Alberto Fernández vuelve a Argentina y busca su lugar en el peronismo
El expresidente aterrizó en Buenos Aires tras dos meses en Madrid entre dudas sobre su futuro como líder del Partido Justicialista
El expresidente Alberto Fernández, que gobernó Argentina hasta finales de 2023, ha regresado al país tras dos meses en España. El peronista pasó el bastón de mando al ultraderechista Javier Milei el 10 de diciembre y antes de que terminara el año partió hacia Madrid para celebrar las fiestas con su familia, que poco antes se había instalado en la capital española. Tras su regreso el pasado viernes a Buenos Aires, su permanencia al frente del Partido Justicialista, que preside desde 2021, y su papel en la oposición son una incógnita, al igual que sus planes futuros. No hay certeza sobre si Fernández, de 64 años, regresará pronto a España o permanecerá por el momento en Argentina ni sobre el papel que jugará en la oposición.
La llegada de Fernández al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, fue captada por las cámaras de un canal de noticias. Pero el exmandatario no ha hecho declaraciones oficiales sobre su regreso. Desde el viernes, todo han sido especulaciones. De acuerdo con medios nacionales, gobernadores y legisladores del Partido Justicialista se reunieron antes del viernes para analizar la reorganización de la formación. Dentro del peronismo, la resistencia interna al liderazgo de Fernández no es nueva. Algunos sectores reclaman públicamente que el expresidente dé un paso al costado. La agrupación sindical peronista 62 organizaciones, que en algún momento ha llegado a ser la unión de gremios más poderosa de Argentina, reclamó antes de la llegada de Fernández al país “la inmediata renuncia” del exmandatario a la presidencia del Partido Justicialista y se quejó de que tras dejar el poder el exmandatario “huyó a España, donde parece que se autoexilió”.
Fernández dejó el cargo y el país tras cuatro años convulsos de Gobierno. El peronista había ganado la presidencia en 2019 y pronto sus niveles de aprobación cayeron. Su mandato de cuatro años estuvo marcado por la pandemia de la covid-19, la ruptura con la vicepresidenta y mentora, Cristina Fernández de Kirchner, y una economía en crisis, sin reservas de dólares en el banco central y con una inflación que superó del 140%.
Tras la derrota de la alianza Unión por la Patria en las elecciones, el peronismo quedó desarmado y su liderazgo, vacante. Ninguno de sus principales actores del oficialismo hasta el 10 de diciembre se han alzado como figuras claras de la oposición. Alberto Fernández estuvo hasta ahora en el exterior; el excandidato Sergio Massa, del Frente Renovador, ha tenido unas pocas apariciones; la exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ha estado ausente y solo rompió el silencio hace una semana.
La exmandataria criticó en un texto de 33 páginas el “feroz programa de ajuste” del Gobierno y vaticinó que la política económica del ultraderechista aumentará el desempleo “y la desesperación social en una suerte de caos planificado” que allane el camino para la dolarización que prometió el presidente. La reaparición de la expresidenta fue tomada por algunos sectores del peronismo como “una hoja de ruta”, mientras que otros espacios optaron por el silencio.
Kicillof, un candidato a líder
Mientras se define el rumbo del peronismo, uno de los nombres que suena para encabezar la unidad del movimiento es el de Axel Kicillof, economista de 52 años y ministro de Economía de Fernández de Kirchner al final de su segundo Gobierno (2012-2015). Kicillof renovó en diciembre su cargo como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Desde el mayor distrito electoral del país, un bastión históricamente peronista, Kicillof es una de las figuras de mayor peso que confronta con Milei.
Al acabar su gestión, Fernández siguió al frente del Partido Justicialista, la histórica formación que aúna expresiones diversas del peronismo. En las elecciones de 2023, el partido integró la alianza Unión por la Patria, que presentó a Sergio Massa como candidato presidencial, entonces ministro de Economía. El peronismo ganó la primera vuelta electoral, pero luego obtuvo uno de los peores resultados de su historia tras quedar a 11 puntos de su rival, Javier Milei, en la segunda.
Fernández, que se había mantenido a un margen durante la campaña, partió entonces hacia España, donde lo esperaban su esposa, Fabiola Yáñez, y su hijo Francisco, de casi dos años. “Prontamente estaré de regreso”, avisó en redes sociales.
“Estoy partiendo a España en vuelo de Aerolíneas Argentinas, nuestra Línea de Bandera, para reencontrarme con mi familia y pasar con ellos la Navidad y el Año Nuevo. Sigo en permanente contacto con los dirigentes de mi partido para hacer frente a los acontecimientos imperantes”, dijo en un mensaje. En otro, agregó que volvería “para seguir trabajando como un militante más” ante “la catastrófica situación económica que resultará de las medidas adoptadas” por el Gobierno de Milei.
Fernández se instaló en Madrid y apenas se inmiscuyó públicamente en la política argentina. Desde el exterior, envió algunos mensajes para criticar el proyecto de ley que Milei envió al Congreso con más de 600 artículos para desguazar el Estado; para defender al presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, de los agravios del ultra, que lo llamó “comunista asesino”; para lamentar los fallecimientos del exmandatario chileno Sebastián Piñera y de un exgobernador argentino, y para publicar una foto de su audiencia con el papa Francisco en el Vaticano.
En una entrevista con este periódico, Fernández, que es abogado y profesor en la Universidad de Buenos Aires, anticipó en diciembre que tenía “algunas propuestas” para “volver a dar clases” en España. “Me parece que está bien que tome distancia. Felipe González decía que los expresidentes somos floreros chinos, porque somos valiosos, pero no saben adonde meternos”, dijo.
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