Análisis de las 26 canciones finalistas de Eurovisión 2023: “grotesca”, “apabullante”

Analizamos los temas que lucharán por ganar el certamen

Blanka, representante de Polonia, durante la semifinal de Eurovisión en Liverpool, el pasado jueves.PHIL NOBLE (REUTERS)

Sonría, hágase con una banderita pequeña del país que más le guste y agítela. Ya está en Eurovisión. Este año desde Liverpool, esa ciudad que vio nacer al grupo más grande de la historia de la música popular, The Beatles. Después de dos semifinales (martes y jueves pasados) llega la final este sábado, 13 de mayo, desde las 21.00 en La 1. Hemos escuchado las 26 canciones finalistas y este es nuestro veredicto.

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Sonría, hágase con una banderita pequeña del país que más le guste y agítela. Ya está en Eurovisión. Este año desde Liverpool, esa ciudad que vio nacer al grupo más grande de la historia de la música popular, The Beatles. Después de dos semifinales (martes y jueves pasados) llega la final este sábado, 13 de mayo, desde las 21.00 en La 1. Hemos escuchado las 26 canciones finalistas y este es nuestro veredicto.

- Alemania: Lord Of The Lost, ‘Blood & Glitter’

No hay final de Eurovisión completa si no atruena un grupo metalero. Habría que preguntarse por qué siempre son tan pintorescos y exagerados, cuando no directamente se presentan como monstruos. El heavy metal no es eso: también se puede tocar con vaqueros y camiseta. Pero esto es otro mundo. Qué decir de Lord Of The Lost y su Blood & Glitter. Pues que visualmente no dan miedo y que la canción es un pastiche de la versión más floja de Marilyn Manson.

- Francia: La Zarra, ‘Évidemment’

Arranca como una balada, pero justo al minuto sale la bola de espejitos y la pista se llena para bailar un tema de música disco que remite a finales de los setenta o principios de los ochenta. La música disco está de moda: que se lo pregunten a Bruno Mars o Dua Lipa. La Zarra derrocha buena voz y carácter, y la canción es elegante, bailable y pegadiza.

- Italia: Marco Mengoni, ‘Due Vite’

Marco Mengoni ya representó a su país en 2013 y ahora regresa con una balada cantada en italiano sobrecargada de emotividad. Más comedida y rebajada en gritos quedaría mejor.

- Reino Unido: Mae Muller, ‘I Wrote a Song’

Un arranque pretendidamente épico, un sonido bailable, un estribillo spice girl, un tatatatai, un rapeado final… O sea, un rompecabezas con todo lo que funciona en las plataformas musicales digitales. Y, claro, funciona, pero carece absolutamente de originalidad.

- Ucrania: Tvorchi, ‘Heart of Steel’

Esta vez Ucrania no apuesta por el toque folclórico que le dio el triunfo el año pasado con Kalush Orchestra. La canción de Tvorchi (dúo integrado por el cantante nigeriano Jeffery Kenny y el productor ucranio Andrew Hutsuliak) es pop comercial, nueva muestra de pastiche algorítmico con un buen cantante y una producción algo abigarrada.

- Suecia: Loreen, ‘Tattoo’

Las apuestas la dan como la gran favorita desde el minuto uno, y ese será el principal escollo de la canción: como ya la va a votar mucha gente, apuesto por otra. Recordemos que Loreen ya participó y ganó en la edición 2012 de Eurovisión con Euphoria. Sin ser dos canciones iguales, sí respiran el mismo aire: un inicio pausado para luego desbocarse y aprovechar la potencia vocal de Loreen. Sí, es una buena (y obvia) candidata a ganar.

- Noruega: Alessandra, ‘Queen of Kings’

Una canción “laralaio” fiestera con un puntito de estructura folclórica. Se escucha bien y entran ganas de tomar un trago y salir a bailar. Alessandra tiene solo 20 años y una voz bastante personal.

- Serbia: Luke Black, ‘Samo Mi Se Spava’

Tiene mérito que con una voz tan limitada haya accedido a la final Luke Black, sobre todo en un concurso donde gustan tanto la potencia pulmonar. Si la canción pretende ser un homenaje a Depeche Mode, el fracaso es estrepitoso. Y si tiene aspiraciones de originalidad, también anda lejos.

- Portugal: Mimicat: ‘Ai Coração’

Un poco de plumas rojas a lo Moulin Rouge para una canción divertida. Sin más. Seguimos acordándonos mucho de Salvador Sobral.

- Croacia: Let 3, ‘Mama sc!’

Vale, podemos comprar la idea de que es una crítica a las dictaduras y a las guerras, con Putin en la diana. Pero nada más. Grotesca, bochornosa y musicalmente insostenible. Lo peor de todo es que no hace gracia. Al menos nuestro Chikilicuatre sí te sacaba una sonrisa.

- Suiza: Remo Forrer, ‘Watergun’

Una balada pop clásica de ahora, a lo Ed Sheeran. Remo Forrer, de 22 años, comenzó algo agarrotado su actuación en semifinales para ganar confianza en el ecuador de la interpretación. En general, una canción poco sorprendente.

