Revolución en la Academia Colombiana de la Lengua con el ingreso de Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad y las lingüistas Pizarro, Moya y Medina de Pacheco
La institución sufre su mayor transformación desde su fundación hace 152 años
La Academia Colombiana de la Lengua, que llevaba un tiempo hibernando, ha sufrido estos días una verdadera revolución, seguramente la mayor desde su fundación, hace 152 años. El escritor, ensayista y poeta Juan Gabriel Vásquez, colaborador de EL PAÍS, ha ingresado como miembro de la institución junto a los también novelistas Héctor Abad, William Ospina y Juan Esteban Constaín. Así de golpe, cuatro de los escritores más destacados de este país. Además, han sido admitidas tres lingüistas de reconocido prestigio: Agueda Pizarro, Myriam ...
La Academia Colombiana de la Lengua, que llevaba un tiempo hibernando, ha sufrido estos días una verdadera revolución, seguramente la mayor desde su fundación, hace 152 años. El escritor, ensayista y poeta Juan Gabriel Vásquez, colaborador de EL PAÍS, ha ingresado como miembro de la institución junto a los también novelistas Héctor Abad, William Ospina y Juan Esteban Constaín. Así de golpe, cuatro de los escritores más destacados de este país. Además, han sido admitidas tres lingüistas de reconocido prestigio: Agueda Pizarro, Myriam Constanza Moya y Mercedes Medina de Pacheco.
La transformación de una institución que parecía anclada en el siglo XIX se antoja similar a la que sufrió la Real Academia Española (RAE) cuando ingresaron a ella a principios de siglo Arturo Pérez Reverte, Antonio Muñoz Molina y Javier Marías. Las ventanas de una institución anquilosada en el tiempo se abrieron en ese momento de par en par: entraban novelistas en vez de académicos y lingüistas. Aquí ha ocurrido algo semejante. “La historia de la primera academia americana de la lengua sufre un remezón histórico. De eso no hay duda”, cuenta Daniel Samper Pizano, el académico que ha abanderado la transformación. La sede colombiana de las letras sufre así una sacudida después de años moribunda.
“La institución tiene una historia bellísima”, cuenta Vásquez al poco de enterarse. “Yo he dicho muchas veces que la patria de un novelista es su lengua, y esto es como ir a vivir a la capital de esa patria. Me he pasado la vida tratando de dominar los misterios de mi lengua, su temperamento y su personalidad. Lo que llamamos el genio del idioma, mejor dicho. Me dará mucho gusto ahora hacerlo también desde allí”, añade el más internacional de los escritores vivos colombianos.
El autor de novelas que son ya parte de la historia de la literatura colombiana como El ruido de las cosas al caer o Volver la vista atrás considera un honor su ingreso. Su nombre representa las letras de Bogotá, la capital del país, pero la institución ha hecho un intento esta vez de descentralizarse nombrando también a Héctor Abad (Medellín), Constaín (Popayán) y Ospina (Tolima). Los miembros de la academia confían en que estos nuevos nombramientos modernicen la Academia. “Estas son las nuevas generaciones que tendrán en su mano el futuro”, ha dicho al respecto el presidente encargado, Eduardo Durán Gómez.
Es un hecho importantísimo también la inclusión de las lingüistas Pizarro, Moya y Medina en una institución de tradición machista. Las tres tienen una amplia y contrastada carrera. Pizarro, poeta y escritora, nació en Nueva York y ejerce como directora del Museo Rayo, dedicado al dibujo y grabado latinoamericano, en reconocimiento del pintor Omar Rayo. Constanza Moya tiene más de 30 años de experiencia como profesora asociada del Departamento de Lingüísitca de la Universidad Nacional y es autora de artículos textos sobre comunicación y sobrepragmática. Pacheco, escritora de más de una docena de libros, es miembro de la Academia de historia de Bogotá y de la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá.
Además, el nicaragüense Sergio Ramírez ha sido nombrado miembro extranjero correspondiente, un título que ostenta también Álex Grijelmo, un lingüista y periodista histórico de EL PAÍS. Ramírez, premio Cervantes que vive en el exilio, fue despojado hace tres meses de su nacionalidad junto a otras 93 personalidades por el presidente autoritario Daniel Ortega, y en febrero aceptó el ofrecimiento de la ciudadanía colombiana. El reputado economista José Antonio Ocampo, recientemente destituido por el presidente Gustavo Petro como ministro de Hacienda, ingresa para vigilar la inclusión de términos económicos, como ocurre en otros campos como el de la medicina. Ocampo era candidato antes de que formara parte del primer gabinete de Petro.
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