Iris Aguilar Ipuana, maestra y guardiana del tejido Wayuú
Reconocida como maestra de maestras por Artesanías de Colombia y líder de las 1.000 tejedoras que produjeron unas 4.000 piezas únicas para la marca Totto, fue la encargada de confeccionar los ornamentos que el papa Francisco usó en su visita al país

Una leyenda Wayuú cuenta que un cazador rescató a una niña huérfana y se la llevó a su casa. Por las noches, ella se transformaba en una hermosa tejedora capaz de crear piezas mágicas con los hilos que salían de su boca. El joven descubrió su secreto y ella le pidió no contarlo a nadie, pero él rompió su promesa y ella se convirtió en la araña tejedora wale’kerü, luego desapareció para siempre, dejando sus tejidos para que el pueblo Wayuú aprendiera ese arte.
Iris Aguilar Ipuana (La Guajira, 83 años) es hija de esa tradición y también de dos familias tejedoras que le heredaron su sabiduría. Desde pequeña aprendió los puntos básicos, y en la pubertad debía cumplir con el ritual del “encierro”, un período en el que permanecen alejadas del mundo exterior para que el cuerpo de la niña esté protegido mientras se transforma.
En esos tres años, su madre le inculcó la tradición del tejido: “Se dedicó a enseñarme ahí encerrada. Y esa escuela fue una gran experiencia para mí. Aprendí a hacer el hilo a partir del algodón”, recuerda. Ese tiempo, además, le sirvió para cultivar la concentración, la paciencia y la creatividad, esenciales en este oficio, y siempre acompañada por el espíritu de wale’kerü.
Cuando recibió el reconocimiento como Maestra de Maestras que le otorgó Artesanías de Colombia, en 2017, Aguilar Ipuana dijo que ese premio debía ser para su madre. “Todo lo que yo soy, lo soy por mi mamá”, dice. Hace cuatro años su madre murió. Aunque vivió 104 años, ella confiesa que su partida la sumió en un duelo profundo que la alejó del telar: “Su muerte me dejó trastornada. Dejé de tejer, dejé todo. En este momento estoy encaminada otra vez, ya lo estoy retomando”.
El tejido exige mucha concentración y tiempo. “Hay que entender las matemáticas. Si se pierde un hilo, no se ha hecho nada; hay que volver a empezar y tener mucho cuidado”, explica. “Todo es trabajado en el telar, con los dedos, la mente y la felicidad que da seguir cuando salen los diseños”.
Aclara que ninguno de los diseños parte de un dibujo o boceto, todo está en su cabeza. “Uno tiene que retener los dibujos en la mente, nada sobre papel”. Se requiere memoria y enfoque. Y esa es quizás la mayor dificultad y la razón por la que ese arte está amenazado.
Por eso se ha empeñado en entregar su conocimiento a todo el que quiera recibirlo. Esto la hace feliz y es su contribución para que el arte Wayuú se conozca y no muera. Frente a la posibilidad de que el tejido incorpore algún tipo de tecnología que simplifique el proceso, ella se resiste: “Ya no sería tan tradicional”.
En 2016, lideró la creación de la Federación Nacional de Artesanos Wayuú (FenarWayuú), que suma 1.500 miembros y tiene el objetivo de fortalecer la comercialización de sus productos y la difusión de su arte. Fue por medio de esta federación que se hizo una alianza con la reconocida marca Totto para que casi 1.000 tejedoras, con Iris Aguilar a la cabeza, produjeran unas 4.000 piezas únicas que se comercializaron dentro y fuera de Colombia, en una edición especial étnica.
Sin embargo, una de sus satisfacciones más grandes fue haber sido escogida para diseñar y confeccionar los ornamentos que el papa Francisco vistió durante su visita a Colombia, en 2018. “Estuve muy feliz, mi mamá todavía estaba viva. Nos dedicamos juntas con mis primas y fue algo muy grande y especial para nosotras porque era para él”.
Iris Aguilar Ipuana ha pasado toda su vida enseñando a otras mujeres, dentro y fuera de la comunidad Wayuú. Ahora piensa en montar un almacén en Riohacha, en el que se puedan vender hilos y mostrar el arte de su pueblo. Y no descarta la idea de fundar una escuela y un museo que le muestre al mundo la tradición del tejido.
En julio de 2025, Telecaribe transmitió la serie documental Orgullo de piel cobriza para rendir un homenaje a miembros destacados de la cultura Wayuú. Aguilar Ipuana es una de las protagonistas. “Soy una mujer Wayuú, orgullosa de mis ancestros y enamorada de mi arte”, asegura complacida.
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