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La mayoría de los inmigrantes están negados a irse durante el mandato de Trump y el 70% volvería a emigrar a Estados Unidos

La encuesta realizada por la organización Kaiser Family Foundation (KFF) constata que los extranjeros están dispuestos a resistir la ofensiva migratoria de Washington

A pesar de la dura retórica antiinmigrante de la Administración Trump, las redadas a lo largo y ancho del país, las miles de detenciones diarias y las deportaciones aceleradas de estos últimos meses, los inmigrantes en Estados Unidos están decididos a quedarse. Así lo revela la encuesta realizada a nivel nacional por la Kaiser Family Foundation (KFF), que contó con la colaboración de The New York Times. Entre los 1.805 consultados, se encuentran extranjeros naturalizados, residentes permanentes legales e inmigrantes indocumentados.

El estudio revela que la determinación del Gobierno por ejecutar la mayor deportación de la historia es equiparable a la de los extranjeros que defienden su proyecto de vida en el país. En este sentido, una amplia mayoría afirma que su futuro y el de su familia sigue siendo prometedor, independientemente de la agresiva política migratoria de Washington.

Casi el 80%, incluyendo a la mayoría de los sin papeles, afirmó sentirse en camino de alcanzar el sueño americano o haberlo alcanzado ya. También el 70% comentó que si pudieran echar el tiempo atrás, volverían a emigrar a Estados Unidos. Esta misma proporción opinó que su situación financiera viviendo en Norteamérica es mejor que la que tenían en sus países de origen. Esta opinión se repite al mencionar su estatus laboral (65%), así como las oportunidades educativas que ahora le pueden ofrecer a sus hijos (74%). Esta es una postura que comparten aquellos que escaparon de contextos violentos, marcados por la pobreza y la represión política. Pero la mitad de los consultados, incluyendo el 62% de los indocumentados, confiesa que les ha resultado más difícil ganarse la vida desde enero de este año.

La narrativa del Gobierno actual se refiere casi siempre a los inmigrantes como “recién llegados”. Datos de la Oficina del Censo sobre el arraigo de esta población lo desmienten: más del 70% de los migrantes ha vivido en el país por 10 años o más, y más del 50% cuenta con la ciudadanía estadounidense y habla inglés con fluidez.

La encuesta refleja el deterioro de la imagen de Estados Unidos como nación de acogida, etiquetada tradicionalmente por su diversidad étnica y cultural. El 60% de los consultados considera que esa apertura es cosa del pasado. Este punto de vista lo comparten, sobre todo, latinoamericanos y asiáticos. Los de origen europeo son más propensos a afirmar que Estados Unidos sigue estando abierto a la inmigración.

El optimismo señalado anteriormente se atenúa cuando el estudio subraya las consecuencias que ha tenido la campaña de deportaciones de la Casa Blanca entre los migrantes. Aproximadamente la mitad —incluido el 82% de los indocumentados— confirmó tener miedo y enojo ante la aplicación de las leyes de inmigración. El 41% también teme que un familiar pueda ser detenido o deportado en cualquier momento. La organización KFF apunta que hace dos años, en medio de un contexto migratorio más permisivo por parte de la Administración Biden, esta proporción era solo del 26%. En resumen, la preocupación por las expulsiones han aumentado entre ciudadanos y no ciudadanos, tanto entre quienes se encuentran en el país legalmente como entre quienes no.

Las contradicciones y contrastes entre la comunidad no quedaron fuera de los resultados del estudio. Un 40% opinó que las políticas migratorias del republicano son “necesarias”, y un 15% expresó sentirse “orgullosos” de las mismas. Este grupo está liderado por extranjeros con décadas de residencia en el país y ciudadanía estadounidense. Incluso, el 30% de los inmigrantes indocumentados considera necesario un mayor control migratorio.

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