Ali Smith: “La imaginación nos permite sobrevivir a lo que es imposible de sobrevivir”

La escritora escocesa, que publica este mes ‘Verano’, la última entrega de su ‘Cuarteto estacional’, habla de su noción del duelo

La escritora escocesa Ali Smith, en 2018.Leonardo Cendamo (Getty Images)

Si la literatura pudiera convertirse en música, nos encontraríamos aquí ante una sinfonía contemporánea en la que los acordes más armoniosos estarían de cuando en cuando sacudidos por bocinazos de alerta, por advertencias de lo que no funciona, de lo que no va bien, de algo que merece atención y no solo una escucha pasiva y descansada de la pieza. Eso es Primavera, de Ali Smith.

Como un concierto contemporáneo atrevido, inquietante y bien construido, he aquí un libro que sorprende en cada c...

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Si la literatura pudiera convertirse en música, nos encontraríamos aquí ante una sinfonía contemporánea en la que los acordes más armoniosos estarían de cuando en cuando sacudidos por bocinazos de alerta, por advertencias de lo que no funciona, de lo que no va bien, de algo que merece atención y no solo una escucha pasiva y descansada de la pieza. Eso es Primavera, de Ali Smith.

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Como un concierto contemporáneo atrevido, inquietante y bien construido, he aquí un libro que sorprende en cada capítulo, en cada página, y que además nos sirve para acompañar un asunto que nos ha capturado de forma avasalladora en el último año. Si en el capítulo anterior de este viaje a las noticias a través de los libros que hemos emprendido este verano elegimos al marroquí afincado en Francia Abdelá Taia para reflexionar sobre racismo, sobre la dificultad de la inmigración en una Europa ensimismada, hoy es tiempo de parar ante la pérdida, el duelo, la muerte. Y este libro es una lección luminosa de Ali Smith ante la pérdida de una amiga del alma, una amiga fundacional, una de esas raras personas que no solo te nutren y complementan, sino que te mejoran en la vida. Conocerlas ha sido una fortuna más poderosa aún que su pérdida.

En este año en que más de cuatro millones de personas han muerto por la pandemia, en el que no hay ciudadano que no haya perdido a un ser querido o temido la muerte aciaga de alguien cercano, Primavera es un regalo esperanzador, brillante. Tercera entrega del Cuarteto estacional que emprendió Ali Smith y del que Nórdica ya ha publicado también Otoño e Invierno (a finales de agosto llegará el cierre, con Verano), la autora se centra esta vez en la vida de un cineasta, Richard Lease, con mucho metraje a la espalda —del bueno y del menos bueno— que pierde a su gran amiga en un Reino Unido que también lo está perdiendo todo. Las pérdidas se superponen aquí, veremos, como capas y capas a las que los lectores añadirán, sin duda alguna, las suyas.

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“La pérdida es de lo que trata estar vivo y nos revela lo que de verdad importa”, reflexiona la autora, hija de madre irlandesa, padre inglés y nacida en 1964 en Inverness (Escocia). Sus palabras se hacen caras. A los 20 años sufrió un ataque de síndrome de fatiga crónica que la apartó de su carrera académica, resalta su biografía. Y tal vez por ello o por el éxito inmenso que ha tenido en todo el mundo esta singular tetralogía, la autora o su equipo miden extremadamente las entrevistas y las dan con cuentagotas: una por país y por libro. El “no” está garantizado y repetido. Y, sin embargo, milagro, Smith se anima a responder por correo electrónico a varias preguntas de Babelia con afirmaciones que cazamos al vuelo.

Primavera nos presenta la dificultad del duelo, la pérdida y la ausencia. ¿Qué cree que deberíamos aprender sobre ello?

─No se trata de que debamos aprender algo. Es solo un hecho y una verdad en un mundo en el que muchos de los poderes fácticos preferirían que elimináramos los hechos y las verdades. La confluencia del duelo y la ausencia es algo con lo que tenemos que vivir, es de lo que se trata al estar vivo y naturalmente nos revela lo que de verdad importa. Ahora mismo en todo el mundo nos enfrentamos a ese conocimiento a una velocidad terrible y con una fuerza natural terrible.

No piensen, sin embargo, que el libro se agota en la pérdida, no. Por el contrario, Smith nos regala una nueva versión de una figura clásica infantil para arrojarnos las migas que nos indicarán el camino, la vía de salida ante el repliegue vital, el cansancio del fracaso o la impotencia ante un mundo que cambia creando realidades paralelas. La pequeña Florence, una colegiala de 12 años, emergerá entre sus páginas como esa figura portadora de la lógica más elemental, de la línea divisoria entre lo que está bien y mal, nos abrirá los caminos de salida de los laberintos como lo hicieron el principito de Saint-Exupéry o la Alicia de Lewis Carroll. Cada lector, como cada personaje protagonista, encontrará una niña diferente, a su medida, en las múltiples capas de las que consta el libro. Siempre fresca, siempre clara, siempre sabia frente a nuestros marasmos mentales.

“La niña es como alguien o algo sacado de una leyenda o de un cuento. Hace que las personas se comporten como deberían. Ella es…”, piensa Brit, otra interesante protagonista. “¿Cómo se dice? Otra palabra anticuada que salía en historias y canciones y que ya nadie usa en la vida real. Ella es buena”.

“Siempre usaremos la imaginación para sobrevivir”

¡Lo que cuesta llegar al adjetivo correcto! Lo que cuesta atinar cuando esa cualidad, la bondad, parece haber desaparecido de la faz de la Inglaterra de este libro. Porque Brit, chica que solía reír y estudiar, ha acabado trabajando como agente de seguridad en un centro de internamiento de extranjeros, lugar de pocas risas. Y pocos estudios. También ella perdió a su padre, como el cineasta Richard Lease había perdido a una hija al divorciarse. Para suplir su ausencia, para mitigar el dolor, el cineasta lleva años hablando con su hija imaginaria, a la que ha mantenido congelada en su memoria y que le responde y le pone al día de lo que necesita saber. ¿Es acaso la imaginación una buena solución ante la pérdida, ante los problemas?

“En una situación en la que no hay soluciones, la imaginación va a entrar en escena, va a entrar en juego y siempre la usaremos para ser capaces de sobrevivir a lo que de otra forma es imposible de sobrevivir”, contesta Smith.

El libro no escatima en inmersión en la irrealidad de la realidad alternativa que aterriza en las redes, en internet, desdibujando la realidad más próxima. Y esa es otra capa que convierte a Smith en una autora del futuro. La primavera de esta Inglaterra, de esta Europa que habitamos, no florece precisamente en respeto y soluciones. Pero hay salida.

“Lo escribí porque es lo que me vino cuando me senté a escribirlo”, relata. “Llegó por sus propios medios cuando me senté a escribir sobre esa estación que llamamos primavera, en conjunción con las otras estaciones y con el impulso de examinar las nociones que hemos tenido durante mucho tiempo sobre la primavera en términos de una visión del mundo contemporánea”. Lo dicho. Una sinfonía contemporánea.

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