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Apoyar a un candidato o provocar la dimisión de un gobernador: la incursión de los artistas puertorriqueños en la arena política

El apoyo de los reguetoneros Anuel AA, Justin Quiles y Nicky Jam a Donald Trump puede parecer insólito, pero el respaldo de diferentes músicos y actores de Puerto Rico a las causas políticas tiene precedentes

Donald Trump, Anuel AA
Donald Trump, Anuel AA y Justin Quiles durante un mitin en Johnstown (Pensilvania), el 30 de agosto de 2024.Rebecca Droke (AP)
Rodrigo Soriano

El pasado 30 de agosto, el candidato republicano a las elecciones presidenciales, Donald Trump, hablaba ante su emocionado público en Johnstown, en Pensilvania, en uno de sus actos de campaña. “Todos los puertorriqueños van a votar por Trump ahora”, decía. Momentos después, los reguetoneros Anuel AA y Justin Quiles subieron al escenario. Ambos con las gorras rojas con el escrito Make America Great Again, el lema de la campaña del republicano. “Desde que Trump no ha estado cerca de Puerto Rico, no es un secreto que hemos estado pasando por muchas cosas como país”, decía el primero de ellos. Ese activismo político por parte de los músicos puertorriqueños, lejos de parecer insólito, cuenta con precedentes llamativos años atrás, cuando otros artistas de la isla pasaron por apoyar otras candidaturas o incluso provocar la dimisión de un gobernador.

La condición política de Puerto Rico ha sido objeto de controversia históricamente. El director del Instituto de Estudios Puertorriqueños, Charles Venator-Santiago, afirma que el término oficial para definir el estatus de la isla en la actualidad es el de “territorio no incorporado” de Estados Unidos, lo que supone que pertenece al país, pero no es parte de él. En 1952 se permitió a Puerto Rico adoptar una Constitución local, pero sin cambiar ese estatus. Por ello, los ciudadanos de la isla —alrededor de 3,2 millones de personas— no puedan participar en los comicios federales, pero sí pueden ejercer el voto para los gobernadores en la isla y para un comisionado residente en la Cámara de Representantes estadounidense (donde tiene voz, pero no voto).

Para Venator-Santiago, la afirmación de Trump de que “todos los puertorriqueños” votarían por él es inexacta. El también profesor de la Universidad de Connecticut afirma que el posicionamiento político de los artistas de Puerto Rico en el contexto federal no tiene un impacto significante desde la isla. Aunque la situación de territorio no incorporado no permite que la población de Puerto Rico pueda votar en las elecciones federales, sí pueden hacerlo aquellos que viven en las demarcaciones del territorio nacional. El número de puertorriqueños en el territorio estadounidense representa en torno al 2% de la población total, unas 5,8 millones de personas de las cerca de 332 millones que habitan el país.

Pese a que Puerto Rico no cuenta con ese “impacto” federal, Venator-Santiago opina que ese posicionamiento sí podría resultar beneficioso para el propio artista. “Cuando Anuel AA se afilia con Trump, él está como que accesando a unos mercados nacionales en la misma onda en que, en mi opinión, Beyoncé y Jay Z [que mostraron su apoyo al demócrata Barack Obama años atrás] accesaron. El presidente Obama le dio a Beyoncé y Jay Z un estatus diferente, un reconocimiento nacional, una validación nacional que le abrió otras puertas comerciales”, reflexiona.

Donald Trump, Anuel AA
Trump gesticula mientras Anuel AA toma la palabra durante un mitin en Pensilvania, el 30 de agosto.Alex Brandon (AP)

Tintes republicanos

El experto Venator-Santiago comenta que los valores de la cultura del trap y el rap tienden a identificarse con los valores de la derecha. “Por un lado, están las narrativas republicanas de que el partido es para los ricos, para ayudar a todo el mundo a enriquecerse, como que se cultiva esa noción de éxito económico [del género]; por otro lado, creo que muchos artistas no entienden la política y tienen una visión más cruda, donde le echan la culpa al pobre por ser pobre”, señala.

El caso de los Anuel AA y Justin Quiles no fueron los únicos en el histórico del Partido Republicano. El pasado viernes, el mismo Trump subió al escenario de Las Vegas, Nevada, a otra de las grandes personalidades de ascendencia puertorriqueña, Nicky Jam. “Es un honor conocerlo, señor presidente. Las personas que vienen de donde vengo yo, no conocen al presidente. Así que soy afortunado […] Lo necesitamos. Lo necesitamos de vuelta. Necesitamos que sea el presidente”, clamó el reguetonero en aquel acto de campaña. Las palabras de Jam eran un cambio de posición respecto a la que tomó solo tres días antes en una entrevista en Univision: “No, no, ni de política, ni de religión, yo no me meto con esas dos cositas”.

