‘Testigo de un tiempo incierto’, de Javier Solana, una brújula para océanos revueltos

Era un día helado de enero de 1997 cuando, según cuenta Javier Solana, Yevgeny Primakov le propuso dar un paseo por los alrededores de la dacha a las afueras de Moscú en donde los dos estaban reunidos, junto a sus equipos, para discutir acerca de la futura relación entre la OTAN y Rusia, en medio de los planes de ampliación de la Alianza Atlántica después de la caída del Muro. La temperatura no invitaba, pero era...

Era un día helado de enero de 1997 cuando, según cuenta Javier Solana, Yevgeny Primakov le propuso dar un paseo por los alrededores de la dacha a las afueras de Moscú en donde los dos estaban reunidos, junto a sus equipos, para discutir acerca de la futura relación entre la OTAN y Rusia, en medio de los planes de ampliación de la Alianza Atlántica después de la caída del Muro. La temperatura no invitaba, pero era evidente el valor de la oportunidad de afianzar una relación personal entre dos figuras importantes de ese trascendental momento, los entonces secretario general de la OTAN y ministro de Exteriores de Rusia. Los dos hombres caminaron solos durante dos horas en el paisaje invernal, construyendo una relación leal que fue una importante fuerza motriz del acuerdo que se sellaría meses después. Un pacto que pareció alumbrar una nueva era de seguridad tras décadas de enorme tensión en la Guerra Fría. Sin embargo, una concatenación de desgraciados acontecimientos destruiría después, ya entrados en el siglo XXI, los cimientos de ese sueño de coexistencia pacífica. La Rusia de Putin emprendería un asalto frontal al orden internacional a través de la invasión a gran escala de Ucrania.

El periodo entre la caída del Muro de Berlín y la invasión de Ucrania es la época abordada por Testigo de un tiempo incierto, un ensayo de Javier Solana publicado por Espasa. Se trata de una obra analítica en la que la descripción e interpretación de las corrientes que han plasmado el mundo contemporáneo son jalonadas por anécdotas de testimonio directo, como la de Primakov, que contribuyen a la comprensión del desarrollo de los acontecimientos y dan una especial viveza a la narración. Vemos así a Bill Clinton sugiriendo como la mejor estrategia para la negociación con Rusia sería “eliminar, en la medida de lo posible, la energía emocional” del asunto, consciente del sufrimiento que causaba por el lado ruso la pérdida de su imperio. Vemos la reacción de Condoleezza Rice —entonces secretaria de Estado de EE UU— cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decide retirar las tropas de Irak; vemos la dramática mesa de negociación entre Yanukovich y Yuschenko, contendientes por el liderazgo de Ucrania con opuestas visiones prorrusa y proeuropea, tras unas elecciones fraudulentas en 2004, en una noche de tensión con el país al borde de un conflicto civil; los graves momentos de los bombardeos de la OTAN en Serbia o un desayuno con el senador que presidía la Comisión de Asuntos Bancarios en Washington en plena turbulencia por el colapso de Lehman Brothers. Y más. La trayectoria política de Solana —fue ministro de Exteriores, secretario general de la OTAN, alto representante de política exterior— hace del autor un observador excepcional de nuestro tiempo.

Testigo de un tiempo incierto, que ha sido galardonado con el Premio Espasa 2023, retrata magistralmente los altibajos en las últimas décadas de las relaciones de Occidente con Rusia, China e Irán, todas ellas hoy en mínimos y que se perfilan como los nudos clave de la que Solana define como una “disyuntiva histórica: entre buscar un nuevo sistema de cooperación internacional o un escenario en el que la escalada entre potencias lleve a un conflicto mundial”. Solana también aborda las vicisitudes internas a la relación transatlántica, con el nadir de la presidencia Trump, y otros asuntos, como las primaveras árabes. Quizás el elemento más nuclear de la obra sea el devenir de la UE, sobre el que el autor manifiesta algunos ponderados juicios, por ejemplo animando el bloque “a gastar mejor y de manera conjunta” en Defensa o subrayando que “rechazar la interdependencia no solo es la antítesis del proyecto europeo, sino que es incompatible con el multilateralismo y la resolución de problemas globales”.

El mundo atraviesa una fase crítica, la más peligrosa en décadas, y es fundamental que la ciudadanía comprenda la historia y las fuerzas que nos han conducido hasta aquí, y los riesgos que afrontamos. Testigo de un tiempo incierto es un ensayo importante porque responde a esa necesidad con un análisis de extraordinaria lucidez y con una cristalina claridad expositiva. Una valiosa brújula para orientarse en océanos revueltos.

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