‘The Janes’: la red clandestina de mujeres que practicaba abortos ilegales en el Estados Unidos de los años sesenta
Un documental de HBO Max recopila los recuerdos de este colectivo feminista, que se enfrentó a decenas de años de cárcel en la era anterior al caso ‘Roe contra Wade’
Dorie Barron recuerda ante la cámara cómo recurrió a la mafia hace más de medio siglo, antes de que el ahora revocado caso Roe contra Wade (1973) legalizara el aborto en Estados Unidos. Su situación personal le impedía continuar con su embarazo y se encontró ante sus ojos con un menú con varias modalidades, como si se tratara de un catálogo de coches. Cada una de ellas contaba con su propio nombre y su correspondiente tarifa. Ella, joven y sin recursos, es...
Dorie Barron recuerda ante la cámara cómo recurrió a la mafia hace más de medio siglo, antes de que el ahora revocado caso Roe contra Wade (1973) legalizara el aborto en Estados Unidos. Su situación personal le impedía continuar con su embarazo y se encontró ante sus ojos con un menú con varias modalidades, como si se tratara de un catálogo de coches. Cada una de ellas contaba con su propio nombre y su correspondiente tarifa. Ella, joven y sin recursos, escogió la más barata posible, la Chevrolet, por 500 dólares (490 euros) de la época. Eso le daba derecho a acudir a la habituación de un motel remoto, donde se reunió con tres hombres desconocidos que apenas le dijeron tres frases: “¿Dónde está el dinero?”, “Túmbate y haz lo que te digamos” y “Vete al baño”. Al terminar el procedimiento, ella y su compañera de habitación se vieron solas, en medio de la nada, y desangrándose. Muchas mujeres murieron durante esos años por ese tipo de intervenciones.
Lo que hacía The Janes, una red clandestina de mujeres en el Chicago de mediados de los años sesenta y principios de los setenta, era igual de ilegal, pero mucho más empático y solidario. En su caso, buscaban un lugar discreto y seguro y a personas que supieran realizar interrupciones del embarazo con las mayores garantías posibles. Se encargaban de acompañar a las mujeres en todo el proceso. Tan solo les cobraban los costes del procedimiento en el caso de que pudieran permitírselo. Contactaban con el grupo a través de anuncios en revistas alternativas.
Fueron, según sus propios cálculos, más de 11.000 abortos los que ayudaron a llevar a cabo en menos de una década. Su disidencia se cuenta en The Janes, documental que ya puede verse en HBO Max y que comenzó a gestarse en 2017. Lo que arrancó siendo una lección de historia que reivindicaba en forma de largometraje a un grupo de activistas algo olvidado pasó a ser, a medida que el derecho al aborto se veía amenazado en Estados Unidos, un cuento con moraleja. Y, después de que el Tribunal Supremo del país, de mayoría conservadora, abriera la puerta a su prohibición en sus Estados conservadores, se transformó en un relato inspiracional para aquellos que luchan por recuperarlo. “Por desgracia, la historia de The Janes, que iba a ser una mirada al pasado, se ha convertido en nuestro presente y nuestro futuro”, lamenta este jueves desde Nueva York en conversación telemática Tia Lessin, quien dirige junto a Emma Pildes esta producción estrenada a principios de año en el festival de cine de Sundance.
Pildes, su compañera tras la cámara, está conectada de forma muy próxima al movimiento, ya que una de las The Janes es parte de su familia. Esa cercanía permitió al dúo de directoras un completo acceso a sus integrantes, que decidieron rememorar en este documental sus años de lucha en favor del aborto en Estados Unidos cuando entendieron que ese derecho volvía a estar en peligro en los últimos tiempos, como finalmente se ha confirmado en las estas recientes semanas. Un momento crítico del relato es precisamente el que se muestra de un modo más luminoso. Tras años ayudando a otras mujeres, siete de las integrantes de este colectivo fueron arrestadas en una redada policial en el año 1972, lo que les hizo enfrentarse a varios cargos y a una posible condena conjunta que, de haber prosperado, les hubiera llevado a la cárcel de por vida. El caso se anuló pocos meses después, cuando llegó la sentencia del caso Roe contra Wade. “Ellas se tomaban muy en serio lo que hacían, pero no se toman a ellas mismas en serio, aunque sean aunténticas heroínas para mucha gente”, comenta Lessin.
El ascenso del activismo de la década de los sesenta y de la lucha por la igualdad racial y por los derechos LGTBI+ pone en contexto la valentía de este grupo de mujeres, en su gran mayoría blancas y de clase media, “que no surgieron de la nada, sino que fueron un producto de su tiempo”, apunta la directora. La propia Lessin estuvo conectada a los movimientos sociales en los años ochenta, y acudió a las protestas callejeras organizadas por el colectivo LGTBI+ Act Up en el año 1989. “Yo me beneficié y me inspiré de la lucha que estas mujeres habían mantenido dos décadas antes. Pero poco después de que el aborto se legalizara, surgieron amenazas por parte de la extrema derecha que obligaron a las nuevas generaciones a seguir luchando. Aunque ya no era un delito, poco a poco se fueron retirando casi todas las ayudas públicas que podían garantizarlo”, explica la directora, que siendo entonces una veinteañera fue arrestada ante la fachada del Tribunal Supremo estadounidense.
“Esta reivindicación nunca ha parado, porque cada año se aplicaban nuevas restricciones hasta llegar al punto en el que estamos ahora”, continúa. La cineasta acaba de regresar a Nueva York desde Texas, donde está preparando un nuevo documental que ofrezca una mirada actual a la semilla que plantaron en su día The Janes. “Los tiempos han cambiado mucho desde entonces, aunque el aborto vuelva a ser perseguido. Ahora, en Estados Unidos, más de la mitad de ellos se llevan a cabo a través de pastillas, lo que muy probablemente va a dar pie a que se cree en torno a ellas un mercado negro e inseguro para las mujeres”, cuenta Lessin. “Lo que nos recuerdan The Janes es que el hecho de criminalizar este derecho no lo para. Solo consigue que las mujeres no tengan acceso a un proceso seguro, en especial aquellas sin recursos económicos. Van a volver a morir muchas a causa de esta legislación conservadora. Incluso aquellas que deseen dar a luz y tengan abortos naturales van a encontrarse con problemas para acceder a la mediación necesaria”, argumenta.
Desde que se filtrara el pasado 2 de mayo la intención del Tribunal Supremo de permitir que el aborto se considere ilegal en Estados Unidos ha habido protestas en el país, pero la cineasta considera que no han sido suficiente. “Estamos viendo cómo desaparecen algunos de nuestros derechos fundamentales, pero, por alguna razón, la gente no está levantando la voz ni aun cuando cree en esos derechos. La Iglesia católica y la derecha de esta país han secuestrado nuestros fundamentos morales. La negación del aborto no se trata de salvaguardar los sentimientos religiosos; lo que está ocurriendo con este asunto es una guerra de género”, defiende.
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