‘Las abogadas’, un buen ejercicio de memoria histórica que enriquece la televisión pública
La serie de La 1 sobre la lucha por la justicia social de Manuela Carmena, Cristina Almeida, Paca Sauquillo y Lola González recrea con acierto los hechos y el ambiente de la época y se toma libertades al ficcionar a sus protagonistas
“España no necesita más valientes, necesita más abogadas”. La frase que dice en el segundo capítulo de Las abogadas Javier Sauquillo (hermano de Paca Sauquillo y uno de los cinco asesinados en la matanza de los abogados de Atocha de 1977) podría servir de resumen de la serie que estrenó La 1 este miércoles. La ficción hace un más que loable ejercicio de reconocimiento a cuatro mujeres que, de...
“España no necesita más valientes, necesita más abogadas”. La frase que dice en el segundo capítulo de Las abogadas Javier Sauquillo (hermano de Paca Sauquillo y uno de los cinco asesinados en la matanza de los abogados de Atocha de 1977) podría servir de resumen de la serie que estrenó La 1 este miércoles. La ficción hace un más que loable ejercicio de reconocimiento a cuatro mujeres que, desde la oposición a la dictadura y la lucha por los derechos de los trabajadores, ayudaron a abrir posibilidades y animaron (y todavía animan) a no cesar en la persecución de la justicia social. Como se suele decir, cuatro heroínas sin capa.
Esta creación de Patricia Ferreira es el ejemplo claro del tipo de series por las que debe apostar una cadena pública. Los dos episodios facilitados a la prensa muestran una sólida producción, con una buena recreación de época y una pertinente y discreta selección de imágenes de archivo que trasladan al espectador a una España en la que aún estaba mucho por construir. Tendrá sus deficiencias y, por supuesto, no gustará a algunos (nada puede gustar a todo el mundo), pero tanto las intenciones como el resultado están a la altura de lo esperado.
La trama sigue a cuatro jóvenes abogadas, Cristina Almeida, Manuela Carmena, Paca Sauquillo y Lola González, interpretadas con energía en la pantalla por Elisabet Casanovas, Irene Escolar, Almudena Pascual y Paula Usero, respectivamente. Cada episodio arranca en 1977, en el día de la matanza en la que Lola González resultó herida grave y fue asesinado Javier Sauquillo, para saltar atrás en el tiempo. La acción comienza realmente en 1964, cuando las cuatro protagonistas se conocen siendo estudiantes. Para el final del primer episodio, la trama ya ha llegado a 1969, cuando Enrique Ruano, otro estudiante de Derecho y miembro del Frente de Liberación Popular (interpretado por Álvaro Rico), muere tras caer de un séptimo piso mientras estaba custodiado por la Brigada Político-Social. Esto también es historia: aunque según la versión oficial se trató de un suicidio, el movimiento antifranquista lo reivindicó ya entonces como un asesinato. Aun sin haber visto los cuatro episodios restantes, se intuye que la investigación de lo ocurrido seguirá coleando. El estado de excepción de cuatro días que se declaró en España por las protestas avivadas tras su muerte también se menciona en la serie.
En estos primeros compases tiene mayor protagonismo Lola González (interpretada por Paula Usero), pareja de Ruano entonces. Mientras, Paquita se compromete en la defensa de los vecinos de un barrio de Vallecas frente a un promotor inmobiliario sin escrúpulos, Manuela empieza a mostrar su visión progresista y liberal a las órdenes de la pionera María Luisa Suárez Roldán (otra figura histórica) y una decidida e irónica Cristina lidera un despacho de abogados que está revolucionando su terreno.
Dos cosas se podrían achacar a este buen ejercicio de memoria histórica. Por un lado, la acción da la sensación de desarrollarse demasiado rápido y pasa solo por encima de algunos momentos, posiblemente debido al objetivo de condensar la historia en seis episodios de una hora. Por ejemplo, la velocidad a la que avanza hace que el primer episodio vaya de 1964 a 1969, sin tiempo para que conozcamos los cambios en la situación personal y profesional de las protagonistas.
Convertir en ficción personajes reales siempre es complejo, y más cuando los personajes en cuestión siguen vivos. Lola González falleció en 2015, pero Sauquillo, Almeida y Carmena continúan con una actividad pública bien conocida. Hace unos días, Carmena y Sauquillo hablaron sobre la serie en La SER. La primera confesó no haber visto la serie, no quiere hacerlo, pero la segunda sí lo ha hecho. En su opinión, cuenta bien los hechos, pero cree que hay detalles que están mal narrados. “Es ficción aunque hable de nosotras”, recordaba. Carmena manifestó la queja de algunas amigas que sí habían visto ya la serie: “Dicen que me han hecho decir unas tonterías que no diría nunca. Pero cada uno te ve como te ve, es ficción, insisto mucho en eso [...]. Lo importante son los hechos y lo otro es ficción”. Cristina Almeida, convaleciente de una operación, enviaba un mensaje para dejar su opinión: “Esta serie nos pone un poco como heroínas, y no éramos heroínas, éramos la conciencia que teníamos que tener en nuestro tiempo para hacer posible lo que nos hacían imposible: la libertad, la democracia, la lucha por la igualdad”.
Se entienden los reparos que muestran las mujeres reales en el retrato que la serie hace de ellas. Al menos en estos primeros compases, la sensación que queda al espectador es que Lola, Manuela, Cristina y Paquita son cuatro niñas bien que pueden permitirse luchar por sus ideales gracias a su situación de privilegio, unos personajes algo desagradables de entrada que tienen margen para evolucionar y escapar de esa imagen inicial. Sauquillo y Carmena hacen bien en recordar que se trata de personajes de ficción y mantener distancias con la producción también por respeto a su creadora, los guionistas y las actrices y que puedan hacer su trabajo sin condicionantes.
[Las abogadas se estrenó el miércoles 25 de septiembre en La 1 con una cuota de audiencia del 13,3% y 1.291.000 espectadores].