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El comandante del Ejército defiende que los menores muertos en el bombardeo del Guaviare eran “un objetivo militar lícito que también asesina”

El general Luis Emilio Cardozo Santamaría admite en una entrevista con EL PAÍS que la inteligencia nacional “no puede saber qué edades tiene cada persona” en los grupos armados

La muerte de ocho menores de edad en un bombardeo militar tiene al Gobierno colombiano y a las Fuerzas Militares contra las cuerdas. La acción militar ocurrió el pasado viernes en el departamento amazónico del Guaviare contra las disidencias de las FARC lideradas por alias Iván Mordisco, una facción criminal que está señalada por el reclutamiento masivo de niños y adolescentes. El general Luis Emilio Cardozo Santamaría, comandante del Ejército Nacional, defiende en una entrevista con EL PAÍS el operativo, el más polémico que ha ordenado el presidente Gustavo Petro, al que muchos han acusado de violar el Derecho Internacional Humanitario (DIH). El oficial al mando de la fuerza militar terrestre de Colombia asegura que aunque “reclutar niños es un crimen de guerra”, cuando los grupos los entrenan y arman, “se convierten en un objetivo militar lícito”.

Petro, que asumió “el riesgo” de que en la acción militar murieran niños, ha asegurado que dio la orden de bombardear a los disidentes para proteger la vida de 20 soldados, que estaban en riesgo de una emboscada. Además, los militares tenían como objetivo neutralizar a alias Jimmy y alias Pescado, dos líderes guerrilleros. Los blancos se fugaron y, en su lugar, fueron abatidas 19 personas. La más pequeña tenía 13 años. Ninguno era un objetivo de valor para el Ejército. El general Cardozo recalca que para la inteligencia “no es fácil determinar las edades de las personas que están en un grupo armado”.

Pregunta. ¿Cuál fue el rol del Ejército en el operativo en el Guaviare en el que murieron ocho menores de edad?

Respuesta. Los disidentes liderados por alias Pescado se estaban desplazando para un combate. La inteligencia militar comenzó a recibir información y se dio cuenta de que el grupo se había fortalecido y llegamos a la situación en la que se presenta el bombardeo. Estamos hablando de que había más o menos unos 150 bandidos y mueren 20 de ellos. Todos integrantes de la facción de Mordisco.

P. ¿Sabían que entre los disidentes había menores de edad, algunos incluso una niña de 13 años que murió? ¿Ellos también son “integrantes” del grupo armado?

R. La información de qué edad tienen las personas que integran los grupos armados organizados es muy difícil de saber. La inteligencia militar, generalmente, marca es la cantidad de personas que están en el grupo. Estos grupos tienen como práctica reclutar menores de edad. Es un crimen de guerra: los están entrenando, los están equipando y les están quitando el estatus de protección porque los convierten en combatientes que atacan a la población civil y que asesinan personas. Entonces [los menores] se convierten en un objetivo militar lícito. Teníamos que tomar decisiones porque, si no, se ponía en riesgo la vida de los soldados. Cuando un soldado tiene que enfrentarse a una persona armada, no sabe la edad de quién está del otro lado. Y, desafortunadamente, en esa confrontación caen estos menores, que son víctimas.

P. ¿La inteligencia militar no pudo determinar que había niños, pese a las alertas?

R. Lo que sabemos es que no había civiles en la zona, sino que todos eran integrantes del grupo. Estos menores estaban en una acción continua de combate y por eso pierden su estatus de protección especial que les da la legislación. Tenemos muy cercano aquí con el asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe. ¿Quién lo mató? Un menor de edad. Lo que queremos decirle a la sociedad colombiana e internacional es que mire hacia los grupos armados que tienen como estrategia reclutar niños para proteger a sus cabecillas. Esos menores con armas, entrenados y que participan de hostilidades se convierten en objetivos para las operaciones militares, así está establecido en el DIH y en la ley.

P. Pero, según el DIH, todos los menores de 15 años siempre son víctimas, independientemente del rol que ocupen dentro de una organización ilegal y no pueden convertirse en objetivos militares.

R. Es correcto, pero el tema es que no sabemos. Nosotros no tenemos la inteligencia para decir que una persona tiene menos o más de 15 años. Es muy difícil poder establecer eso en la selva. Todavía no existen las herramientas técnicas y de inteligencia tan detalladas como para saber cuáles personas dentro de esa estructura armada tienen menos de 15 años y cuáles tienen más. Lo que sí hay es una amenaza grande de la población de esa zona y contra la sociedad colombiana que el Estado al final tiene que proteger en su conjunto.

