Guillermo Francos: “Si la sociedad le está diciendo a Milei ‘no me gusta que grites todo el tiempo’, él lo asume”
Este político tradicional y moderado será el ministro de Interior de Milei si gana las elecciones. El candidato ultra le ha dado poder para tejer acuerdos e implementar sus reformas, incluida la dolarización
La Libertad Avanza es un novel partido político argentino que ha lanzado propuestas infrecuentes en declaraciones a la prensa o en actos de campañas, como la compra y venta de órganos de infantes, la ruptura de las relaciones diplomáticas con el Vaticano, una ley para no reconocer la paternidad y una vindicación de la idea de privatizar los mares. En ese coro de libre pensadores, la voz de su líder, el candidato presidencial Javier Gerardo Milei, ha sido la más innovadora y ha sostenido dos ideas fuerza que cuentan con apoyo social: dolarizar la economía y terminar con la casta política.
En contraste con ese coro y con el estilo de Milei, Guillermo Francos (Puerto Belgrano, 73 años) es un radical de la moderación. Futuro ministro del Interior en caso de que Milei gane las elecciones del 19 de noviembre, Francos tiene las formas del político tradicional del siglo XIX: usa trajes sobrios, evita las declaraciones altisonantes y se propone como negociador con dos de los más enconados adversarios del líder de la derecha más radical: el papa Francisco, el kirchnerismo y todos los que acepten recibirlo. Si Milei ofrece la motosierra para reducir el tamaño del Estado, Francos invita a conversatorios con café y agua sin gas.
En esta entrevista, Francos explica los términos de la alianza con el expresidente Mauricio Macri, cuenta sus diferencias con Milei y adelanta una de las medidas que tendrá alto impacto: en caso de ganar las elecciones, los planes sociales pasarán a la órbita de gobernadores y alcaldes para evitar la intermediación de las organizaciones sociales.
Pregunta. Después de la primera vuelta de las elecciones generales en la que Milei quedó a siete puntos de Sergio Massa [el candidato presidencial del peronismo gobernante] recibió el apoyo de Macri y de la excandidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich. ¿Es una decisión deliberada que esa alianza sea inorgánica?
Respuesta. No tiene organicidad. La única organicidad es para fiscalizar las elecciones. La decisión de ellos de apoyar es una decisión unilateral. Eso no implica ningún acuerdo posterior, como tampoco quiere decir que posteriormente no pueda haber un acuerdo. Hasta ahora no se ha acordado un trabajo conjunto, ni ministerios, ni políticas conjuntas, ni nada.
P: ¿Pero eso no es un problema para Milei?
R: Es un problema que se va a conversar después de la elección. Supongo yo. Lo que claramente tiene que haber hacia el futuro es una mesa que permita construir consenso político, mayoría política para tratar las reformas que hay que hacer y, sin duda, nuestro aliado principal va a ser Juntos por el Cambio. Yo creo que eso va a existir y va a pasar. No podemos pensar que vamos a gobernar desde una minoría absoluta. Después de la elección armaremos todo lo que sea necesario y cómo se colabora en la gestión también.
P: ¿Y este Milei, por momentos más moderado, es por la alianza con Macri?
R: Yo no sé si es un Milei más moderado, porque él sigue planteando con mucho énfasis que tiene propuestas que no son negociables, como la dolarización o la eliminación del Banco Central. El también percibe lo que le dice la sociedad. Si la sociedad le está diciendo, “mirá, no me gusta que estés confrontando y gritando todo el tiempo”, él entiende eso, lo asume.
P: ¿Usted está convencido de la dolarización?
R: Primero que nada, no soy economista. Sé que hay economistas que plantean que no es factible y hay otros que plantean que sí es factible. Yo hablé con el [antiguo]. presidente de Ecuador [Jamil Mahuad] cuando dolarizaron: me contó cómo había sido el proceso y las circunstancias políticas. Yo te diría que si se consiguen los apoyos necesarios desde el punto de vista de los dólares como del lado de los apoyos políticos que permitan convertir al dólar en una moneda de uso legal en la Argentina, no habría problema. Es el camino que piensa Javier Milei y el que le está proponiendo a los argentinos.
P: Entonces, no está convencido...
R: No quiero decirte una cosa contraria. Tenés que ver cuáles son las condiciones y yo sé que hay algunas alternativas en ese camino a la dolarización y veremos cómo se implementa. Hay que ver qué Argentina hay el 10 de diciembre y qué acuerdos previos a ese 10 de diciembre se pueden hacer con el Gobierno que sale y con los actores económicos internacionales. Entonces, yo no te puedo decir que estoy en contra.
