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Guillermo Francos, un político veterano en medio de la guerra de Milei contra “la casta”

El nuevo jefe de Gabinete, de 74 años, ocupó cargos públicos con el peronismo antes de dar el salto al Gobierno ultra. Conoció al presidente en su paso por la gestión privada

Guillermo Francos
Guillermo Francos en las oficinas de La Libertad Avanza, en Buenos Aires (Argentina), en noviembre de 2023.Mariana Eliano

El integrante más veterano del Gabinete de Javier Milei, Guillermo Francos (Puerto General Belgrano, 74 años) es ahora la máxima apuesta del presidente de Argentina para sacar adelante su ley de desguace del Estado y desregulación de la economía. De reconocido talante negociador y con un vasto conocimiento de los entretelones de la política, Francos deja el Ministerio del Interior para asumir como jefe de ministros y envía una señal de diálogo y moderación al Senado, donde la ley lleva varias semanas encallada.

A diferencia de su jefe, quien hace lo posible por distinguirse de “la casta” a la que dice combatir, Francos es la quintaesencia del político tradicional: usa trajes con corbata y un lenguaje moderado. Milei acusa y ataca a los referentes opositores por las redes sociales; Francos, curtido en el peronismo menemista en los años noventa, los invita a un café. Hijo de un vicealmirante de la Armada, se recibió como abogado en la Universidad del Salvador en 1974, y ha sobrevivido desde entonces a numerosas batallas políticas. La última, librada en el seno de su Gobierno: llegó a estar en la cuerda floja, pero ahora ha ganado la pelea a los que desdeñaban su clásica estrategia negociadora.

Francos debutó en política con el extinto Partido Federal, fundado por un militar en retiro, como concejal de la ciudad de Buenos Aires entre 1985 y 1994. Su partido apoyó en 1989 la candidatura presidencial de Eduardo Angeloz, de la Unión Cívica Radical, pero en la década siguiente cambió de bando y apostó por el peronista liberal Carlos Menem, antes de unirse a Domingo Cavallo, el ministro de “la convertibilidad” del peso con el dólar, para la fundación de otro partido efímero, Acción por la República. Francos era el jefe de un bloque de 13 diputados mientras comenzaba a gestarse la grave crisis económica que estallaría en 2001. Se fue antes. Renunció a su banca por “cansancio moral” en medio de un escándalo por sobornos en el Senado y por motivos económicos.

 Guillermo Francos, a la derecha, asiste al debate de los legisladores sobre las reformas económicas, administrativas, penales y ambientales de Javier Milei en el Congreso en Buenos Aires, en abril de 2024.
Guillermo Francos, a la derecha, asiste al debate de los legisladores sobre las reformas económicas, administrativas, penales y ambientales de Javier Milei en el Congreso en Buenos Aires, en abril de 2024. Natacha Pisarenko (AP)

“Tengo cinco hijos, y con este sueldo no puedo ni pagar la prepaga [seguro médico privado]”, dijo al despedirse entonces de la gestión pública e incorporarse al grupo empresarial Corporación América como director de Aeropuertos 2000. Su familia se amplió desde entonces: el sexto hijo de Francos nació ocho años atrás, fruto de su tercer matrimonio.

En la empresa privada conoció a Milei y a quien ahora reemplaza, Nicolás Posse, aunque desde allí volvió por intervalos al sector público. Primero como presidente del Banco Provincia en 2007, con Daniel Scioli al frente del gobierno bonaerense, a quien después ayudaría a impulsar su fallida candidatura presidencial. En 2019, tras el regreso del peronismo al poder, Alberto Fernández lo designó representante de Argentina ante el Banco Interamericano de Desarrollo.

Renunció con un salto de acróbata: se sumó a la campaña presidencial de Milei. El cambio de bando de este político experimentado pero de bajo perfil pasó desapercibido para el electorado libertario, y al ganar las elecciones, Francos recibió la cartera de Interior. Durante casi medio año, fue la cara política del Gobierno ante unos gobernadores provinciales furiosos por el recorte de fondos ordenado por el presidente. Mantuvo abiertos los canales de comunicación entre insultos cruzados de un lado y del otro y ayudó así a aplacar varias crisis internas. Ahora, ascendido a jefe de Gabinete, su misión se redirige al Senado. Milei quiere ver la ley aprobada y tener las manos libres para privatizar empresas estatales, cerrar organismos públicos y suprimir las limitaciones al movimiento de bienes y capitales privados. Sin esa ley, su motosierra hace mucho ruido pero pierde fuerza.

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