La batalla final de ‘Arcane’, la serie que lo tenía todo para fracasar
La ficción de Netflix que adapta el mundo de ‘League of Legends’ se despide con sus últimos tres episodios el día 23
En 2021, Netflix estrenó una serie que lo tenía todo para no triunfar. No solo era una serie de animación, sino que estaba ambientada en el universo del videojuego multijugador League of Legends, es decir, un juego prácticamente sin historia, con solo un mundo colorido donde los jugadores su zurraban entre sí. Y, sin embargo, Arcane fue un bombazo inapelable: llegó al número uno de la plataforma en decenas de países y se hinchó a ga...
En 2021, Netflix estrenó una serie que lo tenía todo para no triunfar. No solo era una serie de animación, sino que estaba ambientada en el universo del videojuego multijugador League of Legends, es decir, un juego prácticamente sin historia, con solo un mundo colorido donde los jugadores su zurraban entre sí. Y, sin embargo, Arcane fue un bombazo inapelable: llegó al número uno de la plataforma en decenas de países y se hinchó a ganar Emmys y Annies (los premios más importantes del mundo de la animación). Ahora, Netflix acaba de estrenar la segunda temporada, que ya ha escalado al primer puesto de visualizaciones de la plataforma en 65 países. Crítica y público parece que se han puesto de nuevo de acuerdo.
“Creo que si no tomas grandes riesgos no puedes contar grandes historias”, cuenta Christian Linke, showrunner y cocreador de la serie, que atiende a EL PAÍS por videollamada. Linke se confiesa asustado por la recepción que tendrá el final de la segunda temporada, de la que se han estrenado seis episodios y cuyos tres capítulos finales se estrenan el día 23. Spoiler: es una bomba que encandilará a los espectadores. “El éxito de la serie, más allá de reconocimientos, lo que ha hecho es apuntalar la confianza del equipo. Hemos visto que somos capaces de hacer grandes cosas”, cuenta Linke (Neumünster, Alemania, 37 años), que habla en plural porque se refiere al otro creador de la serie, Alex Yee, con quien trabajaba en el juego años antes de presentarle a Riot Games (la empresa desarrolladora, actualmente perteneciente a la china Tencent) la propuesta de serie.
Arcane, que objetivamente era y es un prodigio de animación, sobresale además por su propia caligrafía cinematográfica, con un lenguaje que abundaba en metáforas visuales, planos riquísimos y secuencias inspiradísimas. En 2021 consiguió rizar el rizo y poner de acuerdo a la crítica especializada, a los seguidores de la animación y a los (muchísimos) seguidores del juego original. “Nuestro objetivo principal era la historia, los personajes, la forma en que interactúan con el mundo”, cuenta Linke. “Hemos tenido la suerte de trabajar con unos directores [Pascal Charrue y Arnauld Delord] que han sabido darle una impronta visual impecable, y claro que hemos trabajado con ellos encima de todo, pero para mí, la clave de la serie es narrativa”.
En el desarrollo de esa narración es clave un escenario que usa metáforas que emparejan el mundo de la serie con el nuestro. La primera metáfora es vertical, con dos ciudades, Piltover y Zaun: la primera ha florecido y la segunda languidece como un mero distrito subterráneo donde malviven los desheredados de la Tierra. La segunda es energética, con la búsqueda alquímica de Jayce y Viktor por encontrar una fuente de energía (y problemas) alternativa. Sobre este paralelismo, la serie construye una trama que funciona a la perfección, sostenida sobre un gran hallazgo: la historia de dos hermanas (Violet y Jinx) enfrentadas por las circunstancias y condenadas a combatir. Esa relación que ahora termina supuso, en 2021, un soplo de aire fresco en lo que a construcción de personajes femeninos protagonistas se refiere. “Tuvimos muchísima libertad”, dice Linke, que se encargó de adaptar no un juego cerrado con unos personajes concretos (como es el caso, por ejemplo, de The Last of Us), sino un mundo, un “lienzo en blanco”, en el que ellos solo tenían que concentrarse “en crear buenos personajes y en desarrollar una historia original y que te atrapara”, ríe, como si fuera fácil. “Es cierto que también somos embajadores del juego: queríamos que la serie transmitiera cómo es jugar con estos personajes, cómo es pelear con ellos, que transmitiera también esa sensación interactiva”.
Uno de esos riesgos de los que hablaba Linke al principio era la distribución temporal de la producción. La primera temporada prolongó su impacto con una inteligente estrategia que tomaba el camino intermedio entre el estreno simultáneo de todos los capítulos y la distribución semanal: los nueve capítulos se estrenaron en tres tandas de tres episodios, que a su vez funcionaban como arcos cerrados, casi películas independientes con sus propios puntos álgidos, giros y cliffhangers. Pero ese control de los tiempos va más allá: la serie solo tendrá estas dos temporadas, por mucho que protesten los fans. “Siempre tuvimos eso en mente”, confiesa el creador. “Nosotros queríamos contar una historia específica, no estirarla. Sabíamos que en la primera temporada queríamos presentar unos personajes similares al juego, y en la segunda retorcerlos para que su arco fuera mucho más allá”.
La producción de las dos temporadas de Arcane costó cerca de 250 millones de dólares, según fuentes de Variety. Es un coste de superproducción de Hollywood, pero también la punta de lanza de un universo que se puede expandir en todas direcciones. “Esta historia se cierra ahora, sí, pero trabajamos en otras muchas historias más. Arcane es seria, es oscura, pero nuestra franquicia tiene espacios más entrañables, más divertidos incluso”, explica el showrunner. “Recuerdo hace justo 10 años, en una conferencia de juegos, hablar con un desarrollador que hacía juegos de disparos. Y me dijo: tenéis el mejor trabajo del mundo. Yo hago siempre el mismo personaje, el mismo militar frío y callado. Pero en vuestro universo caben todos los personajes, todos los géneros”, recuerda Linke, que dice sentirse por esto “obligado a ofrecerle al público todos esos aspectos, todos esos géneros, para expandir una franquicia como esta”. Por la profundidad del mundo del juego multijugador, y también por la deuda contraída con los videojuegos en sí: “Hay mucha gente que no verá nunca animación, y mucha más que no verá nunca una adaptación de un videojuego. Pero sí, claro que lo veo poco a poco: cada vez hay más gente que se acerca a Arcane, por ejemplo, y eso rompe sus esquemas. Es un orgullo, aunque queda mucho trabajo. Hay que dar la batalla”. Es decir, como los propios personajes de la serie, sus creadores seguirán peleando.