Netflix convierte en documental el fenómeno Oppenheimer: “La Guerra Fría nunca acabó; puede que solo esté comenzando”
Hablamos con Brian Knappenberger, director de la serie ‘Momentos decisivos’, que se convierte en una antología sobre los instantes clave en la historia reciente. Su segunda temporada se centra en la bomba atómica y el eterno conflicto entre bloques que explica la invasión de Putin en Ucrania
Hay instantes en la historia capaces de cambiar el mundo para siempre. Ocurrió con el atentado de las Torres Gemelas en 2001 y antes con el Manhattan Project, tan de actualidad por el éxito en cines de la oscarizada Oppenheimer... y por los titulares actuales de la prensa. La serie documental de Netflix Momentos decisivos comenzó analizando el 11-S y ahora se convierte en una antología con una ...
Hay instantes en la historia capaces de cambiar el mundo para siempre. Ocurrió con el atentado de las Torres Gemelas en 2001 y antes con el Manhattan Project, tan de actualidad por el éxito en cines de la oscarizada Oppenheimer... y por los titulares actuales de la prensa. La serie documental de Netflix Momentos decisivos comenzó analizando el 11-S y ahora se convierte en una antología con una segunda temporada centrada en la bomba atómica, la Guerra Fría y su infinidad de conexiones con el presente.
Comenzando con la proliferación de armas nucleares, esta no ficción recorre en nueve episodios el conflicto entre los bloques del Este y Occidente, pasando por el colapso de la Unión Soviética, el ascenso de Vladimir Putin y su invasión en Ucrania de 2022.
Si la primera víctima de una guerra es la verdad, ¿qué ocurre en tiempos de vídeos deepfake y noticias falsas? “El mundo en el que vivimos hace que los enfrentamientos bélicos se libren también en el mundo virtual, en internet y redes sociales”, comenta el director de la serie, Brian Knappenberger (Pennsylvania, Estados Unidos, 53 años). “Es alarmante comprobar cómo la historia [el retorcerla y tergiversarla] se ha convertido en un arma bélica. Analizar con objetividad el pasado nos puede dar pistas de las intenciones reales de la Rusia actual, en contraste con el que es su discurso oficial”, defiende en conversación telemática a mediados de marzo desde Nueva York, días antes del atentado de la sala de concierto Crocus en Moscú.
Para el estadounidense, la narrativa fue importante en la Primera Guerra Mundial, lo fue todavía más en la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en uno de los elementos clave en la Guerra Fría. “La propaganda siempre ha sido un arma poderosa en las guerras, pero en pleno siglo XXI, lo es aún más”, continúa.
En esta segunda tanda de Momentos decisivos presenta a lo largo de 10 horas el resultado de más de 100 entrevistas realizadas en siete países de todo el mundo. Con ellas, intenta revelar historias profundamente personales que muestran el impacto actual de la Guerra Fría. Hablan desde algunos de los supervivientes de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima hasta líderes mundiales de hoy y de ayer, incluido el presidente ucranio Volodimir Zelenski, así como figuras políticas prominentes como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el exdirector de la CIA Robert Gates y la ex secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice.
Espejismo histórico
George Bush, el presidente de Estados Unidos cuando cayó el muro de Berlín, dijo en ese instante: “La Guerra Fría ha acabado y nosotros la hemos ganado”. “La Guerra Fría nunca acabó; puede que solo esté comenzando”, reacciona el director ante la cita que él mismo ha recordado. Esta serie propone a la audiencia que se plantee si ese hito unificador entre la Alemania del Este y del Oeste acabó con ese conflicto entre los dos grandes bloques políticos o si, por el contrario, solo fue un espejismo histórico.
Knappenberger insiste en que la Guerra Fría fue un enfrentamiento entre relatos: “Estados Unidos vendía la idea de libertad individual y democracia. Y para los soviéticos trataba sobre el riesgo del capitalismo, que alimenta varios tipos de desigualdades que solo el comunismo podía solventar”, explica. “Putin es hijo de ese enfrentamiento, como agente del KGB que era en ese momento“, apunta el director, y continúa: “Su modo de narrar la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría no es precisa desde el punto de vista histórico, pero se basa en cimientos de verdad a los que se aferra para justificar sus actos en Ucrania”.
Un cambio de estructura
La idea con la que concibieron esta segunda temporada de Momentos decisivos era crear un relato más o menos cronológico y con el foco puesto en las armas nucleares. Justo dos meses después de comenzar la producción de esta temporada, Rusia invadió Ucrania. Putin definió la ruptura de la Unión Soviética como una de las mayores tragedias geopolíticas de la historia. “Nos dimos cuenta de que ya no se trataba de un documental histórico, sino de la reflexión sobre un asunto muy presente. La Guerra Fría estaba definitivamente empezando a calentarse. En estos momentos, saber lo que ocurrió entonces es crucial para entender al mundo actual”, concluye Knappenberger.
La estructura de los episodios cambió a partir de ese momento: los responsables de la serie decidieron comenzar cada uno de ellos con un fragmento de actualidad, seguido de los créditos y más tarde del relato cronológico que tenían pensado contar desde el principio.
“El orden mundial, la democracia y la seguridad en Europa se encuentran en estos dos últimos años en un limbo del que todavía nos estamos preguntando cómo terminaran”, advierte el director. “Ahora mismo, hay páginas web que simulan los efectos del uso de armas nucleares en Europa y muestran cómo podrían destruir Londres por completo. El nivel al que hemos llegado a normalizar este asunto sí que es completamente nuevo, así que no está de más recordar el diálogo que se estableció en torno a él durante la Guerra Fría”, defiende Knappenberger.
Admirador de la exitosa y premiada película de dedicada a J. Robert Oppenheimer, su serie de no ficción busca retomar la conversación a partir de lo que cuenta el relato de Christopher Nolan. “El inicio de la creación de la bomba, ese enorme esfuerzo científico que fue necesario para crearla, es solo el inicio. Ahora nos tocaba analizar cómo va a reaccionar el género humano tras llegar a un lugar del que ya no hay marcha atrás: crear un arma con la que puede autodestruirse por completo”.
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