Sky Rompiendo, el productor que globalizó el reguetón
De la mano de estrellas como J Balvin o Feid, este antioqueño ha buscado crear un sonido que, sin alejarse de las bases del reguetón, lleve al género más allá de América Latina
Para entender el fenómeno del reguetón es necesario analizar el trabajo de una generación de artistas paisas que decidieron apostarle a llegar lejos en la música. Así lo plantea Alejandro Ramírez Suárez, también conocido como Sky Rompiendo, uno de los integrantes de ese grupo de arquitectos de la globalización del género.
Con 31 años, es reconocido como uno de los productores clave del reguetón. Suma ocho premios Grammy Latinos por su trabajo como productor y compositor en álbumes de Juanes, Rosalía y J Balvin. Eso, sin contar por lo menos otras 12 nominaciones a ese galardón y tres más a los Premios Billboard de la Música Latina.
Detrás de esos reconocimientos, y de su estatus como indispensable del género, está el trabajo que hizo durante la última década con J Balvin. A fin de cuentas, Ramírez es la mente detrás de los beats de La familia, Energía y Vibras, álbumes que acercaron el reguetón al sonido pop y afianzaron su posición como uno de los ritmos más escuchados en el mundo.
En una entrevista con Chente Ydrach, uno de los principales creadores de contenido especializado en reguetón en Puerto Rico, Ramírez contaba que el primer sencillo que les generó reconocimiento internacional fue 6 AM (La Familia), que llegó a ser número 1 en los top de canciones más escuchadas en Estados Unidos, donde cuenta con un certificado diamante.
Esa gesta continuó con Energía, en el que colaboró con uno de sus grandes referentes, Pharrell Williams, superando 1,8 millones de copias vendidas en el mundo y el reconocimiento como el número uno en la sección de álbumes para el mercado latino en 2016 según Billboard; y se consolidó en Vibras, en el que hizo dupla con Tainy, otro de los grandes productores del género urbano, logrando certificaciones multiplatino en Estados Unidos y México.
Semejante éxito encuentra su origen en la infancia del productor. Según cuenta, creció escuchando la colección de casetes de salsa de su padre, pidiéndoles a él y a sus tíos que pusieran música en las reuniones familiares para “hacer show”. Más adelante dedicó sus oídos al rock, especialmente a Limp Bizkit y Korn, para luego pasar temporadas de pesca en Miami escuchando a Tupac Shakur con su tío, decantando sus pasiones a la orilla del hip-hop.
Con 12 años, comenzó a ver la llegada del reguetón a Medellín en una oleada que lo marcó profundamente. Escuchar a Tego Calderón, Wisin & Yandel o a Hector & Tito, confesó durante una conversación con el periodista musical Héctor Elí para el pódcast Flowcast, le hicieron sentir algo que no puede describir ni olvidar, pues si bien se considera un amante del rap gringo, el inglés no es su primer idioma. Escuchar algo similar, en español, se le hizo distinto y más cercano.
El toque final se dio en Miami, donde estudió durante una temporada. Allí surgió definitivamente el amor por la producción: “Me hice amigo de un boricua que estudiaba conmigo. Un día me invitó a la casa y en su cuarto tenía un set up, nada más un televisor, los monitores, un teclado midi y el FL Studio abierto”. Ver a ese amigo hacer un beat básico en ese programa de producción hizo que regresara a Medellín con el objetivo de dedicarse a crear música, según le contó en Flowcast.
Desde entonces, Sky se volvió un fanático de lo que está ‘atrás’ de la música: los beats, los samples, las mesas. Todos, temas que estudió en cursos con DJs y que comenzó a aplicar casi de inmediato, con 16 años, encontrando inspiración en artistas como Timbaland, Dr. Dre, Ryan Leslie y, claro, Pharrell.
Su camino arrancó entonces, produciendo para diez artistas en Dream House Música. Su primer éxito lo tuvo tres años después, en 2011, con Cripy Cripy, de Yandar & Yostin. También fue DJ de Shako, con quien salió de gira para descubrir los retos que enfrenta un artista fuera del estudio. Allí, entre aeropuertos, buses y visitas a colegios, conoció a Balvin.
Sobre el sonido que los caracteriza como dupla y que les permitió llevar el reguetón más allá de América Latina, Sky señala que la clave estuvo en acercarse a ritmos como el dancehall y el R&B sin perder la esencia reguetonera fundamentada en bajos y bombos potentes, “en la cara”.
En términos del negocio, agregó en la misma entrevista, la herramienta para escalar y llevar la música a nuevas esferas ha sido el networking, la construcción de relaciones de confianza y de respeto hacia los artistas. De ahí que siempre esté generando oportunidades para trabajar con personalidades como Rosalía, con quien después colaboró en Motomami.
Otra de sus relaciones determinantes es con Feid, el reguetonero paisa que se ha tomado el liderato del género en Colombia durante los últimos tres años y con quien sostiene amistad desde los 14. Admite que es uno de los artistas con los que más química tiene a la hora de escribir y producir, quizá porque comparten el gusto por lo coloquial. Juntos han creado discos definitivos para la generación actual, como Ferxxo (Vol 1) o Inter Shibuya - La Mafia.
En la actualidad, Sky considera que su rol como productor es el de ser como el agua: listo para fluir y responder a lo que el o la cantante necesite. Además, se concentra en su propia música y en encontrar el balance entre el trabajo y su recién adquirida paternidad. Sobre el éxito, no hay mejor reflexión que la que concluye su charla con Chente Ydrach: “Creo que los sueños tienen que ser bien grandes, ponerse metas de responsabilidad, no encajonarse, buscar qué hacer para ser de los más ‘cabrones’ o para salirse del juego como todos los productores han hecho. Cuestionarse mucho. Yo me cuestiono mucho, me cuestiono mucho en el sonido y en la forma en la que hago las cosas”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.
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