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Argentina lanza un nuevo “dólar agro” para reforzar las reservas del Banco Central

Los exportadores recibirán 300 pesos por cada dólar, 72 más que la cotización fijada por el Gobierno

Campo de soya en Pergamino provincia de Buenos Aires (Argentina).
Campo de soya en Pergamino provincia de Buenos Aires (Argentina).Agustin Marcarian (REUTERS)
Federico Rivas Molina

El Gobierno argentino rasca el fondo de la olla. Necesita con urgencias dólares para fortalecer sus reservas internacionales y este miércoles ha salido a buscarlos al único sitio donde puede encontrarlos: el campo. Para incentivar a los exportadores a liquidar sus divisas ante el Banco Central, la Casa Rosada ha lanzado este miércoles un “dólar agro”, una versión ampliada del “dólar soja” que rigió entre septiembre y diciembre del año pasado. La agroindustria recibirá por cada dólar 300 pesos argentinos, bastante menos de los 392 que recibiría en el mercado negro, pero más que los 218 de la cotización fijada por el Estado. El objetivo es incentivar a los productores que, según el Gobierno, mantienen retenidos sus dólares en el exterior a la espera de una devaluación de la moneda nacional.

El “dólar agro” aplicará sobre todo a las exportaciones de soja, pero en esta su tercera versión se extenderá a otros productos como cítricos, fruta y vinos. La idea es que el beneficio alcance a economías regionales que dan empleo. A cambio, los productores deben garantizar precios asequibles en el mercado interno y garantizar el abastecimiento. Al mismo tiempo, el programa prevé el castigo a empresas exportadoras que, según el Gobierno, retienen mediante maniobras irregulares unos 3.600 millones de dólares de sus ventas en el exterior. Si no se ponen al día dentro de los próximos 30 días, verán suspendida su identificación fiscal y no podrán operar en el mercado de cambios. “Le hacen daño no solamente a las empresas argentinas y a las economías que trabajan, producen y exportan, sino también a la credibilidad y la fortaleza de la moneda argentina”, dijo el ministro de Economía, Sergio Massa.

El programa es una salida de emergencia al compromiso de acumulación de reservas que Argentina acordó con el Fondo Monetario Internacional para 2023. Esta semana, el organismo redujo de 9.800 a 8.000 millones la meta prevista para finales de año porque asumió que era inalcanzable. Habrá que esperar a diciembre para saber si la ayuda será suficiente. El arranque de año no pudo ser peor: desde enero, el Banco Central argentino ha perdido 3.400 millones de dólares en un intento por satisfacer la demanda y contener el derrumbe del peso.

Mientras los dólares salen día a día, son muy pocos los que entran. El país sudamericano vive la peor sequía de los últimos 60 años y perderá solo en concepto de exportaciones agroindustriales unos 20.000 millones de dólares, casi la mitad de la deuda que mantiene con el Fondo. Massa dijo que el programa para la soja “lo que hace es mejorar el precio para el productor, que hoy tiene menos volumen por la sequía”. El Gobierno pretende “paliar pérdidas, pero además incentivar las exportaciones argentinas y fortalecer las reservas”. El ministro anunció además la suspensión de “ejecuciones fiscales, bancarias y los anticipos de impuestos” para 69.000 productores golpeados por la sequía.

La falta de agua, producto de tres años consecutivos del efecto de La Niña, ha derrumbado todas las previsiones de cosecha realizadas al inicio de la temporada. Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción en la campaña 2022/2023 caerá un 45%, con un 9% menos de área sembrada y una caída del rinde -las toneladas promedio producidas por hectárea – del 34%. Para el mercado externo será un golpe muy duro: las ventas de trigo caerán 55% y las de maíz un 21%. Aun así, la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales dijo en un comunicado que espera aportar a las arcas del Estado de unos 5.000 millones de dólares desde el complejo sojero. El Gobierno estima que esa cifra puede alcanzar a los 7.000 millones cuando se sumen el resto de los productores.

No todo el campo está de acuerdo con el nuevo “dólar agro”. La lechería, los que engordan hacienda o alimentan aves y cerdos, saben que una subida del precio de la soja impactará sobre sus costos y hará subir los alquileres de los campos. Lo que piden es la unificación del tipo de cambio y una bajada de los impuestos a las exportaciones, la herramienta que utiliza el Estado para quedarse con parte de la torta exportadora.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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