P. Si ya es evidente que los grupos armados reclutan a niños, ¿por qué no aplicar el principio de precaución y de distinción que promulga el derecho internacional y evitar el ataque?

R. La precaución se dio porque en esta operación específica no se utilizó toda la capacidad que se tenía. Generalmente, hay unos protocolos que tiene nuestra fuerza aérea de cuántas aeronaves se usan para tirar objetivos en tierra y allí lo que se usó fue una capacidad menor a la que por doctrina se tiene, precisamente tratando de que el daño no fuera tan grande.

Desafortunadamente, aquí los objetivos de alto valor no cayeron. Son los azares de la guerra. La guerra no obedece a matemáticas exactas

P. Usted afirma que la decisión de bombardear fue en defensa a una posible emboscada. ¿La inteligencia no pronosticó que se acercaban los disidentes?

R. La inteligencia sí estaba porque, si no, no hubiéramos ubicado al grupo y no hubiéramos podido tomar decisiones anticipadas ante el hecho. Los grupos son altamente móviles: se mueven por ríos, por trochas y lo que se encontró es que en el grupo se unieron varias estructuras. Crecieron, se hicieron fuertes y la situación se hizo más complicada. Esas son las circunstancias dinámicas del conflicto irregular con grupos que están cambiando permanentemente de estrategia.

P. Si la inteligencia militar es tan rigurosa, ¿por qué los dos objetivos de alto valor se fugaron?

R. Son las circunstancias que se viven en ese momento. Los cabecillas, apenas escuchan los aviones, corren, y pues algunos se afectan, otros no. Desafortunadamente, aquí los objetivos de alto valor no cayeron. Son los azares de la guerra. La guerra no obedece a matemáticas exactas. Los responsables de cometer estos crímenes de reclutamiento de menores caerán porque ese es el propósito: atacar siempre a los que tanto daño le hacen a la sociedad colombiana.

P. Poner a 20 soldados contra 150 disidentes es una evidente desproporción. ¿Cuántos integrantes del Ejército fueron heridos o murieron en el hecho?

R. No hubo personal militar herido ni muerto.

P. ¿Quién asume la responsabilidad si se demuestra que la inteligencia militar sí advirtió de la presencia de menores? ¿Se debe mejorar su capacidad?

R. No quiero que quede el mensaje de que la inteligencia colombiana es mala. Por el contrario, es muy buena. La inteligencia ubica los bandidos en la selva, determina cómo se mueven estos grupos y demás. El problema es llegar al detalle de saber quién es mayor o menor de edad dentro de una estructura. Ahora, es una estrategia de los grupos armados organizados incorporar a menores para poder blindarse ante los ataques aéreos. Si disminuimos la capacidad, inmediatamente lo que hacen es reclutar a más menores.

Estamos seguros de que se cumplieron los protocolos, pero siempre estamos abiertos a revisar lo que hacemos

P. Petro anunció en julio el despliegue de más de 1.000 soldados en el Guaviare, justamente para fortalecer la presencia militar en la zona. ¿Por qué no acudieron esos refuerzos en vez de recurrir al bombardeo?

R. Sí, hay tropas en la zona, pero no estaban en ese punto específico. Los grupos armados no están donde está la tropa. Son áreas profundas de la selva donde ellos buscan confrontaciones. Y eso es lo que quieren ellos: tener una superioridad en masa en puntos relativos del territorio donde hay pocos soldados. Entonces, se agrupan para tener un poder más fuerte.

P. ¿Aceptan algún error en el operativo? ¿Habrá algún cambio en el futuro?

R. Las decisiones de aplicar fuerza a través de operaciones de bombardeo las toma el señor presidente. Él determinará en cada hecho específico. Cada vez que hacemos una operación, por doctrina, revisamos lo que se hizo bien y lo que no. Es un acto normal, permanente y continuo. Aquí estamos seguros de que se cumplieron los protocolos, pero siempre estamos abiertos a revisar lo que hacemos.

P. ¿Entiende por qué hay una controversia alrededor del ataque?

R. Lo sabemos porque es una circunstancia muy especial. Pero una cosa es el tema moral y otra el tema legal. Poner de acuerdo lo moral con lo legal a veces no es tan fácil. Pero en esta tarea tenemos la tranquilidad de haber cumplido con todos los protocolos que rigen en la doctrina militar, que está atravesada por el derecho internacional humanitario.

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