‘El asesino’. La comedia ¿involuntaria? del año
Sospecho que con este trabajo anodino, David Fincher pretende vengarse de Netflix por cancelarle la exquisita ‘Mindhunter’. Es el tipo que hizo ‘The Game’, nada es demasiado retorcido para él
¿Conocen el chiste del kreplach? Un niño odiaba esta receta típica judía y su madre le mostró la elaboración. Los ingredientes eran deliciosos: un panqueque, una albóndiga, una bola de masa…, aplaudía entusiasmado, pero al verlo terminado gritó horrorizado “¡Aaaaah, kreplach!”. Muchos ingredientes suculentos no garantizan un buen plato. Podemos cocinar a Fincher, Fassbender, Swinton y Arliss Howard —todavía añoro l...
¿Conocen el chiste del kreplach? Un niño odiaba esta receta típica judía y su madre le mostró la elaboración. Los ingredientes eran deliciosos: un panqueque, una albóndiga, una bola de masa…, aplaudía entusiasmado, pero al verlo terminado gritó horrorizado “¡Aaaaah, kreplach!”. Muchos ingredientes suculentos no garantizan un buen plato. Podemos cocinar a Fincher, Fassbender, Swinton y Arliss Howard —todavía añoro la hermética y fascinante Rubicon—, sazonar con una temática apasionante como son los asesinos a sueldo, y al degustarlo horrorizarnos: ¡Aaaaah, El asesino!
A pesar de que Netflix la sitúa entre los dramas, es una comedia, imagino que involuntaria. Es hilarante desde el casting. ¿En qué universo Michael Fassbender pasaría desapercibido? Y exige demasiado pacto de ficción. ¿Cuánto tardarían en llamar a la gendarmería los vecinos de un barrio pijo parisino si alguien pernoctase en una oficina en obras? Las sentencias de criptobro que lee a Marco Aurelio y piensa en el Imperio romano entre clase de crossfit y Bikram Yoga rozan la parodia: “La empatía es debilidad. La debilidad es vulnerabilidad”. Ese nihilismo que funcionaba en El club de la lucha resulta hoy ridículo, y más en hombres que bordean los cincuenta. Tanto como los monólogos eternos. Podría haberse rodado con audios de Whatsapp. Todos sueltan su speech, calculan si será suficiente para aspirar al Oscar a mejor secundario y hacen mutis por el foro. Atención a la ridícula secuencia de Tilda Swinton en una mesa de restaurante mejor iluminada que ningún otro escenario, incluido el hospital. No ceja la obsesión de los directores de fotografía por acrecentar nuestras dioptrías. Como si Fincher no hubiese demostrado con el final de Seven que se puede aterrorizar a pleno sol. Sospecho que con este trabajo anodino pretende vengarse de Netflix por cancelar Mindhunter. Es el tipo que hizo The Game, nada es demasiado retorcido para él.
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