Los creadores de ‘La unidad Kabul’: “En España, las series solo reflejan lo que nos interesa a nosotros, somos el ombligo del mundo”
La tercera temporada de la serie de Dani de la Torre y Alberto Marini, situada en los días posteriores a la toma de Kabul en 2021, se estrena el 18 de mayo
En la primera temporada, los policías de la unidad antiyihadista trataban de detener un atentado en Madrid. En la segunda, los agentes se convertían en objetivo. ...
En la primera temporada, los policías de la unidad antiyihadista trataban de detener un atentado en Madrid. En la segunda, los agentes se convertían en objetivo. Para la tercera temporada de La unidad, que Movistar Plus+ estrena el 18 de mayo y cuyo avance adelantamos en primicia, sus protagonistas se encuentran en medio de una situación que les supera: la toma de Kabul por los talibanes en agosto de 2021 les pilla en la capital afgana y todo salta por los aires. Ahora solo cabe sobrevivir. “Viven una situación en la que ser occidental o tener una placa de policía no les sirve de nada. Así cerramos el ciclo para ellos: de tener autoridad a estar en peligro, a no tenerla y vivir una aventura como si fueran ciudadanos de a pie”, resume Alberto Marini, cocreador de la serie junto a Dani de la Torre.
Con esta temporada, De la Torre y Marini, ahora inmersos en otra producción para Movistar sobre el crimen organizado en la Costa del Sol, dan por cerrada La unidad. “Nos pareció que era interesante acabar la serie en el origen del problema, ir hacia atrás”, cuenta Dani de la Torre en una entrevista por videollamada este martes. “Hemos visto lo que pasa en nuestro país desde el punto de vista de los yihadistas y de la policía, pero no hemos ido al origen, vivir lo que vive cualquiera de estas personas, situaciones límite, injusticias de los gobiernos radicales…”, continúa el director y guionista. “Todo tiene un camino de ida y vuelta. Es bueno salir de nuestra zona de confort. En España y Europa, las series solo reflejan lo que nos interesa a nosotros, nuestros problemas. Somos el ombligo del mundo y no ponemos el foco fuera. Es necesario abrir la ventana y asomarnos al mundo”, completa De la Torre.
El 15 de agosto de 2021, los talibanes entraron en Kabul dos décadas después de que la invasión de Estados Unidos los echara del poder. El espectador de La unidad vivirá, a través de tres de los protagonistas y la familia de una doctora afgana, el caos y la desesperación que sufrieron miles de ciudadanos que veían cómo se les arrebataba su vida. La evacuación de las embajadas, la huida en el aeropuerto, la supresión de derechos… Marcos (Michel Noher) y Miriam (Marian Álvarez) tendrán que luchar por su vida. Él recalará en el Afganistán más rural, mientras que ella tratará con muyahidines y talibanes. Carla (Nathalie Poza), ahora fuera de la Policía, volará al país para intentar sacar de allí a sus antiguos compañeros.
Y luego están los propios afganos, los otros protagonistas de esta temporada producida por Buendía Estudios. Shabnam Rahimi es una boxeadora refugiada en España que huyó con su hermana de Afganistán en 2016. En su país la intentaron rociar con ácido tres veces. Allí entrenaba por las mañanas en el mismo lugar donde por las tardes lapidaban a otras chicas. En La unidad interpreta a una doctora afgana con una hija adolescente. Tras la toma de Kabul, regresa a su puesto de trabajo y en su despacho, en su silla, se encuentra a un talibán. Allí ya no es bienvenida. Las cosas han cambiado y más aún para su hija. “Los jóvenes menores de 20 años no habían vivido la tiranía talibana, y el shock que sufrieron fue parecido al que tendrían los adolescentes de aquí si del día a la mañana llegan los talibanes. Allí la situación para la mujer siempre ha sido terrible, pero los jóvenes tenían acceso a Twitter, hacían tiktoks, jugaban al vóley…”, explica Marini.
¿Por qué contar la toma de Kabul con La unidad y no en una serie independiente? “Queríamos que el espectador viviera la caída de Kabul. Era más eficaz si lo hacíamos a través de personajes que ya hemos aprendido a conocer y amar, y vivir esta aventura a través de ellos, para que el espectador viva la historia en primera persona”, responde el guionista.
Recreación de Afganistán
La labor de recreación ha sido el mayor reto de la temporada. “Me preocupaba estar a la altura. Quería que en todo momento la gente viese que estábamos en Kabul”, dice De la Torre. Los paisajes, el polvo y la luz de Afganistán se replicaron entre Almería, Madrid y Pakistán ambientando todo, desde vestuario hasta maquillaje y localizaciones, para que fuera lo más fiel posible. Incluso quisieron que se escucharan los idiomas reales de los afganos. “Fue un hándicap, porque hablan dari y pastún, el pastún es el idioma de los talibanes y en Kabul hablan dari. Los talibanes imponen el pastún, pero muchos de los actores afganos que teníamos no sabían pastún, solo dari”, continúa el director. Para ello, contaron con un asesor de pastún. A todo eso se sumaba el hecho de muchos de los afganos de la serie fueran refugiados sin experiencia en la interpretación.
Como en anteriores temporadas, La unidad se sostiene sobre un exhaustivo trabajo de documentación. El periodista de EL PAÍS Luis de Vega fue su fuente periodística para conocer los usos y costumbres de los afganos más allá de los titulares de prensa. Mandos de la Policía y el ejército también colaboraron. “Cuando hablas de un conflicto internacional, se abren más, no es como cuando hablas de algo que sucede en España, que es más peliagudo”, dice De la Torre. Ellos relataron imágenes de padres y madres lanzando a sus hijos al otro lado de una valla para que pudieran tener una oportunidad, o cómo solo podían traer a España a gente que estaba en las listas de colaboradores. “Eran imágenes que no son propias de nuestro siglo”. A todo ello se sumaron los relatos de los propios refugiados que participaron en la serie.
Un viaje de cuatro años
En los seis capítulos de la temporada se recoge mucho de la realidad afgana, pero por tiempo no hubo espacio para todo lo que los guionistas querían contar. “Hay una figura terrible en Afganistán, los niños violados, los niños del té. La burguesía, la gente con dinero, en vez de prostitución en clubs, que no hay, tienen esta figura, menores que prostituyen. Tuvimos una versión de guion en la que lo contábamos”, dice De la Torre. Finalmente se quedó fuera por cuestión de espacio, pero sí han podido reflejar la venta de niñas a hombres mayores en el Afganistán profundo.
Ahora que ya consideran que la serie está terminada (“aunque eso no quiere decir que dentro de cinco años puedan pasar cosas o cambie el terrorismo yihadista y se pueda retomar”, dice De la Torre para no cerrar la puerta del todo), los dos creadores hacen balance de lo que ha supuesto para ellos. “La unidad ha sido un viaje que empezó en 2018 y, durante cuatro años, no ha habido ni un día, tampoco en vacaciones, en el que no estuviera pensando en La unidad”, dice Alberto Marini, que también agradece a Movistar no haberles cortado las alas a la hora de contar lo que han querido. “Echo de menos esto en el cine, se ha perdido la clase media del cine”, toma la palabra De la Torre. “Hoy es muy difícil ver una película así, que cuente algo humanitario. Antes se hacía Black Hawk derribado, Diamantes de sangre… pero ahora nadie hace esto, es Marvel o películas indies. Las series tenemos la oportunidad de visibilizar lo que el cine no se atreve o no le interesa visibilizar”, remata De la Torre.
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