“Que tus amigos digan: vamos a comprar la Constitución de EE UU. Y que casi lo logremos, es increíble”
El español Miguel Piedrafita, de 19 años, participó en el grupo de fans de las criptomonedas que reunió 45 millones de dólares para adquirir un ejemplar único del documento. Su proeza da pistas sobre el futuro de internet
En la sala de Sotheby’s de Nueva York había este jueves una subasta especial. El objeto deseo era una de las 13 únicas copias originales de la Constitución de Estados Unidos. La puja empezó por encima de los 10 millones de dólares y su valor estimado se situaba entre 15 y 20. Pero en seguida uno de los aspirantes por teléfono cantó: “30 millones”. Y ya solo quedaron dos.
Uno era entonces desconocido. Pero era el otro quien hacía de la subasta algo especial: detrás del teléfono había alguien representando ...
En la sala de Sotheby’s de Nueva York había este jueves una subasta especial. El objeto deseo era una de las 13 únicas copias originales de la Constitución de Estados Unidos. La puja empezó por encima de los 10 millones de dólares y su valor estimado se situaba entre 15 y 20. Pero en seguida uno de los aspirantes por teléfono cantó: “30 millones”. Y ya solo quedaron dos.
Uno era entonces desconocido. Pero era el otro quien hacía de la subasta algo especial: detrás del teléfono había alguien representando a más de 17.000 personas de todo el mundo que se habían organizado en menos de una semana en una comunidad llamada ConstitutionDAO (DAO es las siglas en inglés de “organización descentralizada autónoma”) y que habían reunido 45 millones de dólares con la criptomoneda Ethereum. Era el mayor proyecto de micromecenazgo de la historia y pretende ser un ejemplo de un posible futuro de la red, la web3.
Los dos empleados de Sotheby’s que cantaban las ofertas en la sala se llamaban Brooke y David. El encargado del martillo les iba animando a que subieran la oferta. Mientras, internet era una locura. “¿Quién es el nuestro? ¿Con quién vamos?”, se preguntaban miles de personas en el chat de Youtube y en Twitter. Al final Brooke hizo la última oferta y se llevó la Constitución por 43 millones. Los nervios duraron 15 minutos más, hasta que ConstitutionDAO anunció que ellos iban con David. Habían perdido.
La aventura había empezado con memes una semana antes. “Nos apareció en Twitter un artículo de Reuters de septiembre donde decían que se iba a subastar la Constitución de Estados Unidos en siete días”, dice Miguel Piedrafita, un español de 19 años que formó parte desde el inicio del grupo de unas treinta personas que constituyó el germen de ConstitutionDAO. “En un par de chats de grupo de Twitter donde estoy empezamos a hacer memes y a decir ¿qué pasa si lo hacemos? Empezó con bromas, luego gente que lo tuitea, que no sabías si te seguían el rollo. Al final dijimos: vamos a hacer un zoom”. Allí se formó un grupo reducido de unos 15. Y ya no pararon. Piedrafita era, según cree, el único no estadounidense del grupo.
Los memes no son aquí algo secundario, sino central. ¿Por qué interesó a un español como Piedrafita un proyecto que consistía en comprar un documento fundacional, aunque emblemático, de otro país? “Aparte de que es increíblemente gracioso, que tu grupo de amigos diga vamos a comprar la Constitución y vamos y lo hacemos, me parece increíble”, dice. La mayoría de memes era de Nicolas Cage, que en una de sus películas roba un ejemplar de la Declaración de la Independencia.
Si todo suena raro, aún hay más. Piedrafita apenas conoce a casi nadie en persona del grupo. “Estamos en 2021, post pandemia, ya no importa que no conozca personalmente a mi grupo de amigos”, dice. Vive un poco ya en el metaverso.
Piedrafita, de 19 años, nacido en Asturias, se define a sí mismo como “maker”: “Hago cosas. Es lo que hice durante años y ahora me metí cripto [aficionado a las criptomonedas]. Sigo siendo alguien que cada semana o cada fin de semana empieza proyectos nuevos, llevaré más de 200″, dice. Lo que sabe de programación, lo ha aprendido solo. Ahora además trabaja en Showtime, una red social de NFT, donde es ingeniero fundador.
Además de estar entusiasmados para “memeficar esto en realidad”, que significa lo que parece, “convertir un meme en realidad”, la compra de la Constitución pretendía ser una buena operación de marketing para el movimiento. “Desde que entré en cripto me parece que esta tecnología es el futuro y así demostramos que esto vale para algo más que para vender fotos de leones por millones o del precio de bitcoin”, dice Piedrafita. ”Para mí es importante mostrar a la gente que esta tecnología que llevamos tiempo desarrollando tiene un uso, permite hacer cosas que no eran posibles antes, podamos recolectar dinero de toda esta gente y no podamos largarnos con él, que cualquiera puede participar desde cualquier país, incluso un adolescente sin cuenta bancaria”, añade.