- Israel: Noa Kirel, ‘Unicorn’

Si el año pasado el intenso pop de Billie Eilish fue una inspiración evidente en varias concursantes, esta edición triunfa el estilo disco de Dua Lipa. La joven (21 años) Noa Kirel transita por ahí, con una voz potente y un baile agresivo. ¿La canción? Pegadiza y bien interpretada. Puede quedar arriba.

- Moldavia: Pasha Parfeni, ‘Soarele si luna’

Seguro que se han dado cuenta: abundan las canciones folclóricas tratadas con herramientas actuales. La oferta de Moldavia para esta edición transita por esta onda. ¿El problema? Cuando las herramientas se comen la tradición. Eso pasa con esta canción, que acaba sepultada en vulgares sonidos maquineros.

- República Checa: Vesna, ‘My sister’s crown’

El estribillo tiene un pase. El resto suena blandurrio, como si no se lo creyesen. El trío se apunta al folclore-pop, donde parece valer todo.

- Finlandia: Käärijä, ‘Cha Cha Cha’

Aquí tenemos a una de las favoritas: la segunda en las apuestas tras Suecia. Son dos canciones en una: la primera parte es como si los hijos pequeños de los componentes de Rammstein formasen una banda y la segunda (ese “cha cha cha” festivo) ya parece Cantajuegos. Pero igual gana y todo.

- Albania: Albina & Familja Kelmendi, ‘Duje’

Ritmos étnicos y dance grueso. ¿Les suena? El etnochundachunda ha venido para quedarse. Solo nos queda ser pacientes.

- Chipre: Andrew Lambrou, ‘Break a Broken Heart’

Fuego, humo, lluvia, una voz que casi hace añicos la copa de vino que tienen los espectadores en sus manos y un baladón. Para qué queremos más. Esto es Eurovisión en su máximo esplendor. Una canción a lo Imagine Dragons que no produce rechazo.

- Estonia: Alika, ‘Bridges’

Amigos de Estonia, una pregunta: ¿a quién se le ha ocurrido la idea de poner en medio del escenario enorme un piano donde se ve que las teclas se mueven, pero nadie las toca? Ya, todos sabemos que aquí la música está grabada, pero el efecto del piano inteligente no aporta nada. Por lo demás, a la balada de Alika, que exhibe buenos pulmones, le falta garra y le sobran gorgoritos.

- Bélgica: Gustaph, ‘Because of You’

Una canción de fiesta, de “celebrar que la vida es muy corta”, un tema discotequero con un buen trabajo vocal de Gustaph y con unos coros soul interesantes.

- Polonia: Blanka, ‘Solo’

Simplona e inocente la aportación de Polonia. Surge de fondo un sonidito reggae… Mejor vamos a retirar esto último por respeto a Bob Marley.

- Eslovenia: Joker Out, ‘Carpe Diem’

Una pieza que puede recordar a los Killers o Franz Ferdinand. Música de festival indie que se escucha bien. Lo que echa para atrás es la actitud de estos chicos, atrapados en su particular spinal tap. ¿Es necesario poner esas caras tan forzadas y practicar esos absurdos movimientos? Parece que en este contexto sí.

- Austria: Teya and Selena, ‘Who the Hell Is Edgar’

¿Ven cómo Eurovisión es una apasionante aventura? He aquí un homenaje a nada menos que Edgar Allan Poe. Lo realizan estas dos cantantes, que cuenta que han sido poseídas por el espíritu del escritor. “Hay un fantasma en mi cuerpo y es un escritor. / Es Edgar Allan Poe y creo que no se puede resistir. / Sí, su cerebro está en mi mano y se mueve muy rápido”. Musicalmente, es una composición que va al mismo ritmo que TikTok: rápido, moviendo mucho las manitas y pasando a los pocos segundos al siguiente vídeo.

- Australia: Voyager, ‘Promise’

Atención: un solo de guitarra. ¿Una banda de rock? Lo pretende, pero como todo en este concurso va recubierto de una masa sónica uniforme, vamos a concluir que esto no es rock. Como tema de-no-sé-sabe-qué-estilo tampoco atrae mucho, la verdad. Por cierto, Australia anda por aquí desde 2015 “por el gran seguimiento que cuenta el certamen por allá”. No me digan que no es un argumento de peso…

- Lituania: Monika Linkyté, ‘Stay’

Con tanto estímulo de colorines, resulta placentero presenciar una actuación sin pirotecnia. Hablamos de Lituania, que ofrece un medio tiempo pop agradable que funcionaria muy bien como banda sonora de una película de Disney con argumento en la naturaleza. Un El rey león o algo así.

- Armenia: Brunette, ‘Future Lover’

Empieza un tanto adormecida y va mejorando con una fase poderosa. Es muy primeros años 2000, pero no cumple.

- España: Blanca Paloma, ‘Eaea’

Apabullante vocalmente la artista ilicitana: además de potencia, profundidad y sentimiento. Y, al contrario que otras propuestas de actualización del folclore que ya se han comentado en este análisis, aquí lo tradicional no es un argumento de venta. Hay respeto y los recursos modernos no apagan la flamencura. Desde Benidorn Fest, Eaea, que tiene mucho de villancico, ha crecido y su versión de los ensayos (no compitió en las semifinales porque ya tenía el pase a la final asegurado) resulta esperanzadora.

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