‘Azul el agua’: la vida y nada más
Los poemas de Amalia Bautista usan la anécdota mínima como detonante de una meditación de mayor calado
En Cuéntamelo otra vez, Amalia Bautista daba por zanjado el debate sobre la condición posmoderna con unos versos memorables que eran una declaración de intenciones y un programa existencial: “Al cabo, son poquísimas las cosas / que de verdad importan en la vida: / poder querer a alguien, que nos quieran / y no morir después que nuestros hijos”. Más de 20 años después, Azul el agua profundiza de nuevo en el contraste entre la levedad expresiva y la gravedad de los temas que sobrevuela...
En Cuéntamelo otra vez, Amalia Bautista daba por zanjado el debate sobre la condición posmoderna con unos versos memorables que eran una declaración de intenciones y un programa existencial: “Al cabo, son poquísimas las cosas / que de verdad importan en la vida: / poder querer a alguien, que nos quieran / y no morir después que nuestros hijos”. Más de 20 años después, Azul el agua profundiza de nuevo en el contraste entre la levedad expresiva y la gravedad de los temas que sobrevuelan la escritura. El primer apartado (‘Vendrá la muerte y no tendrá tus ojos’) le tuerce el rótulo a Pavese para hacer un balance de promesas incumplidas y tribulaciones cósmicas. Como es habitual en la autora, una anécdota mínima se convierte en detonante de una meditación de mayor calado. Así sucede en ‘Eco’, donde el sentido de la palabra que da título al texto, buscado en repositorios digitales y analógicos, se condensa en una imagen elocuente: “Lo que ocurre / en las habitaciones de las hijas / cuando se van de casa”. En la segunda sección, ‘El sol sale para todos’, la intrahistoria personal y la historia colectiva se entrelazan en una galería de asuntos triviales (una revisión ginecológica), apuntes del natural (el vuelo de una mariposa monarca) y conflictos sociales (la denuncia de la xenofobia). Pese a la celebración de lo fragmentario, el tono de fábula doméstica y el deje irónico prevalecen en composiciones como ‘Venus del espejo’, que desplaza el protagonismo desde Velázquez hasta la modelo que hubo de desnudarse por exigencias del guion: “Tampoco hacía falta tanto: / una figura deseable, / un pudor que podía ser vencido / y alguna tonelada de vanidad hambrienta”. Finalmente, debajo de su barniz aforístico (‘Y que no quede un clavo donde colgar las dudas’), la tercera parte constituye una lección de bricolaje amoroso en la que se restauran los ritos cotidianos y la liturgia de la sensualidad. Ya se acoja al patrón de una ‘Canción pop’ o al molde metapoético, la pulsión hedonista triunfa sobre las cicatrices de la edad. Empeñada en hacer fácil lo difícil, Amalia Bautista consigue atrapar el unánime latido de la vida. Nada más y nada menos.
Azul el agua
La Bella Varsovia, 2022
64 páginas. 10,90 euros
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