La batalla interminable de Cayetana Álvarez de Toledo, nuestra ‘dama de hierro’

Decía Clausewitz que la guerra es la continuación de la política por otros medios, pero Winston Churchill se atrevió a puntualizar las diferencias no solo instrumentales entre ambos fenómenos: “En la guerra solo te pueden matar una vez, en la política muchas”. Ese es el caso de ...

Decía Clausewitz que la guerra es la continuación de la política por otros medios, pero Winston Churchill se atrevió a puntualizar las diferencias no solo instrumentales entre ambos fenómenos: “En la guerra solo te pueden matar una vez, en la política muchas”. Ese es el caso de Cayetana Álvarez de Toledo, a quien algunos consideran la dama de hierro de nuestra democracia, víctima en repetidas ocasiones de los enemigos más letales que uno puede confrontar: los compañeros del propio partido. Es así que incluso tratan de rematarla después de muerta, quizás porque son conscientes de que no lo está tanto. Resulta asombroso comprobar hasta qué punto la maquinaria del Partido Popular se ha puesto en marcha acusándola de traidora y desleal tras la publicación de su libro Políticamente indeseable, tratando así de expulsarla de su escaño, de sus filas, y hasta de la política. Para su desespero ella no se muestra en absoluto dispuesta a abandonar porque “para bien y para mal no hay nada más importante que la política”. Sobre todo cuando asistimos a la degradación de la democracia liberal a manos del populismo, las banderías identitarias y el ensueño colectivista.

Esta es una obra polifacética. Combina la memoria personal de la autora, su contexto familiar y su formación intelectual, con el relato de su experiencia política y, lo que es más importante, sus propuestas para regenerar la convivencia española. Salvo cuando abusa de documentos testimoniales, es de destacar su brillantez literaria, fruto de un temperamento apasionado que sus adversarios denuncian a menudo. Confiesa que el libro está escrito “desde el socavón”, quiere decirse desde el hundimiento, aunque en el prólogo y en las conclusiones hace un llamamiento al optimismo que no siempre justifica racionalmente. La descripción de su entorno familiar, además de entrañable, ayuda a comprender algunos de sus comportamientos políticos e intelectuales, desabridamente criticados por sus oponentes, receptores también de las denuncias que ella prodiga, a veces con ironía, no pocas empuñando el látigo de las palabras. La recuperación de estas, de su transparencia y sonoridad, es uno de los logros más evidentes del libro, firmado como está por una política en activo que prefiere equivocarse a mentir, interrogar a callarse. Su independencia nos retrotrae a la prehistoria de la democracia, cuando en 1689 el Parlamento británico reclamaba la libertad de palabra para sus miembros y declaraba los derechos y libertades de los súbditos frente a los excesos y abusos de la Corona. Es la misma libertad de palabra que los aparatos de los actuales partidos políticos niegan a quienes integran sus listas en nombre del supuesto interés general, y en demérito y desprecio del artículo 67 de nuestra Constitución, que establece que los miembros de las Cortes Generales no están ligados por mandato imperativo alguno.

Las conspiraciones, sectarismos y artimañas que Cayetana describe en el seno del Partido Popular no son muy diferentes a las del resto. Dan fe del cesarismo imperante en las dos formaciones centrales de nuestra democracia, que ha contagiado además a los partidos emergentes en cuanto sus demediados líderes olisquearon los efluvios del poder. El relato revela su frustración un poco ingenua al verse víctima de aquellos en quienes confió. Constituye una descripción creíble, y explica de qué forma el necesario pragmatismo político es traicionado por el oportunismo personal. Irremediablemente, se le escapan algunas venganzas, bastante merecidas por lo demás, pero a cambio describe el proceso evolutivo que amenaza con convertir los grupos parlamentarios en tribus de facciosos. En general estoy de acuerdo con el análisis, que se extiende al comportamiento de los actuales medios de comunicación, tantas veces vicarios del poder. Guardo diferencias respecto a determinados amigos suyos que difícilmente lo podrían ser míos, y puntuales discrepancias en sus críticas a algunos gobernantes socialistas, finalmente traicionados como ella por sus propios pares. Pero en conjunto dibuja un interesante y aleccionador plano de las verdaderas cloacas de nuestra democracia.

Irremediablemente, se le escapan algunas venganzas, bastante merecidas por lo demás, pero a cambio describe el proceso evolutivo que amenaza con convertir los grupos parlamentarios en tribus de facciosos

De todas formas, lo más importante de este voluminoso ensayo es su reflexión respecto al deterioro de los valores democráticos, en nuestro país y fuera de él. La escalada de los nacionalismos y la manipulación de los sentimientos de identidad amenazan la supervivencia del orden liberal, basado en las libertades individuales y la dignidad de la persona. En nuestro caso se identifica con la Constitución de 1978, imperfecta como todas, pero la mejor de cuantas hemos tenido en nuestra historia. La autora hace una valerosa defensa de la misma. No obstante, su reflexión va más allá del caso español. Propugna una sociedad de ciudadanos libres e iguales, a un tiempo juntos y distintos, heredera del siglo de las luces. Si sus observaciones sobre la política concreta pueden ser rebatibles, su encendida defensa de la democracia es ejemplar. Aprendiz y admiradora de pensadores como Raymond Aron, John Elliott o Michael Ignatieff, Cayetana Álvarez de Toledo es una rara avis en el firmamento de la política española, tan huérfana de intelectuales como encumbrada de fatua oratoria. De modo que ha escrito, con sus luces y sus sombras, lo que podríamos definir como el libro político del año; un análisis brillante, controvertido, crítico y mordaz, de lo que sucede a derecha e izquierda del solar patrio. No es de extrañar que caigan piedras sobre ella porque además, a este paso, va camino de convertirse en un best seller, lo que ha de resultar del todo insoportable para los espíritus mediocres. El nuevo puritanismo sexual, la corrección política, la equidistancia hipócrita, bajo la excusa del diálogo, entre la defensa de los valores constitucionales y la agresión independentista, son cuestiones que merecen una reflexión y un debate dentro y fuera del arco parlamentario. Para que podamos volver a decir lo que en opinión de la autoridad competente no se debe decir.

En definitiva, este libro, al margen de cualquier otra consideración, y de las legítimas distancias respecto al pensamiento y la ejecutoria de quien lo firma, es un verdadero soplo de aire fresco en el polucionado ambiente de nuestra democracia.

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