En 2008 el entonces candidato republicano John McCain (que perdió las elecciones contra Obama) se reunió con Daddy Yankee, con quien habló de educación, reinserción y de un proyecto enfocado en la comunidad hispana. “Estoy aquí para apoyar al senador McCain porque creo en sus ideales y en sus propuestas para gobernar esta nación”, afirmó en un mitin realizado en agosto de aquel año, donde también tildó al republicano “como el mejor candidato”. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Amherst en Massachussets Alexander Theodoridis explicaba en entrevista con este diario que el apoyo de un artista a un candidato no tendría por qué afectar a la decisión y a la forma de pensar de sus fanáticos (“es altamente improbable”, concretaba). “Lo que sí hará es mostrar su entusiasmo y expandirlo entre sus fans. Que hagan donaciones, que sean voluntarios”, añadía.

Una bandera ondea en San Juan

Pero el patrón no siempre ha tenido esa tendencia. Otra de las grandes superestrellas contemporáneas de la isla, Benito Antonio Martínez Ocasio (Bad Bunny), ha mantenido un perfil alejado de la campaña presidencial, pero con una crítica a la corrupción y el malestar que se vive en Puerto Rico con la clase política. En los últimos días, el Conejo Malo ha expresado la importancia de la participación electoral como solución para contrarrestar esa molestia. “Yo no me estoy metiendo en política, la política se mete en mi vida porque afecta a mi país, porque afecta a Puerto Rico. Yo sé que la política es una mierda, nadie cree en los políticos del país. Tener un momento para sacar la tarjeta [electoral], ir a votar, puede ser como… Diablo, es bien importante siendo joven decidir el futuro del país en el que vivimos”, expresaba la semana pasada en una conversación junto al podcáster puertorriqueño El Tony.

Antes de eso, hace dos años, Martínez Ocasio publicó el video musical de una de sus canciones, El Apagón. Lejos de limitarse a acompañar sus letras con imágenes exuberantes —propias del reguetón—, convirtió el videoclip en un breve documental realizado por la periodista Bianca Graulau, donde trataba graves problemas que afectan al territorio puertorriqueño, como la gentrificación, la injusticia social o la privatización en la isla. El huracán María, que acabó con dos terceras partes de la red eléctrica y generó daños de cerca de 100.000 millones de dólares en Puerto Rico en 2017, y dejó casi 3.000 muertos, fue gran inspiración para aquel reportaje de El Apagón. Esos cortes de electricidad que se dieron con el gran desastre natural, se han mantenido hasta la actualidad. Aquella gran tormenta sigue dejando una huella visual en algunos de los territorios.

Residente, Bad Bunny, Ricky Martin
Residente, Bad Bunny y Ricky Martin, durante una manifestación para exigir la dimisión del entonces gobernador, Ricardo Rosselló, en 2019.MARCO BELLO

No era la única vez que mostraba ese malestar con la clase política. En el verano de 2019, Martínez Ocasio se unió, junto a otros artistas de renombre como el actor Benicio del Toro o los músicos Ricky Martin y Residente, a las masivas protestas en San Juan que exigían la dimisión del entonces gobernador, Ricardo Roselló, envuelto en una fuerte polémica por participar en conversaciones homófobas y sexistas a través de Telegram. La imagen de las protestas no era un posicionamiento a nivel federal, como el de Anuel AA junto a Trump, pero sí muestra el descontento artístico con una de las situaciones políticas denostaron el nombre de la isla. También se convirtió en un momento histórico: fue la primera vez en que un gobernador electo de la isla dimitía de su cargo en su historia como territorio no incorporado de Estados Unidos.

Bad Bunny expresaba su tristeza en el pódcast por haber escuchado desde pequeño, decía, que el Gobierno de Puerto Rico era corrupto y lamentaba que siguiese escuchando esa queja con el paso de los años. “Yo sueño con un Puerto Rico donde todo el mundo pueda ser feliz, donde lo que la gente de afuera ve pueda ser por lo menos un poquito más real para la gente de aquí”, resumía.

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Sobre la firma

Rodrigo Soriano
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Ciudad de México. Estudió Periodismo en la Universidad de Valencia y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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