‘La vida breve’: pelucas, vestidos de época y palacios para reírse con la historia
El rodaje de la ambiciosa comedia sobre el monarca español más efímero combina humor y drama en escenarios como El Pardo, La Granja de San Ildefonso o el palacio de Aranjuez
El frío es intenso fuera de La Quinta del Duque del Arco de El Pardo una mañana a finales de febrero. El sol no calienta y el viento parece a punto de levantar las carpas en las que se refugia el equipo del rodaje de La vida breve para comer. Dentro de este palacio, cuyo interior no está abierto al público pero sí sus fastuosos jardines, varias salas están amuebladas y decoradas de época. En realidad, todo es atrezo, desde las mesas y las sillas hasta las cortinas, y los suelos están protegidos...
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El frío es intenso fuera de La Quinta del Duque del Arco de El Pardo una mañana a finales de febrero. El sol no calienta y el viento parece a punto de levantar las carpas en las que se refugia el equipo del rodaje de La vida breve para comer. Dentro de este palacio, cuyo interior no está abierto al público pero sí sus fastuosos jardines, varias salas están amuebladas y decoradas de época. En realidad, todo es atrezo, desde las mesas y las sillas hasta las cortinas, y los suelos están protegidos para no estropear nada. Una de las salas está llena de relojes. Jugando con los contraluces de primera hora de la tarde, los actores Javier Gutiérrez y Carlos Scholz, ataviados con ropajes propios del siglo XVIII y pelucas imposibles, graban una profunda charla entre padre e hijo. No lo parece, pero estamos en el rodaje de una comedia, firmada por Adolfo Valor y Cristóbal Garrido y de próximo estreno en Movistar Plus+
Los dos personajes no son cualquier padre e hijo. Javier Gutiérrez es Felipe V, el primer rey Borbón en España. Carlos Scholz es Luis I, quien reinó durante escasos siete meses por su temprana muerte. Antes de fallecer con 17 años, le habían casado con una prima que no conocía, Luisa de Orleans, y tuvo que hacer frente a múltiples dificultades. Este argumento, que podría ser la base de un drama de época repleto de intrigas palaciegas, es el caldo de cultivo de una comedia en manos de Valor y Garrido.
Los dos guionistas encontraron en Luis I la idea para una miniserie de seis episodios construidos en torno a cuatro personajes “complejos y contradictorios”, en palabras de Adolfo Valor. Junto a los dos reyes, están sus esposas, una Isabel de Farnesio interpretada por Leonor Watling que “ha pasado a la historia como la mala de la película cuando sencillamente era una mujer ambiciosa que hacía el trabajo que su marido no quería hacer”, en palabras de Cristóbal Garrido, y una Luisa de Orleans (Alicia Armenteros) de la que las crónicas cuentan que se paseaba desnuda por palacio, “pero si rascas un poco ves que era una chica desubicada que no quería ser reina y que venía de Versalles a un país que estaba muy atrás en evolución social”, añade Garrido.
El resultado se cocina estos días en una producción que ha rodado en el Palacio Real de Aranjuez, el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso (Segovia), el Palacio de Santoña, la Cartuja de Talamanca del Jarama, el Palacio de Fernán Núñez, la Finca La Granjilla y el Museo del Prado. El acceso a El Pardo, Aranjuez y la Granja de San Ildelfonso es posible gracias a un acuerdo con Patrimonio Nacional, que, como explica su presidenta, Ana de la Cueva, tiene en sus prioridades abrirse a los ciudadanos con el fin de que se conozca el patrimonio español. “Los rodajes nos permiten dar visibilidad. Y también supone incorporarnos a la prioridad que se está dando desde la Administración al sector audiovisual”, explica De la Cueva, que ese día visita el rodaje.