Hijo de un almirante de la Marina, de formación católica, Francos egresó de la carrera de Derecho de la confesional Universal de El Salvador. Es una persona forjada en el Estado argentino, la política y la fe católica. En 1970, con 20 años, cuando gobernaban los militares de la llamada Revolución Argentina, ingresó en el Ministerio de Justicia con un cargo administrativo y extendió la permanencia en el tercer peronismo (1973-1976). Durante la dictadura militar (1976-1983) pasó al Ministerio de Justicia como director del Instituto Nacional de Créditos Educativos, dedicado a la asistencia económica a los estudiantes a través de becas y préstamos. En paralelo empezó a trabajar privadamente como abogado especialista en derecho marítimo.
Desde la recuperación de la democracia en 1983 se integró a las filas del Partido Federal del oficial naval Francisco Manrique, con el que accedió a un banca de concejal de la ciudad de Buenos Aires cuando se llamaba Capital Federal. En la década de los noventa participó de la experiencia político partidaria de Domingo Cavallo, el superministro de Economía de Carlos Menem, el presidente peronista (1989-1999) afín a las políticas de libre mercado, las privatizaciones y desregulaciones. Electo diputado en 1997, tres años más tarde Francos decidió renunciar a la banca de diputados y a la política.
P: La última vez que lo entrevisté, en noviembre de 2000, dijo que se iba de la política porque estaba asqueado.
R: Me fui, tal vez, con un dilema moral. Yo todavía tenía mucho para dar en la política, pero lo que sentía es que había un rechazo tan grande de la gente a la actividad política, estaba tan desvalorizada la función política que me planteaba qué hacer. Yo vivía con mi sueldo de diputado nacional, tenía cinco hijos que todavía dependían de mí y en un momento determinado siendo diputado no pude pagar más la prepaga médica. Me tenía que atender con la obra social de la Cámara de Diputados, aunque toda mi vida había tenido servicio médico privado. Entonces, un día me reuní con mi bloque y les dije: “Nosotros armamos un partido [Acción por la república, liderado por Cavallo] para hacer una cosa diferente y nos convertimos en un partido más de la partidocracia argentina”. Propuse que renunciáramos todos a las bancas. Me fui en diciembre de 2000 y me fui a trabajar al sector privado.
El sector privado tenía un nombre propio: Eduardo Eurnekian y su conglomerado de empresas dedicadas a rubros tan variados como aeropuertos, medios de comunicación y otros. Francos fue el primero de una larga lista de políticos que se integraron a la compañía, como el primer canciller de Néstor Kirchner (2003-2007), Rafael Bielsa, o la secretaría Legal y Técnica de Alberto Fernández (2019-2023) Vilma Ibarra. En la Corporación América de Eurnekian Francos conoció a Milei, empleado con distintas responsabilidades durante casi 15 años.
P: ¿Por qué Eurnekian ha reclutado tantos empleados jerárquicos en la política? ¿Qué aportan esos dirigentes políticos a la corporación América?
R: Yo creo que fui el primero que se reintegró. A través mío y por distintas circunstancias de la vida política convencí a Eduardo que en el momento de dificultades de algunos dirigentes los amparara con alguna tarea. Es una organización muy grande, que tiene muchas posibilidades en distintos lugares de cobijar gente para que pudiera desempeñarse después de la actividad política.
P: El caso de Milei fue al revés: pasó de la Corporación América a la política.
R: Milei entró como un economista y de golpe se convirtió en un político impresionante. Si hablás con Eduardo, te va a decir: “No coincido con Milei en muchas de las cosas que dice y no estoy convencido de la dolarización”. Eurnekián es un tipo fuera de serie: es culto, conoce el mundo, habla varios idiomas, ve negocios donde nadie ve nada, tiene una habilidad extraordinaria y a esta altura de su vida [tiene 90 años] está más allá del bien y del mal. Hace poco él dijo que generó la reacción de Milei, se enojaron, pero luego se superó el tema. Eurnekián no tenía previsto que Milei se fuera a convertir en un político de esta envergadura. Los que adjudican la construcción de Milei a Eurnekian se equivocan. Fue la circunstancia social de la Argentina y la personalidad particular de Milei. Yo pude haber sido un poco instigador al principio de su aparición pública, pero después se convirtió en algo que nunca imaginé.
P: ¿Qué vio en Milei para instigarlo?
