‘En terapia’: el regreso de los poderosos diálogos de diván de HBO
La cuarta temporada de todo un clásico de la televisión, que llega más de una década después de emitirse su anterior entrega, vuelve a Los Angeles y actualiza sus temáticas
Solo una palabra inadecuada, o quizá una adecuada, son necesarias para lograr un giro de guion en la delicada trama de En terapia (In treatment). Psicólogo y paciente son a menudo los únicos participantes en los diálogos teatrales constreñidos en planos medios que construyen el que es uno de los clásicos de HBO. El regreso de la serie en forma de cuarta temporada, más de una década después de emitirse su anterior entrega, vuelve a Los Angeles y actualiza sus temáticas.
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Solo una palabra inadecuada, o quizá una adecuada, son necesarias para lograr un giro de guion en la delicada trama de En terapia (In treatment). Psicólogo y paciente son a menudo los únicos participantes en los diálogos teatrales constreñidos en planos medios que construyen el que es uno de los clásicos de HBO. El regreso de la serie en forma de cuarta temporada, más de una década después de emitirse su anterior entrega, vuelve a Los Angeles y actualiza sus temáticas.
Algunas de estas nuevas sesiones de terapia psicológica tienen lugar de forma virtual, con los personajes comunicados a través de una pantalla similar a la que los conecta con los espectadores. Otras tramas siguen siendo las de siempre. Y se mantienen igual de efectivas, como el fantasma de la transferencia entre psicólogo y cliente, que convierte en un asunto casi personal una relación que se espera estrictamente profesional.
En el pasado, uno de los puntos fuertes de En terapia fue su reparto. Unió en intensos pulsos interpretativos a Gabriel Byrne y Dianne Wiest y descubrió a talentos como Dane DeHaan (el James Dean de Anton Corbjin en Life e impecable antagonista en la reciente La historia de Lisey) y Mia Wasikowska (Alicia en el país de las maravillas, Stoker). Lo sigue siendo en su nueva vida televisiva, con la coleccionista de emmys Uzo Aduba (la entrañable Suzanne ‘Crazy Eyes’ de Orange Is the New Black) ocupando la silla de Byrne y con Anthony Ramos, una de las estrellas del musical Hamilton, y la promesa Quintessa Swindell dando la réplica.
En 2008, esta serie inició la conquista de la producción israelí en Hollywood. Antes de que llegaran Homeland, adaptación de Prisoners of War, y Euphoria, inspirada en una miniserie homónima de 2012, Rodrigo García, hijo cineasta del Nobel Gabriel García Márquez, versionó para Estados Unidos Be’Tipul, un drama en torno a la consulta de un psicoterapeuta creado por Hagai Levi.
La nueva tanda de episodios, que vuelve a escribir el colombiano, también mantiene su distintiva estructura narrativa. En el primer, segundo y tercero de sus capítulos, la doctora Brooke Taylor asiste, por este orden, a Eladio, un joven latino encerrado en la jaula de oro de la familia acomodada para la que trabaja; a Colin, un fraudulento empresario para el que la terapia es parte de su condena; y a la niña rica Laila. En el cuarto episodio, el foco se centra en las debilidades e intimidades de la propia psicóloga. Y así sucesivamente. De esta forma, el espectador puede seguir las sesiones de forma vertical, en sentido cronológico, u horizontal, viendo primero todas las de Eladio, luego las de Colin, las de Laila y las de la propia Brooke y reservando para el final los secretos que descifran a la compleja protagonista de la serie y que afectan a todos sus encuentros.
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