Los creadores se han documentado a fondo y cuentan con un asesor histórico para que los hechos se ajusten a la realidad. “Lo que no sabemos es cómo llegan a esas decisiones vitales. Sabemos que Luis intentó cambiar las cosas, que quiso hacer una ley de presupuestos que recortara el dinero de la Corona para estabilizar un poco los gastos en el país. No le estamos dando un toque progre, es que intentó eso. Pero se lo tumbaron. En las locuras de Felipe V hemos tenido que rebajar algunas cosas, porque lo que llega de las crónicas era tan loco que no te lo creerías”, dice Cristóbal Garrido. “Como hay tan poco escrito sobre Luis, nos daba pie a tener un contexto histórico muy trabajado y después fabular y crear nuestro universo”, añade Adolfo Valor.
Sobre ese fondo histórico, la comedia se cuela como algo natural. “La historia de por sí es bastante cómica, un chaval que lleva toda su vida soñando con ser rey y palma a los seis meses es bastante triste y patético. Y entre medias están todas las costumbres del protocolo de la Corona española, que era encorsetadísimo, la ciencia era ridícula, la Iglesia era ridícula… No hemos apretado ni el drama ni la comedia”, explica Adolfo Valor, que también dirige la serie junto a Diego Núñez Irigoyen (División Palermo).
No es habitual encontrar una comedia de época. “No suele hacerse porque la época es muy cara y, no sé por qué, las cosas caras tienden a ser de otro género”, reflexiona Leonor Watling. “Todo el mundo nos dijo que la época era muy complicada, y no nos mintieron”, dice Adolfo Valor. “Es complicada, es lenta. Pero lo bonito era contarlo como si fuera un drama histórico”, añade. Los referentes que manejaban, como las películas Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, o Amadeus, de Miloš Forman, no eran de comedia. Aunque han rodado una parte en plató, han tratado de grabar la mayoría en los lugares reales y algún lugar que ya no existe, como el Palacio del Buen Retiro, lo han recreado con otros palacios.
Los actores pasan cada día por un largo proceso de maquillaje, peluquería y vestuario. “El 80% de tu trabajo interpretativo ya está hecho con estar callado delante de la cámara”, explica Leonor Watling, ya sin los ropajes y el maquillaje. Alicia Armenteros abunda en la misma idea. “Es muy duro, sobre todo para las mujeres, con corsés, ropa con tela buena que pesa mucho, muchas capas… Te metes de lleno y te corrige la postura, pero es cansado llevar 20 kilos encima”. Sí lleva aún su peluca Javier Gutiérrez cuando habla con EL PAÍS. “Rodar en las localizaciones naturales le da un valor de producción que, junto a la fotografía, será de las cosas que más llamen la atención”, dice el intérprete de Felipe V, que afronta su personaje desde la tragedia más que desde la comedia. Carlos Scholz, Luis I en la ficción, recuerda las tomas que grabaron en la Real Colegiata del Palacio de la Granja de San Ildefonso: “Allí está enterrado Felipe V, mi padre en la serie. Estábamos grabando la boda delante del cuerpo real de Felipe V. Una persona de Patrimonio me enseñó el panteón. Estábamos delante de ese hombre haciendo eso… temía que se levantara cabreado diciendo, ‘¡qué hacéis aquí, no os riáis de mí!”.
Esta será la segunda colaboración de Garrido y Valor con Movistar Plus+ después de Reyes de la noche, comedia que se ambientaba en la rivalidad entre dos periodistas deportivos en la radio española de los años ochenta, con paralelismos con el enfrentamiento entre José María García y José Ramón de la Morena, y que, a pesar de que fue renovada, finalmente se canceló. ¿Puede entenderse La vida breve como una compensación por aquella segunda temporada que nunca llegó a ocurrir? “No sé de qué me estás hablando”, ironiza, entre risas, Adolfo Valor. “No sé si es la compensación, pero si lo es, gracias. Y si no lo es, bienvenido sea, porque desde luego, nos la merecíamos”, remata Cristóbal Garrido.
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