Un manifiesto de Jordi Sevilla: en defensa de la democracia radical

Un año cargado de citas electorales trascendentales como este 2024 (de Francia a Reino Unido, de Estados Unidos a la Unión Europea, pasando por México o Venezuela) da para poderosos interrogantes. En pleno auge del populismo y con desafíos globales nuevos, ¿sigue funcionando la dicotomía izquierda-derecha para afrontar los debates? ¿Es la economía (¡estúpido!) o más bien la identidad es lo que hoy domina la decisión de voto? ¿Cómo se relaciona un vector con el otro? ¿Cuánto tiene que ver la avería del ascensor soci...

Un año cargado de citas electorales trascendentales como este 2024 (de Francia a Reino Unido, de Estados Unidos a la Unión Europea, pasando por México o Venezuela) da para poderosos interrogantes. En pleno auge del populismo y con desafíos globales nuevos, ¿sigue funcionando la dicotomía izquierda-derecha para afrontar los debates? ¿Es la economía (¡estúpido!) o más bien la identidad es lo que hoy domina la decisión de voto? ¿Cómo se relaciona un vector con el otro? ¿Cuánto tiene que ver la avería del ascensor social con el crecimiento de los partidos ultra?

El economista y político Jordi Sevilla (Valencia, 68 años) ha formulado y respondido unas cuantas de estas preguntas en su último libro, de título ambicioso y elocuente, Manifiesto por una democracia radical. Ministro en el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2007), expresidente de la compañía Red Eléctrica (2018-2020) y autor de varias obras, Sevilla apunta con el dedo a los excesos del liberalismo como uno de los motores de la erosión de la democracia liberal. La idea recuerda en algo al viaje —o, tal vez, epifanía— de pensadores como Francis Fukuyama, cuya crítica más reciente del neoliberalismo (puede leerse en El liberalismo y sus desencantados) ha influido en el texto español. El fin de la historia que no fue.

El Manifiesto de Jordi Sevilla aborda lo que podemos llamar una nueva guerra fría entre valores y defiende un “capitalismo con propósito”, idea muñida en centros de pensamiento poco sospechosos de bolcheviques como el Foro de Davos. Recuerda el autor los grandes desafíos de la desigualdad, la transición verde o la irrupción de la inteligencia artificial y remarca la necesidad de acuerdos transversales que dejen atrás las divisiones políticas forjadas a finales del siglo XVIII. “En el contexto actual, en pleno auge del populismo, las etiquetas políticas izquierda y derecha parecen más una opción identitaria cohesionadora de un grupo en base a recuerdos de un pasado, a veces todavía vivo, que unas opciones de futuro diferentes y enfrentadas ante los retos actuales”, explica.

En cierto modo, el libro puede leerse como una continuación de La España herida (Deusto, 2022), en el que el exministro analiza las seis brechas sociales que a su juicio sufre España y cómo corregirlas.

Ningún lector habitual de ensayo político debería quedar insatisfecho con el nuevo trabajo, que al mismo tiempo llega con facilidad al público general, hábil como es Sevilla en la redacción periodística (es desde hace años firma habitual en prensa) y en la divulgación (no en vano hizo célebre la frase al presidente Zapatero, ante un micrófono indiscretamente encendido en el Congreso, que podía aprender lo necesario para el debate presupuestario “en dos tardes”).

En opinión del autor, es necesario que cualquier ciudadano se involucre en la conversación de esta democracia. Sevilla está convencido, en resumen, de que el cambio debe partir de la sociedad civil. Georges Clemenceau, jefe de Gobierno de Francia a principios del siglo XX, dijo una vez que la guerra “es algo demasiado serio como para confiárselo a los militares”. En su libro, el exministro recoge la versión que usaría el general De Gaulle unos años después: “La política es demasiado importante como para dejársela en exclusiva a los políticos”. Lo cita en la introducción, pero sin duda alguna serviría para las conclusiones.

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