El viaje a la felicidad de Steve Martin, el cómico indescifrable convertido en leyenda
El oscarizado Morgan Neville firma un díptico documental para Apple TV+ en el que acompaña al legendario humorista en su propio repaso vital: del treintañero lleno de ansiedad al feliz hombre de 78 que disfruta de su mayor éxito profesional y personal
Steve Martin (Texas, 78 años) ha cumplido durante décadas con el tópico del bufón triste, aunque uno muy particular, poco comparable a las melancolías de otros cómicos. En cierto modo, sigue en ese registro. Al menos así lo parece cuando compañeros de profesión como Tina Fey admiten ante la cámara de Morgan Neville no conocer realmente al hombre detrás de la estrella, a pesar de compartir años de amistad con él. El director, oscarizado por el documental ...
Steve Martin (Texas, 78 años) ha cumplido durante décadas con el tópico del bufón triste, aunque uno muy particular, poco comparable a las melancolías de otros cómicos. En cierto modo, sigue en ese registro. Al menos así lo parece cuando compañeros de profesión como Tina Fey admiten ante la cámara de Morgan Neville no conocer realmente al hombre detrás de la estrella, a pesar de compartir años de amistad con él. El director, oscarizado por el documental A 20 pasos de la fama, construye para Apple TV+ un díptico documental en torno a la enigmática personalidad del estadounidense.
Los dos episodios de esta miniserie están claramente diferenciados: el entonces y el ahora. Y qué distintas son las realidades de estos dos Steve Martin. Hoy es el hombre que ha logrado a los setenta y muchos años uno de los mayores éxitos de su carrera —como creador de la serie Solo asesinatos en el edificio—, su mejor momento personal y que disfruta de una apacible (y tardía) vida familiar. “Qué vida más extraña. Toda ella va en sentido contrario. ¿Cómo pasé de estar lleno de ansiedades a los 30 años a ser realmente feliz a los 75?”, se pregunta el propio actor en la segunda parte. El secreto del éxito en ese viaje inverso hacia la felicidad, opina Neville, en conversación telemática con EL PAÍS a finales de marzo, es “haber trasladado esa disciplina en el terreno profesional también a su vida personal”.
Los dos documentales complementarios introducen temas inéditos en torno a la enigmática figura de Steve Martin. Con la permanente figura de un padre imposible de complacer en el subconsciente, Martin se pasó más de una década repitiendo el patrón de forma masiva, apostando por monólogos con un tipo de humor absurdo en extremo, autodespreciativo y deliberadamente pueril. Era mago, monologuista incómodo y tocaba el banjo. Lo suyo no era la norma en la época. Como tampoco lo era que, cuando gracias a sus intervenciones televisivas en los shows de Johnny Carson y David Letterman, logró convencer a la audiencia hasta el punto de convertirse en una estrella que llenaba estadios, decidió alejarse del éxito a los 35 años y volver a empezar.
“Steve habla sin rodeos. Es un tipo honesto, pero también reservado. La confianza se construyó poco a poco. Hay una caja en su desván etiquetada como ‘privado’, con algunos de sus diarios personales. Cuando la cogió y nos la entregó, entendimos que de verdad tenía fe en el proyecto”, recuerda el director. En aquellos textos íntimos guardados en esa misterios caja, llenos de anotaciones de su relación con su padre, Neville encontró una clara estructura narrativa. Para el cineasta, el humorista es un hombre que cerró el círculo de su vida cuando tuvo a su hija. Lo hizo con 67 años. “Como padre es muy distinto con ella a como su padre lo fue con él. Fue a terapia, se esforzó en trabajar su relación con su padre siendo ya un hombre de éxito y no repitió errores”, recuerda.
“Cuando protagonizaba esas comedias como El padre de la novia era el padre de América para los espectadores, cuando él no era nada de eso. No estaba preparado en ese punto en su vida personal como para serlo. Pero esas películas le sirvieron en cierto modo como terapia”, prosigue el director.
“¿Sabes qué creo?, y esto es solo una suposición... el parón por la pandemia de la covid le dio la oportunidad de hacer un ejercicio de introspección y pararse a pensar cómo había sido su vida. Nunca antes había aceptado participar en un proyecto así”, comenta Neville.
De hecho, la propia Solo asesinatos en el edificio, estrenada en 2021, la forma en que sus tres solitarios protagonistas se unen para resolver problemas de forma incansable, uno detrás de otro, es un eco de su propia personalidad. “Él dice que su personaje en la serie es una proyección de cómo hubiera sido su vida si no hubiera formado una familia casándose por segunda vez a los 62. Así que está haciendo humor a partir de la que es su propia pesadilla personal”, analiza. Le ayuda en este nuevo proyecto-terapia el que es el hermano que nunca tuvo: Martin Short, con el que lleva décadas trabajando en diversas películas, programas y espectáculos desde que se conocieron en Tres amigos. Ese bromance real es otro de los grandes temas de este documental doble: “Cuando Martin Short entra en la habitación, Steve se relaja. Le encanta que sea una persona mucho más relajada de lo que él ha sido”, confiesa Neville con una sonrisa.
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