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La condena contra su hermano por paramilitarismo cae como un lastre electoral para Álvaro Uribe

Absuelto de todos los cargos en el ‘juicio del siglo’ que lo enfrentó con Iván Cepeda, el expresidente de derechas pierde el impulso ganado con aquella decisión judicial

El expresidente Álvaro Uribe, el incombustible referente de la derecha colombiana, llegaba impulsado a la campaña electoral en ciernes. El viento soplaba a su favor, tras ser absuelto en segunda instancia de todos los cargos por manipulación de testigos y fraude procesal en el llamado ‘juicio del siglo’, que lo enfrenta desde hace más de una década al senador izquierdista Iván Cepeda. Aunque son casos distintos, esa aura se disipa con la condena a 28 años de cárcel contra su hermano menor, el empresario y ganadero Santiago Uribe, también en segunda instancia, por delitos relacionados con paramilitarismo. Más concretamente, concierto para delinquir agravado, por conformar y liderar el grupo paramilitar Los 12 apóstoles, y homicidio agravado, por el asesinato de Camilo Barrientos, un conductor de bus de Yarumal, de acuerdo con la sentencia del Tribunal Superior de Antioquia que se conoció este martes.

La absolución del mes pasado le había dado un nuevo aire al proyecto político de Álvaro Uribe. Desde entonces, dirigía la orquesta de la derecha, a la espera de que se decanten los bloques y las alianzas, y maniobraba para construir una gran coalición que ataje la ambición de la izquierda, que le busca un sucesor al presidente Gustavo Petro en las elecciones del 2026. También había anunciado que volverá a aspirar al Senado en las legislativas de marzo, que preceden a las presidenciales y se convierten, a través de consultas simultáneas para elegir candidatos, en una suerte de primera vuelta. Desde su finca de Rionegro, Antioquia, ha entablado conversaciones con una amplia gama de aspirantes y pesos pesados de la política colombiana. No solo de su partido, el Centro Democrático, que aún no escoge a su propio precandidato. En las últimas semanas, se ha reunido con el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, la comunicadora Vicky Dávila o el ultraderechista Abelardo de la Espriella, entre otros. Todos compiten por su guiño.

No les faltan razones. El expresidente de la “mano firme y el corazón grande” ha sido protagonista en mayor o menor medida de todas las grandes citas electorales en lo que va del siglo, en carne propia o en cuerpo ajeno. El ciclo del próximo año no será la excepción. Es probablemente el político que más divide a la sociedad colombiana, y el que más pasiones desata. Pero ahora tendrá que afrontar la naciente campaña bajo la alargada sombra de la relación de su familia con el paramilitarismo, un señalamiento que sus adversarios siempre le han echado en cara.

Esas acusaciones también estaban detrás del ‘juicio del siglo’, que lo tuvo contra las cuerdas. Aunque Álvaro Uribe ha sido denunciado penalmente en numerosas ocasiones, los procesos contra él nunca habían prosperado hasta que, paradójicamente, terminó en la mira de la justicia por un caso que él mismo inició. Se remonta a 2012, cuando Cepeda intentó demostrar los supuestos vínculos de Uribe con grupos paramilitares. El expresidente lo denunció entonces ante la Corte Suprema, encargada de investigar a los congresistas, acusándolo de un complot que involucraba falsos testigos en cárceles colombianas con el propósito de enlodarlo.

Las investigaciones dieron un vuelco en 2018, cuando el alto tribunal se abstuvo de procesar a Cepeda. Por el contrario, pidió investigar a Uribe, bajo la sospecha de que habían sido él y sus abogados los que habían manipulado testigos para que se retractaran y acusaran a su adversario político. Uribe llegó a renunciar al Senado para salir de la órbita de la Corte Suprema, pero el caso siguió su dilatado trámite en la justicia ordinaria. Incluso llegó a estar condenado a 12 años de prisión domiciliaria en primera instancia, hasta que la absolución del pasado 21 de octubre, celebrada en coro por la derecha, sacudió el tablero electoral.

En el camino, Cepeda, que tiene un largo historial de enfrentamientos legales con el expresidente, se convirtió en un villano para el uribismo y un héroe del antiuribismo. Hoy es el aspirante presidencial propio de la izquierda y encabeza las encuestas, después de haber ganado con autoridad, también el mes pasado, la consulta popular del oficialista Pacto Histórico. No tardó en celebrar la condena de este martes contra Santiago Uribe como una “excelente noticia para las víctimas, la verdad y la justicia en Colombia”. Otra precandidata más centrista, la exalcaldesa de Bogotá Claudia López, destacada investigadora del paramilitarismo antes de saltar a la política, también saludó la sentencia: “No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla”, escribió en sus redes sociales. “A todas las víctimas, a los campesinos desplazados, a las familias destrozadas, a las más de 132.000 madres y padres que aún buscan a sus hijos desaparecidos, mi amor y solidaridad siempre. La justicia se demora pero llega”. Los vientos de los fallos judiciales cambian de dirección.

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