R: La claridad con la que explicaban los temas, la convicción. Aunque en ese tiempo no hablaba de casta política, hablaba de cómo la política le robaba a la gente. Después se le apareció con los dos términos: contra la casta y en favor de la dolarización, que expresan las dos preocupaciones sociales más fuertes que son el rechazo a la política y la inflación.
Siete años después de su renuncia Francos volvió a la política. En 2007 asumió la presidencia del Banco Provincia del Gobierno peronista de Buenos Aires de Daniel Scioli. Aunque al poco tiempo se reincorporó a la compañía de Eurnekian, se hizo cargo de la fundación Acordar que pretendía apuntalar la candidatura presidencia de Scioli de 2015 y en donde también participaba Milei. Con Alberto Fernández como presidente, Francos fue designado como representante del Gobierno ante el Banco Interamericano de Desarrolló (BID) y se mudó a Washington. Del BID, sin transiciones, se sumó a la campaña presidencial de Javier Milei. Primero recibió la propuesta de ser canciller en caso de victoria y luego la de ministro del Interior. Ya tiene gran poder en el armado nacional y en la ingeniería política de la Libertad Avanza. Milei recurre a una muletilla de los políticos profesionales cuando le piden una reunión o un café: “Hablen con Francos”.
P: Usted aparece como el más moderado y conciliador de una fuerza que no lo es.
R: Cuando Javier me invitó a participar en este espacio y de esta función, le dije que yo tenía mis convicciones personales, que era un hombre de diálogo, que no iba a ser persona disruptiva con la política, sino que iba a tratar de entender cuáles eran los caminos para construir un consenso social. Para mí es importante la unión nacional con las diferencias que podamos tener, pero que seamos un solo país. Si gana Milei, será por sus propuestas. Yo tengo que hacer posible esas propuestas y eso se construye con equilibrio, con diálogo, con entender la posición del otro. Javier lo ha entendido.
P: ¿Y usted en términos ideológicos cómo se define?
R: Yo soy una persona de pensamiento liberal en el sentido amplio, con absoluta conciencia de la problemática social. Fui formado en un colegio católico, fui alumno de Jorge Bergoglio [convertido en papa Francisco en 2013] Lo que uno se plantea es cómo, a partir de las ideas liberales en lo económico, los beneficios lleguen a la gente que más lo necesita. Lo único que puede cambiar la Argentina es si tenemos normas claras y seguridad jurídica. Para mí la libertad económica significa sacar las trabas de la economía y permitir que la actividad privada y el emprendedurismo sea un actor fundamental de la economía.
P: ¿Qué le dejaron esas clases o esa relación con Bergoglio-Francisco?
R: Bergoglio era en aquel momento un padre joven que no estaba ordenado sacerdote todavía. Tenía una enorme sensibilidad, no digo solamente sensibilidad social, sino sensibilidad para captar a la gente enseguida. El tipo te miraba y sabía cómo eras, y siempre con mucha prudencia, tratando de entender. Yo siempre tuve una gran admiración por Bergoglio, por su personalidad y él ha influido en la formación de muchos jóvenes.
P: ¿Y por qué Milei es tan hostil en sus expresiones públicas con el Papa? Lo llamó “el maligno” y hace poco en la entrevista con Tucker Carlson dijo que era “amigo de dictadores”.
R: Fundamentalmente porque él entiende que la doctrina social de la iglesia no distingue lo que es económicamente generador de riqueza. Javier, para construir su imagen pública, ha cruzado algunas líneas que no cualquier persona se anima a cruzar, como haber calificado a Bergoglio como “el maligno”. Yo creo que él se excedió, como también creo que Bergoglio se excedió en hacer algunos comentarios sobre...
P: En la última entrevista, a días de las elecciones de octubre, Bergoglio habló de “los falsos mesías”.
R: Y otras expresiones anteriores. La última estaba dirigida tan claramente a Milei que no hacía falta ponerle nombre y apellido. Yo creo que es un error porque juegan en distintas ligas. Bergoglio, que juega en una liga mundial, no tiene que cuestionar a un dirigente político de la Argentina. Es una disputa que debería cerrarse de alguna manera como pasó con la disputa, más local y más terrenal, entre Milei y Bullrich. No se puede discutir a un pastor de la iglesia universal. Bergoglio es el argentino más importante del mundo y lidera una feligresía de más de mil millones de personas.
P: ¿Ya inició conversaciones con la Iglesia para recomponer o componer el vínculo entre Milei y Francisco?
