La censura que alarma a Elon Musk no incluye la represión que practica Ron DeSantis
El jefe de Twitter y Tesla se declara “fundamentalista” de la libertad de expresión y combate el activismo ‘woke’. Pero es el gobernador ultraconservador de Florida el que cancela como nadie
Elon Musk, ejecutivo de Tesla, Twitter, SpaceX y tantos proyectos más, está muy preocupado por la censura. Lo dijo en una conversación con Bill Maher, más amable de lo habitual con su invitado, en Real Time (en HBO Max). Musk dice ser un centrista, pero tiende a republicano, y Maher es abiertamente demócrata, pero ambos coinciden en alertar del activismo de izquierdas ...
Elon Musk, ejecutivo de Tesla, Twitter, SpaceX y tantos proyectos más, está muy preocupado por la censura. Lo dijo en una conversación con Bill Maher, más amable de lo habitual con su invitado, en Real Time (en HBO Max). Musk dice ser un centrista, pero tiende a republicano, y Maher es abiertamente demócrata, pero ambos coinciden en alertar del activismo de izquierdas llamado woke (literalmente: despierto), término despectivo contra aquellos que reparten etiquetas de sexista, racista, homófobo, tránsfobo o neocolonial entre quienes consideran los enemigos de sus causas.
Musk se dice un fundamentalista de la libertad de expresión. Por eso desmontó los equipos de moderación de Twitter, que contenían (sin gran éxito) los mensajes de odio, mentiras o incitaciones a la violencia. Troles de todo tipo —conspiracionistas, supremacistas, linchadores, misóginos— regresaron a la jungla del pajarito azul. No mencionó Musk que la protesta woke, por molesta que le resulte, también está amparada por la libertad de expresión.
Puede compartirse el temor a que en nombre de causas justas se trate de encorsetar el debate público, sobre todo en las universidades, los templos del pensamiento libre. Es lo que llaman cultura de la cancelación. Pero nada reprime en realidad los discursos ultras, que se escuchan por doquier. Mientras que la derecha más conservadora, en los estados de EE UU que controla, con Florida en cabeza, sí impone mordazas. Sobre todo en la educación: prohíben cualquier contenido sobre sexualidad o género; impiden explicar el pasado racista del país; han proscrito libros en las bibliotecas.
Una directora de instituto en Florida fue forzada a dimitir por haber mostrado a alumnos de 11 y 12 años el David de Miguel Ángel. Les pareció muy obsceno: será que en el Renacimiento había mentes más abiertas. Las leyes antiwoke de los republicanos, con ese nombre explícito las presentan, llegan mucho más lejos en su furor censor de donde nunca llegaron los demonizados woke.
Quien cancela como nadie, hasta a Disney, es el gobernador de Florida, Ron DeSantis, una de las pocas alternativas republicanas a Donald Trump para la nominación en 2024. Los nuevos reaccionarios dicen combatir la censura woke pero allí donde mandan imponen la vieja represión. Como harían sus émulos a este lado del Atlántico.
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