Gordofobia en la tele: el huevo y la gallina

Apenas un 3% de los personajes analizados en las series y películas estrenadas en España en 2022 tienen sobrepeso, según un informe presentado esta semana

Una imagen de la película 'Gordos', de Daniel Sánchez Arévalo.

Se presentó esta semana un informe sobre gordofobia en la ficción audiovisual española, y la conclusión principal es que no hay gordos. Apenas un 3% de los personajes analizados en las series y películas estrenadas en España en 2022 tienen sobrepeso. Teniendo en cuenta que un 60% de los hombres y un 45% de las mujeres tienen un peso mayor del que se considera “normal”, hay una sobrerrepresentación monstruosa de cuerpos de anuncio de yogures. El informe se ceba con Élite, a la que acusa de emponzoñar a la juventud ...

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Se presentó esta semana un informe sobre gordofobia en la ficción audiovisual española, y la conclusión principal es que no hay gordos. Apenas un 3% de los personajes analizados en las series y películas estrenadas en España en 2022 tienen sobrepeso. Teniendo en cuenta que un 60% de los hombres y un 45% de las mujeres tienen un peso mayor del que se considera “normal”, hay una sobrerrepresentación monstruosa de cuerpos de anuncio de yogures. El informe se ceba con Élite, a la que acusa de emponzoñar a la juventud con un ideal de belleza inalcanzable, lo que conduce a frustraciones y trastornos.

Compartiendo el fondo de la preocupación (una sociedad que esconde a los gordos es una sociedad perversa, banal y estúpida), este tipo de activismo confunde causas y efectos. Aunque en estas cuestiones es siempre difícil distinguir el huevo de la gallina, la ficción es distinta de otros contenidos audiovisuales. Me preocupa que no haya presentadores gordos o con acento cerrado de Murcia, porque a la parte de no ficción sí se le puede exigir que sea representativa. Lo ficticio, en cambio, es siempre más problemático, y entenderlo en términos demoscópicos implica cierta incomprensión de su naturaleza.

Cuando el creador de Élite, Carlos Montero, se defiende de esas críticas diciendo que la serie ofrece una visión estetizada y aspiracional, está apuntando a una verdad: las ficciones populares no son espejos que devuelven una imagen fiel, sino superficies distorsionadas en las que se proyectan los miedos, sentimientos, preocupaciones y obsesiones de una época. Que el cuerpo obsesiona a muchos es una realidad que se expresa en series como Élite. Intervenir en ellas no cambiará nada, pues el campo de trabajo está en la realidad. En un mundo que aceptase la diversidad de los cuerpos, Élite no interpelaría a nadie porque no expresaría los sueños de una mayoría.

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