R: Tuve conversaciones con representantes de la Iglesia en distintos niveles y tengo toda la intención de poder visitarlo al Papa en algún momento para conversar privadamente con él. No voy a hacer esto una cuestión pública porque es una persona que quiero mucho. Me genera un poco de molestia personal el hecho de estar militando en una fuerza política que tuvo una confrontación fuerte con la Iglesia.
P: Usted ha planteado una cuestión que atañe a medios no argentinos, como EL PAÍS o The New York Times, que llaman a Milei ultra o de extrema derecha. ¿Por qué cree que Milei no es de extrema derecha?
R: Creo que los extremos siempre se asocian a los autoritarismos. ¿A qué llamamos derecha? A los gobiernos más liberales, a los que plantean como concepto básico la libertad económica. Llamamos gobierno más de izquierda a los que creen que el Estado tiene que cumplir más roles de los que debería cumplir para garantizar los derechos del ciudadano. Cuando uno se va a los extremos de uno u otro lado aparecen los autoritarismos y yo estoy convencido de que Javier Milei es un hombre democrático, que no es un autoritario y que no representa ninguna de esas ideas.
P: En uno de los debates presidenciales Milei hizo suyas las palabras del almirante Massera en el juicio de las Juntas Militares [condenado a prisión perpetua por graves violaciones a los derechos humanos] al decir que “hubo una guerra, y en esa guerra, las fuerzas del Estado cometieron excesos”. Eso puede asociarse a la extrema derecha.
R: Él ha expresado con toda claridad que la represión militar del gobierno que fue del año 1976 al año 1983 cometió delitos de lesa humanidad para combatir ilegalmente a la subversión. Hayan sido ocho mil, o nueve mil, o hayan sido treinta mil [los desaparecidos], es tan grave una cosa como otra. Me parece desafortunado entrar en esa discusión. Yo creo que los argentinos hemos vivido un periodo dramático en el que se ha utilizado el poder político para reprimir ilegalmente y eso ha sido un desastre para nuestro país y para la sociedad en su conjunto. Por el otro lado, también está lo que ha planteado muchas veces la propia Victoria Villarruel [la candidata a vicepresidenta]: no han sido tratados de la misma manera las familias de las víctimas de la represión de la dictadura ilegal y las víctimas de la subversión. Y esto no es plantear la famosa teoría de los dos demonios.
P: ¿Han discutido o estudiado amnistías para los militares condenados?
R: No, no hay ningún planteo de amnistía de ningún tipo. La justicia debiera de terminar de una vez por todas con todos los procesos que están abiertos. Si tienen que condenar que condenen y si tienen que sobreseer que sobresean. En esto también tengo diferencias personales con Javier Milei. Yo creo que los dos mejores presidentes de la democracia han sido [el radical Raúl] Alfonsín (1983-1989) y Menem. Alfonsín porque con mucha entereza defendió la democracia en momentos muy complejos e instaló el “Nunca Más”. Pudo haber estado equivocado en la economía, pero la Argentina debe reconocerle que él encauzó un proceso democrático muy difícil.
P: Milei dice que fue el peor presidente de la historia y que le ha pegado a un muñeco con la cara de Alfonsín.
R: Me suena raro que sea un hecho real. Hizo ese comentario en un período en que Milei estaba construyendo esa imagen. El miró esa etapa de la historia, la de Alfonsín, como un fracaso económico total que terminó en una hiperinflación. Él me ha escuchado a mí decir esto de Alfonsín y jamás me ha dicho nada al respecto. Milei sabe que tengo mis propias opiniones y no las voy a cambiar. Menem fue el otro presidente muy importante de este periodo democrático por la apertura de la economía y porque consiguió que el mundo empezara a ver a la Argentina como una posibilidad.
P: Usted es una persona de la política. ¿No le choca ese discurso tan marcadamente antipolítico?
R: A ver, cuando yo lo viví en el año 2000 era lo mismo. La gente cuestionaba a la política.
P: Es distinto ese cuestionamiento genérico que usted menciona y que un diputado de la nación, como Milei, diga en el Congreso que todos sus pares son una banda de ladrones.
R: Javier tuvo la originalidad de haber planteado de una manera muy clara a la sociedad, que se sintió representada con lo que decía. Yo creo que hay diferencias en lo que se llama la casta política.
P: ¿Y usted en qué parte de la casta está?
R: Yo estoy, sin duda, en la parte buena de la casta [se ríe]. El concepto de Milei de casta tiene que ver, fundamentalmente, con los que han utilizado la política en beneficio personal. Yo no creo que todos los políticos sean iguales. Hay muy buena gente dentro de lo que se globaliza como casta.