Este viernes por la tarde se supo que el comprador de la Constitución fue Ken Griffin, multimillonario presidente ejecutivo del fondo de inversión Citadel. Griffin es célebre por su suspicacia con las criptomonedas. Es también un coleccionista notable, pero no sería impensable que su intención hubiera sido diluir un logro extraordinario del movimiento cripto. Igual que pretendía ConstitutionDAO, Griffin también donará el documento a un museo, en su caso en Arkansas.
Esta tecnología del futuro es web3, la presunta tercera evolución de la web desde su nacimiento: primero, protocolos abiertos; segundo, grandes corporaciones y, ahora tercero, esta comunidad de comunidades descentralizadas, organizada por sus usuarios mediante fichas (tokens). ConstitutionDAO sería un ejemplo más notorio de lo que podría ser: gente voluntariamente organizada alrededor de un objetivo que se gestionan a sí mismos tras pagar una cuota de entrada. “No sé si acabará eclipsando a la web, pero sí que me parece que este movimiento por recuperar los ideales originales de la web, ser dueño de tus datos, respeto por la privacidad si es posible, son cosas que estaban ahí al principio”, dice Piedrafita.
Ese objetivo final sigue siendo un paraíso lejano, desconocido y quizá irrealizable. No faltan detractores que se ríen de los “niños cripto” o de todas las dudas que genera o problemas que plantea. Pero muchos de sus usuarios, como Piedrafita, ya intentan vivir en esos lugares. Aunque sus herramientas de comunicación sigan siendo los mensajes directos de Twitter y Discord, un aplicación de chats para comunidades que se venía usando sobre todo para videojuegos.
“Una cosa que me ha sorprendido y que es parte del motivo por el que esto se ha hecho tan grande es que cada uno tiene su razón para comprar la Constitución. Hemos tenido un montón de inmigrantes de primera y segunda generación que ponen comentarios como ’por fin siento que pertenezco a este país’, hay gente que lo hace por los memes, hay gente para la que es la primera vez que colabora con algo cripto o web3. Cada cual tiene sus razones, son compatibles”, dice Piedrafita.
Algo de hecho está cambiando. La normalización creciente de las criptomonedas, la llegada de las NFT y ahora esta explosión de una DAO bien gestionada en unos días dan una medida de su popularización. “En 2017 no podríamos haber hecho esto. La experiencia de usuario era una basura. Desde entonces hemos estado mejorando y es mucho más accesible”, dice.
Pero eso no impide los problemas. Estas comunidades deben organizarse para tomar decisiones. Las formas de gobierno para grupos de 10.000 personas están poco elaboradas. Por ejemplo, el peso de cada voto. Hay dos posturas radicales: una persona, un voto, o un dólar, un voto. Piedrafita sugiere una que reduce el peso del dinero de un contribuyente cuanto más pone, con el objetivo de que impedir que tenga poder de veto sobre toda la comunidad.
Aunque esta vez alguien ha pujado más, ConstitutionDAO es también un ejemplo del dinero que ya hay en el mundo de las criptomonedas a la espera de destino. Este viernes ya había propuestas en Twitter para que los miembros votaran sobre el futuro de la comunidad. Alguien proponía por ejemplo convertirse en un “comité de acción política”(PAC) para dar dinero a candidatos en EEUU. Hay otras DAO que pretenden comprar equipos de la NBA u organizan videojuegos. El acceso es con la compra de tokens, pero también hay DAO que se dedican a hacer cosas, con lo que colaborar con tiempo es suficiente para acceder.
Uno de los papeles de Piedrafita en ConstitutionDAO era ser uno de los 13 miembros del grupo cuyo voto era necesario para mover los fondos obtenidos. En condiciones normales es la comunidad entera la que vota el destino de los fondos, pero esta vez por implicaciones legales debieron acelerar el proceso con un subgrupo que contribuyera también a evitar una posible fuga del dinero. ”Tendríamos que colaborar todos para llevarnos el dinero. No tiene sentido. Pasaríamos el resto de nuestra vida huyendo. Es una buena garantía, supongo”, dice.
La mediana de contribuciones fue de alrededor de 200 euros, aunque hubo algunos participantes que dieron más de un millón. La gente que hacía por primera una transacción con su cartera de Ethereum fue aproximadamente de algo menos de un 20% del total, aunque había un número más sustancial de mecenas con menos de 40 operaciones con su cartera, lo que se considera de usuario medio, no experto.
Aunque el papel de los memes y la coordinación en internet pueden hacer pensar en la operación bursátil contra Gamestop de febrero [cuando un enjambre de pequeños inversores coordinados puso contra las cuerdas a la élite de Wall Street], Piedrafita no ve coincidencias: “Es bastante distinto: La narrativa aquí ha sido principalmente ’vamos a conseguir esto juntos y demostrarle al mundo que podemos”, no ha habido nada de ‘odio’ al sistema, ni expectaciones de riqueza”, explica.
Puedes seguir a EL PAÍS TECNOLOGÍA en Facebook y Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.