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ELECCIONES ARGENTINA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El triunfo de Milei: aquí hay dragones

La contradicción entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo promete ser intensísima. A la hora de imaginar este duelo aparece un interrogante delicado: qué rol jugará la calle

Seguidores de Javier Milei celebran la publicación de los primeros resultados de las elecciones de este domingo, en Buenos Aires.
Seguidores de Javier Milei celebran la publicación de los primeros resultados de las elecciones de este domingo, en Buenos Aires.AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS)
Carlos Pagni

Más de la mitad de la ciudadanía argentina emprendió este domingo un experimento extrañísimo. En repudio a lo conocido, caminar hacia lo desconocido. Ese es el significado central del triunfo de Javier Milei por 56% de los votos sobre Sergio Massa, el candidato peronista, que obtuvo 44% en el balotaje del domingo. Milei es un economista con ideas libertarias, que aspira a una reforma total de la sociedad alrededor de las leyes del mercado, con posiciones muy reaccionarias en materia de política social, derechos humanos o gestión ambiental. Apareció hace poco más de seis años como figura pública, participando de programas de TV. En 2021 consiguió ingresar al Congreso liderando un pequeño grupo de diputados nacionales. Y sorprendió en las elecciones primarias de este año sacando el 30% de los votos, porcentaje que repitió en las generales del 22 de octubre pasado.

La campaña estuvo basada en dos consignas. Una es la de terminar con lo que él llama, apropiándose de una etiqueta usual en el fascismo y también entre los izquierdistas españoles de Podemos, “la casta”. Es un entramado que va más allá de la política e incluye corporaciones empresariales, sindicales y mediáticas. Milei promete vengarse de ese sistema de poder, lo que constituye una propuesta muy atractiva para un sector muy amplio de la sociedad, que se siente castigado por un largo estancamiento económico que lo va arrojando cada vez más a la pobreza. Se trata de una típica operación populista, por la cual se captura el desencanto de una parte del electorado para redireccionarlo hacia la clase dirigente. La otra promesa de Milei consiste estabilizar la endiablada economía argentina sustituyendo al peso por el dólar como moneda nacional. Una propuesta muy desafiante si se tiene en cuenta que uno de los problemas más duros que enfrenta el país es que su Banco Central se quedó sin dólares.

La viabilidad de este programa puede ser discutible por la naturaleza de sus objetivos. Pero Milei enfrenta otro inconveniente. Carece de poder legislativo para procesar las reformas que plantea. Su fuerza, La Libertad Avanza, contará a partir de diciembre con 36 de 257 diputados y con 8 de 72 senadores. Para mover esa barrera el nuevo gobierno dispondrá de un acuerdo con el expresidente Mauricio Macri, quien gobernó la Argentina entre 2015 y 2019. Macri, y su candidata a presidente, Patricia Bullrich, forzaron un acuerdo con Milei para derrotar al peronismo en la segunda vuelta. Pero ese movimiento quebró su propia fuerza, Juntos por el Cambio, que hoy está dispersa entre dirigentes del Pro, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, la tres agrupaciones que la integraban hasta hace un mes. Quiere decir que los votos que le puede sumar Macri a Milei en el Congreso son insuficientes.

Los colaboradores del nuevo presidente exploran en estas horas un acercamiento con líderes del peronismo que pudieran ampliar su base parlamentaria. Son dirigentes ajenos al kirchnerismo que, liderado por Cristina Fernández de Kirchner, es la corriente dominante de ese partido. Es posible que algo consigan. Muchos gobernadores que pertenecen a la oposición estarían dispuestos a colaborar con un intento de estabilización económica. El estímulo es evidente: la inflación este año podría superar el 200%. Y la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de 140%. Eso sí: para alcanzar esos acuerdos, Milei deberá resignar muchas de sus ideas más audaces. Aquellas por las que sus votantes lo llevaron al poder.

La relación con el peronismo va a estar signada por la agresividad. Allí seguirá mandando la señora de Kirchner, quien controla 106 diputados y 31 senadores. Además, domina la crucial provincia de Buenos Aires, donde vive la mayoría de los pobres, en un país que exhibe un índice ominoso: 42% de su población con necesidades básicas insatisfechas. Buenos Aires es gobernada por Axel Kicillof, un economista con inclinaciones marxistas que mantiene hacia la líder del peronismo una lealtad canina.

La contradicción entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo promete ser intensísima. Son dos fuerzas simétricas en su antagonismo. Y ambas con rasgos populistas: culto a la personalidad del líder y menosprecio por cualquier forma de mediación entre el líder y su base. El contrapunto pasará por dos ejes principales. La visión de las políticas sociales, que para Milei son una forma de robo, y la agenda de los derechos humanos. A la hora de imaginar este duelo aparece un interrogante delicado: qué rol jugará la calle. Es decir, con qué grado de movilización el peronismo, y las fuerzas de izquierda, contestarán el programa de Milei. Y la pregunta inmediata: cómo reaccionará Milei.

Son incógnitas más inquietantes por un dato adicional: el nuevo presidente y buena parte de sus asistentes desconocen por completo las reglas del oficio al que se han incorporado. En parte por esa virginidad han conseguido el voto. Ahora se requerirán otras destrezas: comprensión del tablero, inteligencia para comprender incentivos ajenos, capacidad de negociación. Y un enigma es si Milei las tiene.

Se trata de un interrogante crucial también en el terreno internacional. La canciller del nuevo gobierno será Diana Mondino, una economista sin experiencia diplomática. En ese frente hay varios conflictos por resolverse. El más importante tiene que ver con el vínculo con Brasil. Milei ha cultivado una alianza muy estrecha con Jair Bolsonaro, que se expresó ayer en una larga comunicación publicada por el expresidente brasileño. En homenaje a esa amistad ha descalificado con mucha dureza a Lula da Silva. El vínculo con Brasil es central para la Argentina, sobre todo para su economía. Es un misterio cómo se mantendrá en adelante.

Algo parecido, pero de mucha menos intensidad, sucede con los Estados Unidos, donde Milei está embanderado con la campaña de Donald Trump. Joe Biden saludó ayer su triunfo, deseando que corrija su posición respecto del cambio climático. El nuevo presidente argentino cree que la preocupación por ese problema es una sobreactuación para generar un miedo de raíz artificial.

En la base de estos desafíos palpita una pregunta: ¿Milei habrá advertido la composición de la corriente electoral que ayer lo llevó hasta la orilla del poder? Allí hay un 30% de votantes que lo admiran. Un grupo de ellos adhirió a él por razones ideológicas. Otros, porque están enojados y quieren un cambio radical. Pero el 55% del domingo contiene un 25% de gente que viene de votar por otros candidatos. Y que eligió a Milei en segunda vuelta para evitar la continuidad del peronismo. Votaron contra Massa. Esa franja, que lo puso al frente del gobierno, puede ser ahora la que lo limite.

En los antiguos mapas medievales aparecía una leyenda: terra incógnita, tierra desconocida. Indicaba las zonas que no habían sido transitadas jamás por explorador alguno. La Argentina se ha adentrado en una de esas regiones misteriosas. Uno de esos mapas, el Hunt-Lenox Globe, que se conserva en la Biblioteca Pública de Nueva York, presenta otra advertencia: Hic sunt dracones. Aquí hay dragones. Es el riesgo de caminar hacia lo desconocido.

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