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Una pareja argentina pasa cinco días detenida por la falsa acusación de abusar y matar a su bebé

“Lo que vivimos fue un calvario, desde que entramos en comisaría hasta que salimos. Recibimos cachetadas, patadas, no nos querían ofrecer agua ni dejarnos contactar con nuestra familia”, denuncia Gabriel Barrientos

Gabriel Barrientos y Layla Rivero, los padres de la bebé que falleció el 8 de febrero
Gabriel Barrientos y Layla Rivero, los padres de la bebé que falleció el 8 de febrero.RR SS

Hace una semana, los argentinos Layla Melanie Rivero y Gabriel Barrientos llegaron a la sala de urgencias de un hospital bonaerense con su bebé de 21 días en grave estado. “Algo le pasa”, le dijeron a la médica de guardia del hospital Balestrini tras comentar que creían que se había atragantado con la leche cuando amamantaba y había dejado de respirar. El personal de salud intentó sin éxito reanimar a la bebé y poco después diagnosticó su muerte por muerte cerebral. Pero en una revisión posterior, el equipo pediátrico entendió que había signos de abuso sexual y dio aviso a la justicia y a la policía. Los padres fueron enviados a la comisaría y sólo allí se enteraron de que su hija, la cuarta de la pareja, había fallecido y estaban acusados de homicidio agravado y abuso sexual.

La Fiscalía, al mismo tiempo, pidió investigar si los otros tres menores —de ocho, siete y cinco años de edad— también habían sido víctimas de abusos con el objetivo de darles contención y actuar penalmente contra los padres.

Rivero y Barrientos permanecieron cinco días detenidos, en los que fueron maltratados por policías y presos y linchados virtualmente en las redes sociales, donde se los comparaba con la madre de Lucio Dupuy y su novia, declaradas culpables de matar de una paliza al niño de cinco años.

Sin embargo, los resultados de la autopsia fueron muy distintos a las conclusiones de las pediatras del hospital Balestrini. El informe pericial concluyó que no se hallaron lesiones que pudieran inferir una muerte traumática ni signos de presunto abuso sexual. Con esa evidencia científica, la juez ordenó su liberación.

Mientras se recuperan de lo ocurrido, los padres de la bebé fallecida planean denunciar al personal médico por mala praxis y a la policía responsable de su custodia durante los días en los que estuvieron detenidos.

“No nos pudimos despedir”

“Lo que vivimos fue un calvario, desde que entramos en comisaría hasta que salimos. Recibimos cachetadas, patadas, no nos querían ofrecer agua ni dejarnos contactar con nuestra familia, que estaba fuera… nos maltrataron física y psicológicamente”, dice Barrientos por teléfono, acompañado por su pareja y el abogado de ambos, Miguel Racanelli. “Fue lo peor que nos pasó en la vida. No nos pudimos despedir de nuestra hija, no nos dijeron nada, nos enteramos [de su muerte] en comisaría”, agrega Rivero.

Cuando Rivero se enteró del motivo por el que estaban presos, comenzó a llorar. Los policías le dijeron que declarase en contra de su pareja porque sino iba a quedar como cómplice, pero se negó porque estaba segura de su inocencia. Cuenta también que la amenazaron con una muerte a manos de las presas con las que iba a compartir la celda.

El abogado detalla que la Fiscalía ya ha abierto una investigación de oficio para esclarecer por qué los policías no cumplieron la orden judicial que disponía que los padres debían permanecer aislados. “Los entregaron y los hicieron moler a palos. La responsabilidad la tienen quienes los custodiaban”, asegura Racanelli, quien prepara también una denuncia particular.

“La beba tenía una cardiopatía congénita que no le había sido detectada y le causó una muerte cerebral. Tenía sangre en las fosas nasales y en la boca porque le fallaron los pulmones. Eso dice la autopsia”, detalla el abogado.

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