P: ¿Qué prioridades tendrá el Ministerio del Interior en caso de que gane Milei?
R: Varias cosas. La primera que tendremos que analizar en profundidad con Milei es cuál será la secuenciación de las medidas de Gobierno, porque obviamente cada una va a generar un impacto en la sociedad. Hay que tener muy en claro de qué manera se plantearán, de qué manera se instrumentarán y con qué sostenimiento social contarán.
P: ¿Y cuáles de esas decisiones son impostergables?
R: Encarar el tema económico financiero de la Argentina. Tenés que explicarle a la gente cuál es la situación económica del país: “El país que yo encuentro es este y estos van a ser los pasos para ir saliendo de esta situación que es muy grave”.
P: ¿Con una ley de reforma del Estado como hizo Menem al asumir y que le permitió, entre otras cosas, empezar con las privatizaciones?
R: Sí, está prevista. Está armada una ley de reforma del Estado que va a tratar todos los temas importantes: regulaciones, privatización de empresas, todo lo que te puedas imaginar.
P: Menem tenía los votos y la Libertad Avanza, en principio, no los tiene.
R: Todos los presidentes tuvieron una ley de reforma del Estado cuando iniciaron sus gobiernos. Así que no creo que le puedan negar en el estado de emergencia que se encuentra la Argentina. Después hay que citarse con los gobiernos provinciales y ver cómo cambiamos la estructura tributaria. Lo primero que yo debería hacer como ministro del Interior es llamarlo al gobernador de la provincia de Buenos Aires [el kirchnerista Axel Kicillof] y decirle: “Axel, tomemos un café, sabemos que tenemos diferencias, pero veamos de qué manera podemos encarrilar una relación entre la nación y la provincia más importante y más grande de la Argentina”.
P: El gobernador, en una entrevista para EL PAÍS, anticipó que no acepta el planteo de Milei de eliminar la coparticipación [los impuestos que cada provincia entregan a la Nación], aunque eso beneficie a Buenos Aires, porque atentaría contra el federalismo.
R: Está claro que hay diferencias ideológicas, pero el país federal lo defendemos nosotros también.
P: ¿La idea es quitar los planes sociales a las organizaciones sociales y que los administren alcaldes y gobernadores?
R: Sí, es la idea. Yo creo que lo importante es, primero, desintermediar la política social. Yo te voy a dar los fondos pero vos manejalos y fijate quién lo requiere, quién no lo requiere y cómo vamos a hacer el proceso para ir pasando de los planes sociales a la incorporación al mercado de trabajo.
P: Esa decisión preanuncia un gran conflicto, porque estas organizaciones tienen gran capacidad de movilización.
R: Hay que explicarle a la gente. Yo prefiero toda la vida dar una tarjeta para que un beneficiario del sistema vaya a comprar al supermercado sus alimentos que darle a una organización social fondos para que distribuya en las listas que ellos representan. Creo que el que tiene que manejar eso es el sector público, pero tiene que manejarlo con criterio objetivo, sin criterios discrecionales.
P: En la elección de octubre, ¿hubo trampas o hubo fraude ?
R: Hubo distintos tipos de fraudes electorales en la elección y eso quedó en evidencia en muchas denuncias que circularon en las redes y a eso se refirió Milei. Circula la sospecha de fraude y eso daña la democracia. Por eso hay que ser muy cuidadosos y transparentes. El problema nuestro es que no pudimos fiscalizar en todas las mesas. Eso es una responsabilidad nuestra. También es cierto que somos un partido nuevo sin la estructura suficiente. Par el ballotage estamos extremando la fiscalización para controlar la elección.
P: Trump y Bolsonaro dijeron que habría fraude y…
R: (se adelanta) Nadie pretende que sucedan aquí ese tipo de manifestaciones. Hay que hacer un llamamiento a todos, a que seamos todos los que controlemos que la elección sea transparente. El 19 de noviembre vamos a saber muy rápidamente el resultado electoral porque hay solamente dos boletas: la de Milei y la de Massa. Yo espero que sea limpio.
P: ¿Por qué cree que Massa llega, para usar una expresión de este tiempo, competitivo a pesar de números de la economía tan desfavorables?
R: Ha hecho una campaña desde lo político muy inteligente. Ha hecho la campaña del miedo, ha trabajado con los mejores especialistas mundiales del miedo que son estos brasileros que lo asesoran. Pero la mentira tiene patas cortas.
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