va a ser definitiva para saber si el acuerdo es posible o no. Hay dos reuniones tras las que decidiremos si se puede avanzar, o si no hay acuerdo”.

“No queremos momificar la negociación”, indican Comisiones Obreras y UGT

El objetivo fundamental de la Mesa de Negociación “es recuperar el ámbito”, es decir que los convenios sectoriales provinciales vuelvan a mandar frente a los de empresa. Se trata de definir qué se negocia en cada ámbito para evitar que las cuestiones salariales se resuelvan en el nivel más bajo, el de cada empresa. “Los convenios sectoriales protegen a los trabajadores de las empresas más pequeñas, y no hay que olvidarse que esas son la gran mayoría en Euskadi”, apunta López Irisarri. “A nadie se le escapa que hay que buscar alguna fórmula que permita desbloquear la negociación colectiva”, añade, aunque ninguna de las partes se plantea como objetivo que la fórmula de desbloqueo pase por fijar un procedimiento que permita recuperar el 100% de los salarios que llevan sin actualizarse en algunos casos desde 2007.

“Estamos haciendo un importante esfuerzo con la patronal porque los sindicatos no queremos momificar la negociación colectiva, y por eso nos hemos puesto a trabajar, pero nos hemos puesto a trabajar algunos, otros no”, critica López Irisarri, en referencia a ELA.

Las acusaciones a la central nacionalista también llegan desde UGT: “ELA ha dejado morir la negociación colectiva y ahora se presentan como los salvadores. El sindicato mayoritario tiene una responsabilidad que incumple sistemáticamente”, critica Ballesteros.

Las dos fuerzas coinciden en que ELA y sus dirigentes están más preocupados por mantener la hegemonía sindical que por la defensa del colectivo de trabajadores, en una estrategia más volcada en crecer como organización, porque eso es lo que le da la fuerza, que en la flexibilidad negociadora necesaria para beneficiar a los intereses de cada uno de los trabajadores.

El otro frente en el que trabajan los sindicatos es en la reforma del Preco para dar cabida a los arbitrajes obligatorios que fija la última reforma que fue realizada por el anterior Ejecutivo central.

“Vamos a intentar llegar a un acuerdo en la mesa para que el arbitraje voluntario siga siendo el que prevalece”, apunta Ballesteros, “porque si el arbitraje es obligatorio en caso de no llegar a acuerdos, ¿qué sentido tiene negociar?.

UGT y CC OO creen que la próxima semana se conocerá si la patronal quiere llegar de verdad a un acuerdo o si se cimenta la sospecha de que el bloqueo de la negociación colectiva es otra manera de hacer caja.

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