La justicia argentina condena a 10 años de cárcel a Sabag Montiel por el intento de asesinato de Cristina Kirchner
El autor material del ataque deberá cumplir un total de 14 años al acumular también otra condena por venta de pornografía infantil. Su exnovia, Brenda Uliarte, fue sentenciada a ocho años de cárcel


El 1 de septiembre de 2022, un hombre gatilló una pistola a centímetros de la cabeza de la expresidenta Cristina Kirchner. La bala no salió y Kirchner resultó ilesa, sin enterarse en ese momento de que acababa de ser víctima de un atentado fallido. Pero el ataque quedó grabado y el vídeo se viralizó con rapidez, reproduciéndose sin cesar en teléfonos y televisores de un país en shock. Tres años después, el Tribunal Oral Federal 6 de Buenos Aires condenó al atacante, Fernando Sabag Montiel, a 10 años de cárcel por intentar asesinar a Kirchner. Su exnovia, Brenda Uliarte, recibió una pena de ocho años por ser “partícipe necesaria”.
El tribunal consideró probada la culpabilidad de ambos y unificó las penas de Sabag Montiel, que deberá cumplir un total de 14 años de prisión por la condena previa que tenía de cuatro años de cárcel por venta de vídeos de pornografía infantil.
El intento de magnicidio se produjo frente a decenas de simpatizantes de la expresidenta que se reunían a diario frente a su vivienda en Recoleta, un barrio acomodado de la capital argentina. Se concentraban allí para solidarizarse con ella en la recta final de un juicio por corrupción por el que finalmente fue condenada. Sabag Montiel, armado con una pistola Bersa, se camufló entre quienes le pedían selfies y autógrafos de su libro Sinceramente hasta tenerla enfrente y gatillar el arma contra ella. La bala no salió porque no estaba en la recámara.
Los militantes detuvieron a Sabag Montiel y lo entregaron a la policía. Las televisiones que registraron en vivo el ataque fallido mostraron también después cómo Brenda Uliarte se alejaba del lugar con disimulo.
El autor material del ataque confesó ante el tribunal que su intención era matar a la expresidenta. “Porque es corrupta, roba y hace daño a la sociedad”, justificó en junio. Su discurso fue el mismo desde el primer momento. “Yo la quería matar”, dijo en su declaración previa al juicio. Entre los motivos que enumeró en ese momento para querer poner fin a su vida estaba haberse sentido “humillado por pasar de ser una persona que tenía un buen pasar económico a ser un vendedor de copitos” de azúcar en la calle.
Ese empleo de vendedor ambulante, que compartía con Uliarte bajo las órdenes de Nicolás Carrizo, hizo que los acusados se conociesen como “la banda de los copitos”.
Los chats encontrados en sus teléfonos revelaron que no fue un ataque improvisado, sino planificado con un par de meses de anticipación. “Voy a ir a la casa de Cristina y le voy a pegar un corchazo (un tiro). Si no soy yo será otro enfermito”, le dijo Montiel a su novia en un mensaje por WhatsApp. Ella no se quedó atrás. “Hoy me convierto en San Martin, voy a mandar a matar a Cristina. Mandé un tipo a matar a Cristina, no le pagué, él también está recaliente con ella”, le escribió a una amiga, en alusión a su novio.
El juicio comenzó en junio de 2024 y declararon 157 testigos frente al tribunal integrado por los jueces Sabrina Namer, Adrián Grünberg e Ignacio Fornari. Por unanimidad, decidieron absolver a Carrizo después de que tanto la Fiscalía como la querella hubiesen retirado la acusación que pesaba contra él. En sus palabras finales, pronunciadas horas antes del veredicto, Carrizo lamentó haber pasado tres años en prisión preventiva. “Nadie me los va a devolver”, lamentó.
Este miércoles, al hacer uso de sus últimas palabras, Sabag Montiel señaló que “toda la causa estuvo armada” y la comparó de forma confusa con la de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Uliarte rechazó hacer uso de ese derecho.
Los abogados de Kirchner intentaron sin éxito que el juicio se avanzase también en la identificación de los presuntos autores intelectuales del magnicidio fallido. “Lo que ha quedado afuera tiene que ver con distintas pruebas que fueron surgiendo a lo largo de estos casi dos años que podrían vincular a personas del ámbito político”.
El primer día de investigación se borró el teléfono del principal imputado en circunstancias que se desconocen. “Hoy tenemos a tres personas que estuvieron visiblemente involucradas, pero no al contexto general”, declaró al inicio del juicio el abogado querellante Marcos Aldazabal.
En agosto del año pasado, cuando Kirchner declaró ante el tribunal como víctima, se quejó de que la investigación se haya concentrado en los autores materiales del atentado y no incluya a “los intelectuales y financiadores”. La expresidenta sostiene que no actuaron por iniciativa propia, sino que hubo detrás de ellos una “pata política” sobre la que la justicia no encontró por ahora evidencias.
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